Cambio de hábito: delivery y café al paso, el recurso para ponerse otra vez en carrera

Con el confinamiento, los bares fueron los comercios más golpeados por el cierre obligatorio. El rubro con mayor arraigo social y cultural del país busca recuperar ventas a través del delivery y el café al paso, dos servicios que las cantinas del centro puntano adoptaron como un recurso de emergencia para no desaparecer por el ahogamiento económico.

En un recorrido de El Diario de la República, los propietarios y empleados del ramo dijeron que el consumo en los locales cayó más del 90%.

La mayoría indicó que reabrió sus puertas hace poco más de una semana, bajo estrictos controles sanitarios y sin permitir el acceso de los clientes, que solo pueden hacer los pedidos para llevar desde la puerta de ingreso. Entre lo más vendido está el café con medialunas o tortitas, un combo que puede conseguirse a partir de los 100 pesos.

“No es lo que esperábamos, porque las ventas no se comparan con las que teníamos antes que decreten el aislamiento, sin embargo nos estamos replanteando que va a ser la modalidad con la que vamos a trabajar por un tiempo. Nos va a costar mucho acostumbrarnos porque la gente tiene el hábito de tomar un café como excusa para juntarse en grupo y charlar en la mañana y la tarde”,  explicó Jorman Melendes, dueño del café “Bonafide”, ubicado sobre el Paseo del Padre. En ese negocio el fuerte de la clientela es el personal de otros comercios y de los bancos de la zona, como también la gente que hace las largas filas para los cajeros automáticos.

Una situación similar atraviesan en “El Porfiao”, un bar que abrió sus puertas hace poco más de dos años y tuvo buena recepción entre la gente. Pero a causa de la crisis sanitaria su actividad tuvo una caída en picada de la que le costará recuperarse. Así lo afirmó una sus empleadas, Lucía Jaeger, quien señaló que de preparar desayunos especiales, pasaron a producir los modestos cafés con leche.

“El consumo es menos del 5% de lo que tendríamos en condiciones normales. Entre los dos turnos somos más de 15 personas entre la cocina y la atención, veníamos trabajando bien, con mucha variedad, pero ahora sólo tenemos lo justo para el día porque los distribuidores tampoco tienen insumos", sostuvo la joven.

En “Balcarce”, su encargada, Cintia Videla, dijo que de abrir casi todo el día, de 6:30 a 23, pasaron a trabajar menos horas con tiempo muerto por la falta de circulación de gente durante el horario de la siesta.

“Al principio costó un poco, pero de a poco fueron incrementándose las ventas, lo que más sale es el café al paso. En San Luis hay una fuerte cultura de reunirse en el bar, donde los amigos se juntan a charlar todos los días por horas. La gente extraña esas reuniones y nos pregunta cuándo vamos a volver a abrir con las mesas”, dijo Cintia.