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Grandes anécdotas sobre una institución

Rinaldo Rafanelli fue el bajista de Sui Generis en el recital de despedida, del que este sábado se cumplieron 45 años. Ahora radicado en Villa Mercedes, cuenta el antes, el durante y el después de un show histórico para la música popular argentina.

Por Miguel Garro
| 07 de septiembre de 2020
Foto: Juan Andrés Galli.

 

 

"Rinaldo, Rinaldo, ven Rinaldo”. La voz todavía juvenil de Charly García convocaba a Rinaldo Rafanelli, por entonces bajista de Sui Generis, en medio del calor nostálgico del recital que marcó la despedida de uno de los grupos más grandes del rock nacional. Luego de probar el micrófono varias veces y de soportar algunos acoples que todavía hoy le molestan, “Rino” se dirigió al público para presentar su canción, su momento de gloria en el show: “Escuchen la letra porque es mejor cuando se escribe que cuando se habla, porque después queda, ¿viste?”, dijo el músico y los diez mil jóvenes que llenaron cada una de las dos funciones del recital despedida lo aclamaron.

 

No era común que Charly y Nito Mestre —la matriz de Sui Generis— permitieran que un tema ajeno, que ni siquiera pertenecía a la discografía de la banda, se colara en la lista final de los recitales. Rafanelli les había mostrado “La Niña”, el nombre de la canción, en los ensayos para el show despedida y los músicos quedaron tan entusiasmados que luego de unos arreglos de piano y, sobre todo, de voces, permitieron que la composición fuera estrenada en el concierto del adiós.

 

Cuarenta y cinco años después de aquel show inolvidable, Rinaldo toma un café en El Pulso Arte, el espacio cultural de Villa Mercedes que lo acogió cuando decidió radicarse en la ciudad, hace siete años, cansado de la neurosis porteña. Acaba de tener una sesión de cinco horas en la que adelantó en la grabación de un disco de Las Monti, el grupo de hermanas que gestiona El Pulso; y “Melos”, un álbum propio que rejunta todas las baladas que Rafanelli compuso en su carrera y que no tuvieron lugar en el repertorio del trío que lo acompañó hasta antes que la cuarentena lo confinara. En ese disco, por fin, habrá una versión grabada en estudio de “La Niña”.

 

 

 

“Tiene los violines de Las Monti, una guitarra, una guitarra de 12 cuerdas y mi voz”, cuenta “Rino”, como quien vuelve el tiempo atrás y reescribe la historia de la canción: una nena de buena posición que encuentra muertos a su gato y a la mucama y recibe el castigo innecesario de sus padres. La inocencia, la corta edad y la relación con los progenitores —temas que estuvieron en las letras de la primera época de Sui Generis— están en la bellísima balada. Subyace allí una explicación de su inclusión en el histórico concierto.

 

El “Adiós Sui Generis” se celebró el 5 de septiembre de 1975 en dos funciones que se hicieron en el Luna Park. Por varias razones, el show se convirtió en un hito de la música popular argentina. Acaso el más saliente sea porque no era común que semejante cantidad de jóvenes (en los dos recitales se juntaron 20 mil personas) se reuniera en medio del enrarecido ambiente político de entonces. Tampoco era frecuente que una banda hiciera conciertos despedida, una práctica que se hizo más frecuente en la posteridad del rock.

 

 

"Instituciones" es el 'Sargent Pepper' argentino, aunque en ese momento no todos lo comprendieron"

 

 

La decisión de terminar con el grupo llegó en su momento de mayor popularidad, otro elemento que hizo inusual al recital. Luego de grabar “Vida” y “Confesiones de invierno”, el dúo de García y Mestre, movilizado por las inquietudes del primero, presentó “Pequeñas anécdotas sobre las instituciones”, un disco —para muchos, el mejor del grupo— en el que el aire folk de los inicios dio paso a nuevos sonidos, una instrumentación sinfónica, una base más densa (allí la presencia de Rino fue decisiva) y con intervenciones de instrumentos inéditos en la propuesta. Además, las letras ya no eran las bucólicas
descripciones de una juventud romantizada, sino la postura de un hombre en tránsito hacia la adultez que se animaba a ponerle nombre a lo que otros querían ocultar. Sería una constante en la lírica posterior de García. 

 

Para ese tercer álbum se produjo el ingreso de Rafanelli. “Yo tocaba en La Pesada, una banda que también integraban Nito y Charly como invitados. Ahí me vieron tocar el bajo y me invitaron a participar en el disco, pero en las guitarras, porque al bajo ya lo había grabado Alejandro Correa”, recuerda “Rino”, el apodo que se ganó en el ambiente rockero. 

 

La respuesta del público a las canciones del disco no fue la que García esperaba. “Era raro —dice 45 años después el bajista—, pero no aplaudían las canciones nuevas y nos seguían pidiendo ‘Rasguña las piedras’, fue el bajista de sui generis en el recital de despedida, del que ayer se cumplieron 45 años. ahora radicado en villa mercedes, cuenta el antes, el durante y el después de un show histórico para la música popular argentina. ‘Canción para mi muerte’ y ‘Aprendizaje’”.

