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"Nunca me bajé del auto a pelear, me pegaron y quedé inconsciente"

Dijo que en dos momentos fue agredido por dos hombres que venían en el otro auto, que tuvo un toque con el suyo.

Por redacción
| 17 de enero de 2021
Del lado izquierdo. En esa zona tiene golpes. Dijo que no ve ni escucha bien. Fotos: El Diario.

El agente penitenciario José Luis Ledesma Garay dijo que su versión de lo que ocurrió el miércoles 13 en la avenida José Santos Ortiz aún no se ha conocido, y quiso brindarla en primera persona. Contó que ese día, en la ruta 3, más precisamente a la altura de la maderera Gentile, tocó a un vehículo y que dos hombres que iban en ese rodado directamente se bajaron y lo golpearon, por lo que él, para salvaguardarse, se fue del lugar con la intención de dar conocimiento a la Policía y darle solución al problema, un accidente vial que podía resolverse de forma sencilla, con la intervención del seguro. Dijo que fue perseguido y nuevamente agredido por estas personas en la avenida Santos Ortiz. “Nunca, en ninguno de los dos momentos, descendí del auto prepotente, a pelear, como se dijo. No hubo una gresca. Ni siquiera me bajé, estuve siempre sentado en el vehículo y no pude defenderme. Me golpearon a través de la ventanilla y quedé inconsciente”, aseguró Ledesma Garay.

 

Este sábado, en diálogo con El Diario, el agente dijo que el día anterior, es decir el viernes 15, estuvo en condiciones de hacer la denuncia en la Comisaría 3ª, que lleva adelante la investigación. “Hubo lesiones y daños. Mi vehículo quedó con más daños que el otro”, aseguró.

 


Ledesma Garay comentó que el miércoles aproximadamente a las 8 de la mañana fue en su auto, un Renault Megane negro, a un campo que familiares suyos alquilan en la zona sur. Allí tienen animales y quería ver si podía ingresar, ya que cuando llueve (tal como había pasado) se dificulta entrar por las lagunas que se hacen, explicó. A media mañana venía solo, de regreso a la ciudad, por la ruta 3, en dirección al norte. “Me estaba quedando sin combustible. Mi idea era cargar en la Axion de la ruta 3. Llegué al semáforo de Gentile y vi un Corsa blanco estacionado adelante mío. Largó el semáforo, y lo empecé a apurar tocando bocina, para que saliera. Parece que eso disgustó al conductor. Cuando se abrió para darme paso y empiezo a pasar, hizo una maniobra como tirándome el auto, y ahí se dio el toque al auto. Más adelante hay una verdulería y me paré, para ver los daños. Mi auto quedó delante del de él. Bajé el vidrio para ver si estaba estacionado atrás. Cuando me fui a bajar, sentí los golpes desde afuera”, relató.

 

Dijo que por el espejo retrovisor vio que bajaron dos hombres, el conductor —la Policía lo identificó como Luis Gabriel Montaña— y otro hombre que lo acompañaba. “Vi la mano, cerré los ojos y traté de cubrirme. El auto estaba medio en marcha, entonces, como pude, salí a resguardar mi integridad física”, indicó.

 

Según explicó el penitenciario, salió con la intención de buscar alguna comisaría, para protegerse y tratar de solucionar el tema del toque, que no dejó un daño severo en el Corsa. En ese momento notó que atrás de él venía el Corsa. Dijo que su auto empezó a fallar, ya que se estaba quedando sin nafta.

 

Siguió por la ruta 3 hacia el norte y giró después a la izquierda hacia la ruta 19, por la costanera del río. “Traté de parar en la (seccional) 23ª, pero los tenía muy encima —explicó—. Tomé por Lafinur y Santos Ortiz. Trataba de ir a la Comisaría 4ª, pero el auto me fallaba. Me cruzaron el vehículo, se bajaron y me empezaron a pegar hasta que perdí el conocimiento y quedé ahí”, narró.

 

Más allá de que encuadra lo ocurrido en una agresión —dice que no hubo pelea, ya que él no respondió—, refirió que hay una circunstancia que le impide hacer uso de sus manos para eventualmente defenderse de un golpe. El año pasado fue operado en dos oportunidades (la última vez en septiembre) por un accidente que tuvo en el trabajo. Tiene siete tornillos y una placa de titanio en la mano izquierda. Y mostró las placas radiográficas y las cicatrices de la intervención quirúrgica, aún visibles. “Si me hubiera defendido, esa mano no serviría más. Y fíjese que no tengo ni una marca, en ninguna de las manos”, dijo.

 

 

 

Si bien en diciembre le dieron de alta, comentó que sigue con dificultad para poder mover la mano. Y que igualmente, al momento del inconveniente ocurrido esta semana, estaba con certificado médico, con vigencia hasta mañana.

 

La decisión de parar cerca de Gentile fue porque tiene seguro, por lo que podía darle solución al tema. “Y aunque hubiera estado en infracción, no hubiera tenido el seguro, igual me paraba. Soy un empleado público —dijo—. Arreglamos las dos partes, vamos a la comisaría y hacemos el acta de choque. ¿Para qué llegar a esta instancia, a los golpes?”, refirió el penitenciario, quien dijo que en ninguno de los dos momentos, ni cerca de la maderera ni en la avenida, hubo un diálogo o un intercambio con términos álgidos. “Fue sin mediar palabra”, aseveró.

 

Tras recibir los golpes en la avenida, lo siguiente que evoca es que vio a un bici-policía, que ya estaba la ambulancia y que los profesionales que venían en ella lo sacaron del Megane, le colocaron el cuello ortopédico y lo llevaron al Hospital del Oeste, en donde estuvo internado hasta las 13:30, aproximadamente, cuando le dieron de alta.

 

Allí le hicieron placas en el rostro. Y queda pendiente, para los días siguientes, la consulta con un oftalmólogo y con un especialista de oído, ya que en ambos órganos (los del lado izquierdo, que dan a la ventanilla) han resultado afectados, dijo. En el ojo presenta un derrame y en el oído, hematomas.  “No puedo ver ni escuchar. Siento un zumbido”, dijo Ledesma Garay, quien tiene, además, contusiones en el lateral izquierdo. 

 

 

Pone en duda el alcoholímetro

 

Según lo informado por la Policía, tanto a Montaña como a Ledesma Garay les hicieron la prueba de alcoholemia. Solo al penitenciario le dio positivo: 3,91 gramos de alcohol por litro de sangre, detallaron fuentes de la fuerza. Al ser consultado al respecto, dijo que la noche previa, mientras veía el partido que disputó River Plate, tomó "una o dos cervezas". Después, aseguró, descansó bien y al día siguiente, temprano, desayunó y se fue al campo. Pero, en su búsqueda de una explicación a un resultado tan alto, puso en duda que el dispositivo con el que se hizo la medición haya estado en correctas condiciones. "Imagínese que es casi 4… Ya con 2, calculo que hubiera estado en un coma alcohólico, no podría manejar un auto ni haberlo sacado. Tendría que haber estado convulsionando o vomitándome encima. Quizás no están bien calibradas las máquinas", presumió el penitenciario. 

 

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