La abuela del paraje La Angelina cumplió 100 años

La abuela Irene Chacón, vecina del barrio "El Criollo", cumplió cien años. Parte de su vida la transitó en el campo y hace trece años regresó a su ciudad natal. A pesar de sus dificultades de salud, preparó diez docenas de empanadas para festejar con su familia.

La celebración del siglo de la mujer fue en su vivienda, junto a sus dos hijos, varios nietos y bisnietos. Comenzó a las once y de a poco empezaron a llegar sus familiares con regalos para agasajarla. Prepararon una mesa rectangular con un mantel floreado, cada uno con su taza de té o café, pastelitos caseros y galletas. El corte de la torta quedó para la tarde.

Luego compartieron un almuerzo todos juntos, tal como la abuela lo quería. “Siempre le gustó cocinar y esta vez no fue la excepción. Si bien no camina sola, yo le llevo las cosas a la mesa y ella corta las verduras sin ningún problema”, señaló su hija, Julia Lucero.

"Fue muy trabajadora, una luchadora que siempre supo cómo salir adelante, y sobre todo, es una buena persona", Julia Lucero.

 

Además, dijo que junto a su hermano la asisten todo el tiempo y están muy pendientes para que no le falte nada. “Fue muy trabajadora, una luchadora que siempre supo cómo salir adelante y sobre todo es una buena persona. Está totalmente lúcida y a pesar de algunos altibajos que limitan su movilidad, está bien. Estoy orgullosa de ella y de todos los valores que nos inculcó”, comentó con lágrimas de emoción en sus ojos.

Ramón Silva, su otro hijo, pero del corazón, contó que es adoptado y que está agradecido porque Irene jamás hizo alguna diferencia en su crianza. “Nunca permitió que me faltara algo, eso habla de la gran persona que es. Mi mamá es lo mejor que tengo”, aseguró con una sonrisa en su rostro.

Casi toda su vida, Chacón vivió en el paraje La Angelina y hace trece años decidió regresar a la ciudad de la Calle Angosta, de donde es oriunda. “Cuando falleció mi viejo (por su marido) me vine con mi familia. Sin embargo, extraño el aire libre, andar a caballo, atender a los animales y cuidar la quinta. Tengo muy buena relación con todos los vecinos y jóvenes del lugar. Si son conocidos siempre me gusta que pasen a mi casa para charlar un poco”, manifestó con su voz suave, pero sin titubeos.

También explicó que lamenta que por culpa de la pandemia, sus hermanos de Mendoza no pudieron estar presentes en el festejo. “A veces imagino que los veo llegar y nos abrazamos”, agregó con angustia en su voz.

"Gran parte de lo que aprendí se lo debo a ella. Nunca pierde las ganas de servir y ayudar a los demás", Jessica Cuello.

 

Una de sus bisnietas, Carla Rojo, dijo que a pesar de la edad, Irene siempre se acuerda de todo. “Es cariñosa, atenta y pregunta por sus familiares. Yo vengo todos los días a verla y lo único que puedo decirle a los demás, es que aprovechen a sus seres queridos mayores”, opinó.

Otra de las jóvenes, Jessica Cuello, destacó que su bisabuela tiene un hermoso espíritu y muchas ganas de vivir. “Gran parte de lo que aprendí se lo debo a ella. Si bien hace poco se cayó y tiene una mano bastante comprometida, no pierde las ganas de servir y ayudar al otro sin esperar algo a cambio”, añadió.