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Patricia Funes, la señora de la radiofonía puntana

En 1959 ingresó a LV13 Radio San Luis por consejo de un médico. Trabajó en Granaderos Puntanos, Dimensión, Radio Universidad y Lafinur. Logró varios premios, donde destacan un Martín Fierro y dos Santa Clara de Asís.

Por Johnny Díaz
| 11 de julio de 2021
La voz de la experiencia. Patricia trabajó más de 50 años en radios. "Tengo el mejor recuerdo de cada una", asegura. Fotos: Daiana Olguín y Nicolás Varvara.

Yolanda Aprea de Funes vive en Chacabuco al 1300 de la ciudad de San Luis junto a su hijo Tomas, "Tomacho" para sus amigos, y sus dos mascotas "Zulma" y "Chiquito".

 

Yolanda es Patricia Funes, la señora de la radiofonía puntana de 92 años que lleva con mucho orgullo. Es una de las pioneras de la locución femenina en San Luis, dueña de una voz inconfundible para el oyente, que a lo largo de más de 50 años de profesión se fue extendiendo por todo Cuyo.

 

 

Patricia Funes atesora a lo largo de su dilatada carrera como locutora nacional, título adquirido en el ISER (Instituto Superior de Enseñanza Radiofónica), varios logros que resaltan su labor. En 1973 y 1974 logró dos Santa Clara de Asís. En 1992, el Concejo Deliberante de San Luis la declaró ciudadana ilustre. El 21 de septiembre de 2002, Aptra la galardonó con el Martín Fierro por sus 40 años frente a los micrófonos. Y en 2004, El Diario de la República la tuvo entre sus personalidades destacadas del año. Esos son algunos de los reconocimientos que cuelgan de una pared de su amplio living comedor. "De los que no me quiero olvidar jamás", dice Patricia humildemente.

 

Patricia nació en San Luis el 4 de febrero de 1929. Es hija de Yolanda Di Gennaro y de Domingo Aprea, un argelino que de muy joven se radicó en estas tierras y tuvo cinco hermanos. En 1948 se recibió de maestra en la escuela Paula Domínguez de Bazán y comenzó a trabajar en radio a modo de terapia, por expreso pedido de su psiquiatra Miguel Ángel Molina Quiroga. “Por esos años sufría de miedos, no podía andar o cruzar una calle, miedo a salir, a las alturas. En fin, miedo, mucho miedo”, repite.

 

“Mi gran amiga Nilda Edith Sosa, que llevaba varios años trabajando en la radio, me sugirió que me presentara en un concurso de locución. Tímidamente lo hice, pero ganó Susana, una chica de Mendoza. Por algunas razones ella debió regresar a su provincia y entonces entré yo, que había salido segunda", cuenta sobre sus inicios en la radio.

 

La emisora pertenecía a la cadena El Mundo. Eran sus director Godofredo Nadal y Guillermo Nadal. La joven locutora ingresaba a un mundo totalmente desconocido. A eso había que sumarle sus miedos y sus fobias, pero encontró en Nilda Edith el apoyo profesional que la ayudó y la catapultó para siempre.

 

“Ingresé a la radio en 1959, cubría medio turno y colaboraba con Nilda (Edith Lang) en el programa ‘La Tarde’. Después fui cambiando. El edificio estaba ubicado en Rivadavia 563, antes había estado en calle Bolívar entre Rivadavia y Colón. Era un viejo edificio con pisos de madera, que tenía pocas comodidades, dos salas, una más grande que la otra, dos o tres oficinas, la cocina, el baño y un patio donde se había montado un escenario y unas pequeñas gradas, reservadas para espectáculos al aire libre. En esa época se utilizaba un libro de guardia donde se anotaba toda la programación del día, música, mayoritariamente tango y folclore como indica la ley, espacios comunitarios, de la salud, visitas y los noticieros, entre otras anotaciones, que eran controladas por los directivos de la emisora”.

 

Recuerda Patricia que eran locutores comerciales, nada hacían que no estuviera pautado. La música la elegía el discotecario y estaba controlada por Sadaic. Las notas periodísticas en la radio las hacían Rubén Lavandeira, Eduardo Brovarone y Eneas Urtubey, que siempre les decían a las locutoras:  "Ustedes no se metan, es trabajo nuestro". Patricia admite: "Era un ambiente medio machista y no había muchas voces femeninas. Hoy nada es así”.

 

"Recuerdo que tuve grandes compañeros de trabajo: Nemesio Lucero, ‘El Japonés’ Olguín, Nilda Sosa de Brovarone, Eduardo Saad, Santiago Bonfiglioli, Blanca Nelly Álvarez (la primera directora de la radio), Urtubey,  Brovarone, el profesor Lucero, (Américo Roldán), Lavandeira, Di Sisto el hermano de Oscar, Aldo Federico Báez, que hoy es abogado y vive en Córdoba, ‘Corcho’ Fernández, Felipe Cazés (Fernando Castelle) que hacía “El Cofre de los recuerdos” y un programa para niños, y Julio Luis Gatto, que además hacía el trabajo de operador, aparte de ser un destacado hombre del teatro radiofónico con un gran elenco”, cuenta la locutora.

