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Mario Osvaldo Saccone, un "Lobo" suelto en La Plata

Se inició en Victoria. Jugó en Argentina, Chile y China. Tuvo una extensa carrera como futbolista.

Por Daniel Valdés
| 29 de agosto de 2020
Con "El Titán". "El Lobo" Mario Saccone, junto a Martín Palermo. Foto: Internet.

Mario Osvaldo Saccone abrazó el fútbol de muy chico. Primero jugaba con los amigos del barrio, donde dos atados de ropa hacían las veces de arco, no había réferi y el partido no terminaba con el sonido de un silbato, sino cuando el sol se escondía y la noche le ganaba al día. Así creció "El Negro”, hasta que a los 15 años se fue a Victoria y de ahí en más comenzó su carrera, que fue tan larga como exitosa. El presente lo tiene viviendo en La Plata. El futbolista le dio paso al hombre de negocios. Ahora tiene una pilchería de ropa masculina y femenina. A los 50 años (los cumple hoy) se lo ve más relajado y tranquilo. Se ve que los años le pusieron el freno de mano a esa velocidad que le imprimía "El Negro” a cada cosa.

 

Dice que eligió el fútbol porque su sueño siempre fue ser futbolista profesional, aunque los padres se oponían. “Siempre luché por jugar al fútbol y perseguir ese sueño de llegar a un club de Primera División y por suerte lo pude conseguir”, comenzó diciendo Mario desde la ciudad de las diagonales, que lo adoptó como un hijo más.

 

Tiene una extensa carrera. En San Luis jugó en Victoria, Huracán, Juventud y Estudiantes. También vistió las camisetas de Gimnasia e Independiente Rivadavia de Mendoza, Coquimbo de Chile, Gimnasia y Esgrima La Plata y Gimnasia de Jujuy, Shandong Luneng de China, Defensa y Justicia, Sportivo Italiano, Villa Mitre de Bahía Blanca y Berazategui. Hasta que en 2012 dijo basta y colgó los botines.

 

Tiene dos anécdotas imperdibles que recuerda hasta el día de hoy. “Cuando estaba en Gimnasia y Esgrima La Plata tenía un Clio Williams y choqué. Mientras me trasladaban a la clínica, Carlos Griguol me iba retando delante de los médicos que miraban sorprendidos (risas). Y la otra fue cuando debuté con Gimnasia: fue contra Mandiyú de Corrientes y el DT de ellos era Diego Maradona, mi ídolo de siempre. Ese día no me lo olvido más, tener al Diego tan cerca fue algo mágico, aunque también lo enfrenté como jugador, yo en Gimnasia y él en Boca. Todavía atesoro esa foto”.

 

Tuvo dos técnicos que lo marcaron. Uno fue Carlos Griguol (Gimnasia) y el otro “Cachín” Blanco (Sportivo Italiano). Fueron los dos entrenadores que más lo supieron interpretar y que sacaron lo mejor del delantero puntano. “'El Viejo' y 'Cachín' sacaban lo mejor de mí. Su experiencia hacía que explotaran cada virtud de sus dirigidos, estaban en todos los detalles, en el día a día, eran dos laburantes dentro y fuera de la cancha”.

 

 

En Gimnasia de La Plata jugó dos temporadas (1994-1996). Llegó por recomendación de Roberto Perfumo.

 

 

Gimnasia y Esgrima La Plata fue el equipo que lo consolidó en Primera División y Sportivo Italiano el que le dio lugar en su últimos años de carrera; y no fue casualidad que el mejor gol y el mejor partido hayan sido con esas camisetas. “Hice varios goles, pero me quedo con uno que le convertí a San Lorenzo en la cancha de ellos, yo estaba en Gimnasia. Corrí setenta y cinco metros con la pelota. Fue un golazo. Y el mejor partido lo jugué en Italiano. Fue contra Flandria, perdíamos 1-0, lo empatamos y lo dimos vuelta con un gol mío y ese triunfo nos sirvió para ascender. Ese partido valió un campeonato”.

 

Tiene como ídolo a Diego Maradona y como referente en su puesto a Claudio Paul Caniggia. Siempre jugó de wing. Ese lugar en la cancha era su hábitat natural y su velocidad, su as en la manga para romper defensas y hacer un surco por su “peatonal”. Jugador rápido y explosivo como pocos, cambiaba la marcha en un segundo. Asegura que la mejor versión de Saccone se vio en Defensa y Justicia y en Italiano: a la velocidad le había agregado experiencia, en esa época era un jugador más pensante, algo que los años le fueron dando.

 

Nunca se imaginó la vida sin el fútbol, pero asegura que si no hubiese sido jugador habría sido panadero: antes de ser futbolista trabajaba en la panadería de Odicino y le gustaba el oficio.

 

Afirma que invirtió bien la plata, pero lo podría haber hecho mejor. “No me arrepiento de nada, porque la disfruté. Cometí muchos errores en mi vida que hoy no los cometería. Todos los días les muestro a mis hijos mis errores para que ellos no los repitan”.

 

Mario Osvaldo Saccone, ese pibe de medias bajas que deslumbraba con su velocidad en los picados del barrio, hoy con 50 años, a esa velocidad le puso una pausa. El jugador le dejó lugar al hombre de negocios, al padre, al esposo. Aquel wing explosivo se tiró unos metros más atrás, está más pensante, quiere tomar buenas decisiones y disfrutar el día a día con su familia.

 

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