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Willy Quiroga en San Luis: La eternidad de la voz de Dios

El mítico bajista de Vox Dei agigantó su leyenda con el repaso de los clásicos de su inolvidable.

Por redacción
| 16 de agosto de 2021
Es un prócer, no hay duda. Willy, con Ulises Balza en la guitarra y Juampi Torres en la batería, músicos puntanos a la altura de las circunstancias. Foto: Mahito Guzzo

La sensación de estar frente a una leyenda viva del rock nacional se materializó definitivamente en el tercer tema de los recitales que Willy Quiroga dio en San Luis. “Jeremías, pies de plomo”, acaso la primera canción realmente pesada de la primera camada del rock nacional, mezcló su densidad sonora con su esperanzadora poesía y explicó las razones emblemáticas de su autor.

 

El bajista de Vox Dei, una banda fundadora del rock en Argentina, pasó por Villa Mercedes, San Luis y Merlo, donde anoche terminó su gira antes de tocar el miércoles en su Río Cuarto natal, y agigantó su ya mítica historia, a la que le agregó nuevas canciones y una humildad que lo impone en el Olimpo de los sobrevivientes.

 

Para llegar a ese momento, Willy debió sortear algunas dificultades que se impusieron sobre todo en el recital del sábado a la noche en San Luis. Antes de la prueba de sonido, una clavija de su bajo se desprendió y los organizadores tuvieron que salir a buscar un instrumento que esté a la altura de las circunstancias.

 

15 temas tiene el último disco que Willy grabó como Vox Dei, en 2018. Allí tocó todos los instrumentos. 

Tony Funes, un reconocido bajista de la ciudad, fue quien facilitó su herramienta de trabajo y se ganó el aplauso y el respeto del anfitrión. Sin embargo, los músicos puntanos más halagados por Quiroga fueron Ulises Balza, impresionante en la guitarra en los tres conciertos, y Juampi Torres, el baterista, quienes no alcanzaron a hacer ningún ensayo con el prócer antes de subirse a tocar por primera vez con él.

 

“En pandemia es muy difícil venir con la banda —dijo Willy—, pero lo bueno es que me encontré con estos tremendos músicos”. El piropo, por extensión y decantación, alcanzó también a Luis Robinson, el armoniquista que subió para lucirse en los últimos tres temas y fue, además, el responsable de la llegada de su amigo a la provincia.

 

Justamente Robinson, en su rol de productor, tomó el micrófono antes de comenzar el show y le solicitó al público —por sugerencia del bajista y midiendo cada una de sus palabras— que evite acercarse al músico para pedir una foto. “Siempre accedió a eso, pero esta situación es especial”, sostuvo Luis. Algunos presentes tenían entre sus abrigos fotos dobladas de las presentaciones anteriores de Vox Dei en San Luis.

 

A los 81 años, Quiroga está impecable física y musicalmente. Una figura cuidada, tan flaca y tan alta como siempre, dio cuenta de la primera de las cuestiones. Para la segunda bastó verlo tocar el bajo y llegar a los agudos de “El Génesis” con la misma facilidad con la que grabó el tema, hace exactamente 50 años.

 

El recital comenzó con “A nadie le interesa” y las obras que le sucedieron fueron, mayormente, los de la banda que lo cobijó junto con Ricardo Soulé y el inolvidable Rubén Basoalto, fallecido en 2010. Willy dijo comprender que la gente quiere escuchar aquellas canciones que se convirtieron en clásicos.

 

Sin embargo, “para que no crean que durante todo este tiempo no hice nada”, presentó dos canciones nuevas: “Misil” y “Un corazón dispuesto”, recibidos con aprecio por parte de los puntanos.

 

Los largos instrumentales de las canciones fueron festejados con la guitarra enérgica de Balza, quien se cargó el recital al hombro con “Azúcar amarga”, “Los libros sapienciales”, “Es una nube, no hay duda” y otros temas que fueron compuestos treinta años antes de que naciera.

 

Para el final, Quiroga se guardó “Ritmo de blues y armónica” —donde Robinson con su instrumento se movió como pez conocedor en el agua— y “El momento en que estás”, el máximo hit de Vox Dei que no está ni cerca de perder su ensoñadora efectividad.

 

Apurado por el horario límite de permanencia del público en los bares, el bajista dijo que está acostumbrado a hablar más entre tema y tema de lo que lo hizo en San Luis, aunque alguna perlita se guardó. “Muchas veces me dicen que no me muera nunca... por ahora les estoy dando el gusto”.

 

Redacción/MGE

 

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