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“Tengo la necesidad de contar una historia”

Es el responsable de la reunión de “Los Simuladores” después de 18 años para concientizar sobre el coronavirus. Pero detrás de eso hay toda una vida dedicada al guion.

Por Astrid Moreno
| 27 de abril de 2020

Develar el misterio de las emocionantes aventuras de una película de acción o de la telenovela romántica del momento; en definitiva, ver el detrás de escena, hizo que Ramiro San Honorio descubriera la belleza de hacer lo aparentemente imposible. Con apenas 6 años, recorrió los pasillos de Canal 13 y encontró en ellos la verdad detrás de los secretos que ocultaba la pantalla chica. Vio cómo aquellas ideas disparatadas y a veces absurdas que los guionistas plasmaban en papel se transformaban en realidad en un estudio de televisión, como la carroza de Cenicienta cuando se vuelve calabaza después de las doce.

 

 

 

Ahora, con 37 años, es él el fabricante de historias. El guionista y scriptdoctor trabajó con Robert Mackee, el alma máter de Quentin Tarantino, y Jorge Nisco, el creador de "Mujeres asesinas". Hizo guiones para Disney, Polka, Fox, PlayBoy, Netflix, History Channel, Fox, HBO y Warner Bros, entre otros. También publicó varios libros como “El séptimo bastón de Dios” y “Argentum”, e incluso tuvo una nominación al Emmy por el documental “Humanidad: la historia de todos nosotros”, que realizó con los productores de la serie “Vikingos”. 

 

 

 

Además de ser guionista, Ramiro es profesor en la Universidad de Buenos Aires (UBA), y gracias a su veta de docente conoció San Luis. “Un alumno mío presentó un proyecto de un corto y ganó un premio que lo llevó a grabar a San Luis y como colaboré con el guion lo acompañé. Lo produjimos y filmamos íntegramente en la provincia con técnicos y equipo regional. Luego volví, a los pocos años, para dar unas capacitaciones dentro del marco de los polos audiovisuales”, rememoró sobre la producción de "La revancha contra Juana Koslay", que se emitió en Historias Breves del INCAA.

 

Ramiro vio en los noticieros que la gente no cumplía con el aislamiento y las normas de higiene y se preocupó por la falta de seriedad que le daban los argentinos a la pandemia. “Quería hacer algo para concientizar a la gente así que se me ocurrió juntar en un spot publicitario a ‘Los Simuladores’, ya que justo era su aniversario. Llamé a Federico D’Elia y le conté mi frustración, enseguida se copó con la idea y habló con los demás integrantes. Luego Diego Peretti se comunicó conmigo y me dijo que todos se sumaban pero que les tenía que hacer el guion. Mi idea era que los personajes le hablen a la gente, no el actor, sino que la ficción se involucre. Me mandaron videos con sus partes y después les di forma", explicó y entre risas agregó: "El único que quedó feo fue Peretti pero porque no se peinó: quedó igual al Pity Álvarez".

 

 

"Estudié realización cinematográfica porque sentía la necesidad de ser director, pero cuando tuve la materia Guion descubrí que era eso lo que realmente me gustaba”.

 

 

Ese mismo día lanzó a las redes su trabajo y los “héroes argentinos de la ficción" revivieron tras 18 años de ausencia para darle la misión a los argentinos: combatir la COVID-19. “El video tuvo más de 10 millones de visitas y fue distribuido por Latinoamérica. Cumplió el objetivo de ser más viral que el propio virus”, concluyó orgulloso. Por ahora, la reunión con Los Simuladores quedará pendiente, pero las posibilidades de que vuelvan, aunque esta vez a la pantalla grande, están “latentes”, aseguró el guionista. “Hay un proyecto de Damián Szifron y Patricio Vega de hacer una película y los actores también la quieren hacer. Algo que quizás no se sabe es que la trama se centraría en contar cómo fue el origen del grupo, algo que nunca se contó, hasta la actualidad”, adelantó.

 

Reunir a “Los Simuladores” -que no es poco- no fue lo único que hizo en la cuarentena. “Vi que la gente se aburría con los memes y Tik Tok y pensé que faltaba lectura, así que me puse a escribir un libro al estilo de ‘Elige tu propia aventura’ y publiqué periódicamente capítulos en mis redes. Es casi una sátira en la que tomé situaciones que vimos últimamente. Por ejemplo, el personaje cuando elige mal, selecciona opciones como ‘me voy a Pinamar de vacaciones’ y la solución es que se va a contagiar y va a morir”.

 

 

 

La diferencia con el formato original es que esta versión involucra a las nuevas tecnologías. Para elegir la opción y continuar con la historia, el lector tiene que acceder a perfiles y fotos de Instagram. “Vemos siempre a los influencers que piden que los sigan en base a una foto o el aspecto sexual o físico. Yo quise lograr lo mismo pero en función de una narrativa”, acotó Ramiro

 

 

El libreto de su vida

 

Ramiro logró lo que quería de pequeño: narrar sus historias. Esta vez se reunió con “Cooltura” para contar una película más grande, la de su vida.  “Mi padre era jefe de montaje escénico de televisión y trabajó con Goar Mestre, primero en Canal 13 y luego en ATC. Eso hizo que me acercara a los estudios y las cámaras. Vi el backstage de lo que la gente miraba en su casa y descubrí cómo se hacían las cosas. Me acuerdo que iba al colegio y les contaba a mis compañeros sobre la telenovela que veían en sus casas y les revelaba todos los trucos, les arruinaba la magia”, narró entre risas y melancolía Ramiro, quien vivió toda su infancia en el barrio porteño de Saavedra.

 

Sin embargo, a pesar de que la televisión lo tenía maravillado, en sus primeros años su verdadero amor fue el cine. “Miraba muchos ciclos de películas, cuando apareció el VHS comencé a alquilar en los videoclubs. La gente se llevaba una o dos, pero yo pedía siete, era cuestión de poner una detrás de otra”, relató. 

 

A los 9 años ya había leído “El Eternauta”. También devoraba y dibujaba cómics. Ya entrado en la adolescencia descubrió la literatura cinéfila; y para cuando egresó del secundario no tenía dudas sobre qué quería estudiar, aunque el camino no le fue fácil. 

 

 

"El guionista trabajó con Robert Mackee, el alma máter de Quentin Tarantino, y Jorge Nisco, el creador de "Mujeres asesinas”.

 

 

“Con un amigo nos anotamos en la Escuela Nacional de Experimentación y Realización Cinematográica (Enerc) pero reboté dos años seguidos hasta que por fin entré. Estudié realización cinematográfica porque sentía la necesidad de ser director, pero cuando tuve la materia Guion descubrí que era eso lo que realmente me gustaba.

 

 

 

Todos me decían que tenía buenas ideas así que me enfoqué en eso”, reveló el porteño, quien por entonces trabajaba en un banco al que renunció apenas se recibió. A partir de allí no hizo más que crecer y hoy en día muchos de esos guiones, que en aquel momento no eran más que ideas y borradores, están plasmados en la televisión, el cine e incluso en libros. “Hacía muchos guiones de películas de acción y aventura y cuando los presentaba a nivel nacional no había presupuesto. Ahí fue cuando me pregunté qué pasaría si en vez de escribir para cine hacía libros: y descubrí que podía meter montón de cosas, como submarinos, el Papa o el Vaticano sin estar limitado por el presupuesto”.

 

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