Una puntana fue seleccionada para formarse en cultura comunitaria

Entre los 164 seleccionados de todo el país para formar parte del ciclo "Territorio de saberes", del Ministerio de Cultura de la Nación, hay una sola puntana. Soledad Pereyra, integrante de la fundación autogestionada Colectivo Cultural de San Francisco del Monte de Oro, es parte de la iniciativa orientada a capacitar a formadores culturales comunitarios.

La mujer de 30 años ya cursó dos de los talleres del ciclo que durará dos meses. El objetivo es desarrollar encuentros virtuales para trabajar en la cultura comunitaria, la educación popular y el derecho a la diversidad e igualdad de género y de los pueblos originarios.

“Hago el curso para conectarme con gente de todo el país y encontrarle la vuelta para sobrellevar este tipo de educación alternativa y popular de organizaciones que no tienen ningún sostén económico del Estado”, explicó Soledad, quien forma parte de la fundación Colectivo Cultural como tallerista de cerámica y además trabaja en conjunto con sus compañeros en dar apoyo y asistencia social a la comunidad. Dice que su finalidad es brindar una educación popular lineal e incentivar a la comunidad, desde el arte y la cultura, a una equidad e igualdad.

La fundación nació en 2016, cuando la titiritera Susana Andrian donó un espacio de su casa. “Somos una organización autogestiva que busca tejer lazos con el Ministerio de Mujeres, Géneros y Diversidad para conseguir las herramientas económicas que nos ayuden a llegar más a la gente y que pueda manifestarse a través del arte. El objetivo es tener una Escuela Popular de Género”, explicó la tallerista, quien agregó que las decisiones en el espacio se toman en conjunto y en forma de asambleas.

Colectivo Cultural no solo funciona como espacio artístico, sino que también, durante dos años, se abrió como merendero y escenario de asambleas de mujeres. Actualmente, a causa de la pandemia, permanece cerrado.

Para Soledad su trabajo como formadora cultural consiste en “brindar una contención y abrir la escucha de igual a igual. Trabajamos con niños, adolescentes, mujeres y disidencias. También hacemos asistencia, dentro de nuestras posibilidades, en casos de violencia de género”.

En esencia el espacio cultural es un lugar pensado para todos y si bien el corazón y la entrega hacia la comunidad de San Francisco es grande, los recursos son limitados. “No tenemos ningún tipo de sostén, hacemos todo a pulmón. Porque, por ejemplo, cuando nos enteramos o nos llega un caso de violencia ofrecemos la escucha y el acompañamiento, pero hoy por hoy no tenemos recursos materiales ni físicos para contener esas situaciones”, contextualizó la joven nacida en Uruguay, quien hace diez años vive en San Luis de sus trabajos como artista.