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"Rescatamos de las balsas los cuerpos de soldados que habían muerto congelados"

El excombatiente Ofaldo Lucero fue parte de la tripulación del Bahía Paraíso, que asistió al ARA "General Belgrano".

Por redacción
| 04 de abril de 2021
Un documento. Ofaldo Lucero, a la izquierda, apostado en tierra. Foto: gentileza.

Colaboramos para rescatar a los sobrevivientes, y los cuerpos de soldados muertos estaban en las balsas, habían muerto congelados por el intenso frío", cuenta el excombatiente de la Guerra de Malvinas, Ofaldo Lucero. Es lo que recuerda de cuando el buque ARA Bahía Paraíso acudió a asistir al crucero ARA "General Belgrano", luego de que fuera torpedeado por una nave inglesa, el 2 de mayo de 1982. El viernes pasado se conmemoraron 39 años del desembarco argentino en el archipiélago del Atlántico Sur.

 

Lucero, de 60 años, fue reelegido hace unas semanas para un segundo período de tres años como presidente del Centro de Excombatientes 2 de Abril, de San Luis. Durante la guerra, formó parte de la tripulación del buque ARA Bahía Paraíso, que en un principio abastecía a las bases de la Antártida y luego se trasformó en un barco hospital durante la contienda.

 

El excombatiente nació en El Durazno y, luego de finalizar la secundaria, en 1978 se fue a estudiar en la Armada Argentina. En esa época tuvo varios destinos, incorporándose a la tripulación de diferentes navíos.

 

Antes del conflicto en el Atlántico Sur, fue asignado al buque ARA Bahía Paraíso, un barco de transporte polar y rompehielos de la Armada Argentina, en el que participó en varias misiones. “Hacíamos campañas de abastecimiento a todas las bases de la Antártida Argentina. El 14 de marzo de 1982 estábamos en la Base Esperanza y nos enviaron al puerto de Ushuaia, ahí nos enteramos que íbamos a embarcar a las tropas que iban a desembarcar en las Malvinas el 2 de abril, comandadas por el teniente de navío Alfredo Astiz. Teníamos la misión de tomar las islas Georgias del Sur, que estaban custodiadas por las fuerzas inglesas. Éramos doce de la tripulación que nos sumamos a las tropas, desembarcamos en ese archipiélago, tomamos prisioneros a los marines y los llevamos al barco”, describió.

 

Tras ese hecho, el alto mando argentino les ordenó que regresaran con los presos al puerto San Julián y les dieron una nueva misión, la de abastecer a las tropas argentinas que habían desembarcado en Puerto Argentino.

 

“La toma de Malvinas fue bien realizada. La 'Operación Rosario' fue perfecta, lo reconocen los mismos británicos, pero el comando argentino nunca pensó que podía venir toda la flota inglesa, que estaba formada por 280 barcos”, recordó.

 

Durante unas semanas el buque efectuó 5 o 6 viajes a Puerto Argentino suministrando víveres y municiones. “Una vez que hicieron cabeza de playa los ingleses, ya no se pudieron realizar viajes a Malvinas para abastecer a las tropas, a nuestro barco no le disparaban porque sabían que llevaba marines ingleses, que eran prisioneros y los llevábamos para tener mayor seguridad de llegar a Puerto Argentino y luego volver”, relató.

 

La primera y la peor misión

 

A mediados de abril dejaron en Puerto Belgrano a los detenidos británicos y el alto mando solicitó autorización a la Cruz Roja Internacional para que el barco ARA Bahía Paraíso comenzara a operar como buque hospital. Al principio solo le pintaron las cruces rojas.

 

Una de las primeras misiones de la nave fue cuando les comunicaron que debían asistir a la tripulación del Crucero ARA “General Belgrano”, que el 2 de mayo fue torpedeado y hundido por el submarino británico HMS Conqueror fuera del área de exclusión. De sus 1093 tripulantes, 323 murieron en el ataque. “Fuimos uno de los barcos que colaboraron para rescatar a los sobrevivientes, recuperamos a 88 y a cuerpos de soldados muertos que estaban en las balsas; habían fallecido congelados por el intenso frío, que era de entre 15 y 20 grados bajo cero”, describió Lucero.

 

Luego, el navío siguió ayudando a los heridos y durante el conflicto realizaron 280 cirugías a bordo.

 

Fueron momentos muy duros, pero pudimos salir adelante gracias al apoyo de nuestras familias (Ofaldo Lucero)

Días antes de finalizar la guerra, cuando el barco hospital se hallaba en Puerto Argentino auxiliando a soldados, estuvo a punto de ser hundido. “Nos dispararon dos misiles, que las tropas argentinas pudieron desviar lanzando bocas de fuego que provocaron que se desvariaran del blanco y cayeran a 150 metros del objetivo”, recordó.

 

Finalizado el conflicto, pidió la baja y regresó a San Luis. “Vinimos ocultos y nos culpaban de la derrota, nos tiraron como una bolsa de papas sin realizarnos ningún examen psicofísico y psicológico, entre otros. No sabían si estábamos en condiciones de insertarnos en la sociedad, fueron momentos muy duros y luchamos muchos años, pero pudimos salir adelante gracias al apoyo de nuestras familias”, manifestó.

 

Lucero trabajó 30 años en barcos pesqueros de distintas empresas extranjeras. Formó una familia cuando en 1986 se casó con Antonia del Carmen Sosa y tuvieron cinco hijos. Una hija de 20 años murió por una enfermedad terminal y otro cuando apenas tenía cuatro meses. “Estos golpes que me dio la vida me hicieron más fuerte”, resaltó.

 

Para él, la historia de Malvinas no quedó atrás: “No somos ciudadanos comunes y vamos a seguir viviendo con toda la experiencia que nos tocó vivir en la guerra”, señaló.

 

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