 

 Con los años, Patricia empezó a trabajar en radio Dimensión con "Nino" Romero, Mario Pérez, Hugo Quiroga, Andrés Atilio Pedernera, José "Pepín" Calio, Horacio Sitúa, Luis "El Negro" Sombra, Juan Alberto Galeano, Ernesto Jaimez (Líbero Paz), Daniel Piñeda, Daniel Ramallo, "Quique" Tobares y Elisa Sosa. "Estoy segura que me olvidaré de muchos pero les pido mil disculpas, es por mi memoria, pero los llevo siempre en mi corazón”, dice, y sonríe como quien acaba de cometer una picardía.

 

“Lo que me gustaba mucho era llegar a la familia a través de mis programas, que sirvieran para llegar a quienes más necesitaban, era muy humanitario, de carácter social, teníamos una audiencia muy importante, los directivos de la radio siempre estaban informados de cuánto se hacía en mi programa porque veían que tenía mucha llegada a la gente, además eran otros tiempos donde eran pocas las emisoras, y eso hacía que la audiencia fuera mayor. Hoy todo es distinto, muchas FM, las redes sociales, los celulares y las páginas web han cambiado tanto que es imposible saber qué audiencia tiene una emisora", considera Patricia.

 

“Mis programas me dejaron el orgullo de haber llegado a mucha gente, en todos los estratos sociales. En una oportunidad, cuando las papas quemaban, hubo una manifestación para que la radio no fuera intervenida. Un grupo de personas, mayoritariamente mujeres, se manifestó en las puertas de la radio al grito de ‘¡Patricia nos enseña a cocinar! ¡Patricia nos enseña a cocinar!'. Eran cientos de mujeres que gritaban mi nombre, en defensa de la radio. Fue en febrero de 1973", puntualiza. A raíz de este hecho, la locutora recibió una plaqueta que dice: "Patricia heroína, sucesos federales, triunfadora como locutora, Radio San Luis". "Así evitamos que la Policía ‘tomara’ la radio", admite.

 

Durante muchos años la mujer vivió en una casa en calle Ayacucho y también en la exavenida Quintana (hoy Illia), hasta que finalmente con su familia se radicó en Chacabuco, una casa llena de recuerdos, reconocimientos, cuadros, diplomas, discos de pasta y vinilos, medallas, además de un inmenso corazón lleno de generosidad y mucho calor humano.

 

Patricia recuerda con mucho amor a sus hijos que ya no están, Raulito que falleció a los tres años y a Elena hace un par de años atrás, y su rostro se llena de nostalgias. Se recompone rápidamente cuando cuenta cómo era un día de su vida como locutora: “Comenzaba muy temprano, a las 6 de la mañana. Era quien hacía la apertura de la emisora de lunes a viernes y terminaba a eso de las 12:30. La tarde se la dedicaba a mi familia y preparaba el programa del día siguiente”.

 

"Mis programas, como tantos otros, no contaban con movileros, no había celulares y menos redes sociales, todo tenía un valor incalculable. Me manejaba sola, la parte periodística la hacían las personas asignadas. Lo mismo pasaba con los políticos o los programas sobre política: eran entrevistados o conducidos por personas idóneas, nosotros nunca tocábamos esos temas”, reconoce.

 

Patricia agrega que sus programas más recordados fueron “Hogar, dulce hogar”, dedicado al público hogareño de clase media y baja. En “Pídalo por carta” llegaban por correo cientos de misivas de toda la provincia pidiendo algún tipo de ayuda, remedios, ropa, alimentos o simplemente informando alguna novedad. Eran bolsones llenos de cartas que se leían y recibían una respuesta. También compartió “Reencuentros” con Nino Romero y “Las tardes de Patricia” con la participación de “Coty” González en la consola de sonidos.

 

La señora de la radio se considera una innovadora de ese tipo de programas porque ella le agregaba una pizca de creatividad y simpatía, a quien se le hacía muy difícil decirle que no. Una de las frases que quedó marcada en la audiencia radiofónica fue: “señoraaa, hoy en supermercado... puede adquirir los siguientes productos….” y daba la lista de las ofertas. Patricia recuerda que ella le hacía los jingles a la agencia de publicidad de “Jando” Canale y fue ahí donde nació la famosa frase que se convirtió en un boom.

 

En 1981, la radio que primero había nacido como LV13 Radio San Luis, repetidora de la cadena de radio Belgrano, después pasó a llamarse LV13 Granaderos Puntanos (el nombre lo impuso el teniente coronel Fox). Cuando ya pertenecía a la cadena de radio, El Mundo cerró definitivamente sus puertas.

 

Patricia trabajaba en radio Universidad como locutora y después fue integrante del Museo de la Radio y la Comunicación de esa alta casa de estudios. Después pasó a FM Lafinur. En 2009, la señora de la radio puso fin al trabajo en el éter, pero sigue ligada a su pasión de distintas maneras, al igual que a las instituciones de bien público sin fines de lucro.

 

Patricia dice que consideró necesario dar un paso al costado después de más de 50 años ligada a la radiofonía sanluiseña.

 

No quiso dejar pasar una fecha muy importante para la gente de radio, el Día del Locutor, celebrado el 3 de julio. "Les envío un inmenso saludo a todos quienes hacen radio, una profesión maravillosa, invisible, silenciosa pero llena de humanismo y sinceridad".

 

Está feliz de saber que cumplió con todos, y a todos les dedicó un pedazo de su corazón. En 2020, la Universidad Nacional de San Luis la homenajeó y destacó con un libro titulado “La señora de la radio”, un logro jamás soñado por esta mujer que en cada programa dejaba un jirón de su vida, dándolo todo sin pedir nada.

 

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