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"Mank": la verdad sobre Rosebud

La película de David Fincher es un nuevo intento de Netflix por ganar, por fin, su primer Oscar a la mejor película. Puede perder con "Nomadland".

Por Miguel Garro
| 18 de abril de 2021

Cada tanto, cuando Hollywood comete el acto masturbatorio de mirarse el pupo, la academia que entrega los Óscar sabe recompensarlo. O al menos mira con ojos más benévolos una producción que devela la trastienda del cine, su influencia o su capacidad creativa. De "Cinema paradiso" a "El artista", pasando por "Birdman" —aunque allí el centro de la escena era el teatro, por más que el protagonista era un actor con aires de superhéroe—, los ejemplos abundan.

 

En la entrega de los premios que se realizará el domingo que viene, la más nominada —aunque, extrañamente, no la gran candidata— es una película que tiene como personaje central a un guionista en plena lucha contra sus obsesiones. No es poca cosa si se tiene en cuenta la importancia de una veta del cine que no siempre está reconocida como se merece, algo que "Mank", la producción en cuestión, muestra con claridad.

 

La historia recorre la vida de Herman Manckiewicz, el guionista de "El ciudadano", la película de Orson Wells que disputa con "El padrino" el pomposo mote de ser la mejor obra que dio el cine en todos los tiempos. Está dirigida por el siempre prolijo David Fincher, quien conformó un estilo gracias a "Pecados capitales", "El juego", "El extraño caso de Benjamin Button", "El club de la pelea" y "Red social", entre otras.

 

Producida por Netflix —en otro intento por obtener su primer Óscar a la mejor película tras las sucesivas desilusiones de "Roma" y "El irlandés", algo que podría quedar retrasado nuevamente ante el favoritismo de "Nomadland", de Chloé Zhao— y estrenada en unos pocos cines antes de ser subida a la plataforma, la película tiene al menos tres ejes argumentales que, en una de sus pocas fallas, no terminan de cerrarse.

 

Uno está centrado en la escritura del libreto por parte de Manckiewicz, un alcohólico perdido, adicto al juego y talentoso de la máquina de escribir, quien se interna en una granja para terminar su obra que, por contrato, omitirá su nombre en los créditos para dejárselos en exclusiva al joven Wells. Otro es el descalabro que sufre por los años 30 la industria hollywoodense a causa de la Gran Depresión y las formas en que los grandes estudios se encargaron de ocultar aquella crisis. Y, finalmente, sobrevuela, en uno de los tantos contactos con el clásico de Wells, la injerencia de los medios de comunicación sobre las decisiones electorales de la ciudadanía.

 

Las coincidencias entre "Mank" y "El ciudadano" son también estéticas. Que Fincher haya decidido filmar su película en blanco y negro y narrarla a través del constante uso de flashbacks se puede leer como un homenaje a la inolvidable obra de Wells. También subyace en la película de Fincher la inquietante presencia de Williams Randolph Hearst, el magnate de los medios sobre quien se ocupa toda la obra de 1941.

 

La cuantiosa bibliografía que hay sobre la autoría del guion de "El ciudadano" parece inclinarse en que la creación fue compartida entre Manckiewicz y Wells, aunque hay alguna que sostiene que si bien Herman fue quien escribió en solitario el grueso de la historia, el director y actor hizo tantos retoques y omitió tantas partes que se consideró el autor principal de la base argumental del filme. Fincher, ajeno a esas teorías, prefirió mostrar el esfuerzo no recompensado de su héroe, interpretado por un soberbio Gary Oldman que se aseguró su segundo Óscar tras el que ganó hace tres años por interpretar a Winston Churchill en "Las horas más oscuras". A menos que la academia, siempre tan correcta, opte por darle un reconocimiento póstumo al gran Chadwick Boseman.

 

El mayor responsable de inclinar la balanza hacia la teoría que presenta a Manckiewicz como el autor preponderante del libreto de "El ciudadano" es Jack Fincher, el padre del director, quien terminó el guion de "Mank" poco antes de morir, en 2003.

 

Una de las curiosidades que surgen respecto a la entrega de los premios del domingo es que entre las diez nominaciones que recibió la película de Netflix no está la de mejor guion original. Y que "El ciudadano", que compitió en 1942 en nueve categorías, solo ganó en ese rubro, que la academia, siempre tan correcta, lo repartió entre Wells y Manckiewicz. A la postre, sería el único Óscar que Orson ganó en su carrera. En 1970 le dieron uno honorífico.

 

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