Lo enviaron al Penal por abusar de su hija cuando era una niña
La jueza Virginia Palacios procesó con prisión preventiva al hombre de 52 años. La víctima, que tiene un retraso madurativo, dijo que su padre la violó varias veces, cuando tenía entre 11 y 14 años.
C.A. no quería ir de visita a lo de sus padres, en la localidad de Luján. Y cada vez que sus hermanas le preguntaban a la joven por qué no iba, ella respondía “porque no”, sin más explicaciones. A mediados del año pasado, ella y dos de sus hermanas se juntaron a comer, en Quines, y después C.A. tuvo una charla con una de ellas. La familiar insistió para que le revelara cuál era la razón por la que no veía a sus papás, y a fuerza de repreguntas consiguió que la chica hablara. Le dijo que su padre la había violado varias veces cuando era niña, en el domicilio familiar, en Luján. Cuando supo eso, la otra hermana denunció a su padre, quien el viernes fue procesado con prisión preventiva por la jueza Penal 3, Virginia Palacios.
Hay indicios de que el hombre de 52 años es autor de “Abuso sexual con acceso carnal”, con dos agravantes, el vínculo y el aprovechamiento de la convivencia preexistente.
Al momento en que la hija hizo la denuncia, a fines de junio de 2019, C.A. tenía 22 años y hacía aproximadamente tres que vivía con su hermana en Quines. Si bien esa es su edad cronológica, su funcionamiento intelectual es equiparable al de una nena de 9 años, refirió la psicóloga del Poder Judicial que la entrevistó en la Cámara Gesell. La muchacha tiene un retraso madurativo, pero eso no fue impedimento para que pudiera expresarse adecuadamente y para comprender las preguntas que la profesional le hizo en ese dispositivo.
La psicóloga concluyó que tiene signos compatibles con abuso sexual, que su relato es creíble, y refirió que la muchacha presentaba angustia, inhibición y sentimientos de soledad, ansiedad, temor y culpa vinculados a los hechos investigados.
Cuando le hizo la confesión a su hermana, C.A. contó que los ultrajes ocurrieron cuando tenía entre 11 y 14 años. Le dijo que todo había comenzado como un juego, cuando ella y su papá se pegaban con almohadas. Luego el hombre empezó con los tocamientos —que avanzaron hasta llegar a la zona íntima— y finalmente buscó las ocasiones para desvestirla y someterla, siempre en momentos en que no estaban ni su madre ni sus hermanos en la casa.
Si trascurrieron varios años hasta que la joven decidió hablar fue porque su padre logró silenciarla infundiéndole culpa y temor: le decía reiteradamente que si se le ocurría decir algo, su mamá se iba a morir de un infarto.
La de C.A. es una familia amplia: ella tiene varios hermanos, todos hijos de su mamá y del procesado. Cuando la muchacha habló por primera vez de este secreto que cargaba desde su infancia, sus hermanas, las primeras en enterarse, decidieron armar un grupo de WhatsApp, al que agregaron al resto de los hermanos. Y juntos decidieron ir a la casa de sus padres, en Luján, para hablar con ellos.
La madre aseguró no saber nada, y el acusado negó haber abusado de su hija. En un intento por convencerlos de su inocencia, les dijo a sus hijas que en muchas oportunidades había estado solo con ellas y nunca les había hecho nada. Pero la hermana melliza de C.A. recordó una vez en que su papá la llevó al campo y empezó a manosearla, en una cama. Ella evocó que el hombre frenó porque sus otros hermanos entraron y la invitaron a jugar afuera. Dijo que fue la única vez que la tocó, y que nunca más volvió al campo.
Tras la reunión familiar, la hermana hizo la denuncia y luego la citaron al juzgado, donde hizo la ratificación e instó la acción penal. El hombre se fue de la casa familiar en Luján: se mudó a San Francisco del Monte de Oro, donde tiene parientes. Allí lo detuvieron el pasado lunes 20 de enero.


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