 

Algo de esa desazón se escucha en el álbum que eternizó la despedida, llamado "Adiós Sui Generis" y conformado por tres discos: como pidiendo disculpas, el tecladista presenta canciones inéditas y le anticipa a la gente que es necesario escucharlas con atención, por las estructuras complejas y los sonidos novedosos que tenían. 

 

Otro motivo que apuró la disolución fue la censura que operó sobre varias canciones de “Pequeñas anécdotas...”. Rafanelli, quien fue parte fundamental de la grabación, sostiene que el productor del grupo, el reconocido Jorge Álvarez, les advirtió que por decir cosas menos agresivas, en el país había gente desaparecida o muerta.

 

 

 

 

“Cuando nos juntamos con Álvarez para avisarle que no seguíamos, de inmediato nos dijo que había que hacer un disco doble y una película. Tenía una visión que nosotros, obviamente, no teníamos”, agregó Rinaldo. Fue entonces que comenzaron los ensayos, “bastante normales”, según dijo el bajista. “Nos juntábamos de lunes a viernes y nos concentrábamos más que nada en los arreglos nuevos”.

 

Para entonces, los grupos de rock en Buenos Aires tenían como horizonte tocar, a lo sumo, en el Teatro Gran Rex, que ofrecía tres mil butacas y un sitio en pleno centro de la ciudad. Llegar al Luna Park fue un hito que se sumó a la efervescencia de la gente, que se notó desde que los cuatro músicos —a Charly, Nito y Rinaldo hay que sumar al baterista Juan Rodríguez— salieron al escenario. En el disco se oye la ovación inicial y la voz sorprendida de Rinaldo que dice: “No entiendo nada”.

 

El primero de los recitales pasó entre algunos nervios y el sentimiento que desabriga a las despedidas más presente en el público que en los músicos. "Nosotros tocamos como si nada", dijo Rinaldo, quien tiene memoria de situaciones más traumáticas del show, como que duró tres horas, el mismo tiempo que el grupo debió esperar en el camarín para la segunda función, que se extendió por otras tres horas de canciones. Rafanelli recuerda que terminó esas nueve horas con una tensión y un cansancio que lo empujaron a su cama de inmediato.

 

“Por lo general, después de los recitales nos íbamos a comer todos juntos, pero en la despedida cada uno se fue por su lado. A los cuatro o cinco días nos volvimos a juntar”, cuenta el músico sobre lo que pasó después.

 

Semejante acontecimiento, pensó el productor, debía tener una película. La dirigió Bebe Kamin y se convirtió en uno de los pocos registros fílmicos que el rock nacional contaba a mediados de los '70. Esa obra permite un acercamiento más veraz a la despedida y a algunos fetiches del conjunto: Charly usó una galera blanca, como el resto de su vestimenta; Nito tenía una camisola y Rinaldo repitió un chaleco negro que ya era una constante en los recitales. “En la película se ve que en una parte estoy con una remera blanca y en otra, con una remera verde. Entre show y show me la cambié porque la tenía toda transpirada”.

 

 

 

Hace poco, revolviendo algunas cosas de la mudanza, Rino encontró el chaleco que usó aquella noche y otro que se puso en la despedida de Polifemo -el grupo que compartió con Rodríguez y David Lebón-, que también se hizo en el Luna Park. Para demostrar el cariño y el agradecimiento que tiene con Janette y Georgina Monti, las chicas de Villa Mercedes que lo recibieron en su estudio, Rafanelli le regaló un chaleco a cada una, que usaron en la grabación de uno de sus nuevos videoclips.

 

El recital del 5 de septiembre no fue, como lo dijo la historia, el último de Sui Generis. El grupo tenía, por contrato, que cumplir con unas presentaciones en Comodoro Rivadavia y Caleta Olivia. Allí fueron los integrantes con la certeza de que esos sí serían los definitivos. Si les quedaba alguna duda, una sucesión de hechos les indicó que lo mejor sería parar.

 

“En el primero de los shows estuvo todo muy bien, pero cuando íbamos para Caleta comenzaron los problemas. La combi que llevaba los equipos desbarrancó y se nos rompieron muchos instrumentos. Afortunadamente, el chofer y los asistentes terminaron ilesos”, sostuvo Rinaldo, para quien el aire raro continuó durante el concierto, donde vio que la gente estaba incómoda y el sonido no era el mejor. Por eso, ese show, que sí sería el último, se terminó rápido y con los músicos de mal humor.

 

Listos para el regreso a Buenos Aires, en el aeropuerto patagónico alguien le robó un teclado a Charly y la situación se puso peor durante el vuelo por una tormenta que asustó a todo el pasaje. “Nunca sufrí tanto como en ese avión. Pensé que nos caíamos”, dijo el bajista, con el alivio todavía presente en su rostro.

 

Los hechos extraños no terminaron allí: el taxi que tomaron “Rino” y Nito para regresar a la casa que compartían en el centro de la capital chocó y las señales ya fueron demasiadas. 

 

Más allá de lo risueño de esa sucesión de anécdotas, la decisión de la banda ya estaba tomada. Los intentos posteriores por reanimar el grupo —siempre esporádicos y encabezados por Charly y Nito— no fueron más que homenajes merecidos o arranques de García con la fiel compañía de Mestre. Los tiempos en los que se guardaban los sueños en cajitas de cristal ya no regresarían.

 

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