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"Cuando tenía los escombros encima pensaba en mi familia"

El albañil, quien fue dado de alta el lunes, recordó el momento en el que el techo se vino abajo y el rescate.

Por redacción
| 06 de enero de 2022
En casa. Gustavo le agradeció a su familia (foto), a quienes lo socorrieron y a las personas que rezaron por él. Foto: Gentileza familia Jofré.

Para Gustavo Jofré, el 27 de diciembre no será un día más de aquí en adelante. Es el albañil de 33 años que hace 10 días fue aplastado por escombros cuando demolía parte del techo de una casa situada en 25 de Agosto entre San Juan y Sarmiento, en la capital. Cree que el destino le dio una segunda oportunidad después de ese hecho en el que casi perdió la vida. A pesar de que quedó con varias secuelas, el lunes pasado el hombre fue dado de alta del Hospital San Luis para continuar la recuperación en su domicilio, aunque deberá tener extremo cuidado, ya que se le rompió un vaso y sus defensas están muy bajas. Además, tiene la clavícula fracturada, un pulmón perforado y múltiples golpes que le generaron hematomas en todo el cuerpo. "Cuando tenía los escombros encima pensaba en mi familia", dijo.

 

En comunicación telefónica con El Diario, Gustavo recordó que antes de dirigirse a realizar esa changa, Susana, su pareja, le había pedido que se quedara: era el cumpleaños de ella. "Estuve en la duda de ir o no ir. Le dije que hacía el trabajo en un rato y que volvía para seguir disfrutando del día con ella, pero bueno, pasó todo esto", lamentó.

 

Aldo Sosa, el dueño de la vivienda que necesitaba la refacción, lo había buscado para derribar el techo de una habitación, ya que se había hundido, no estaba en condiciones y requería tirar todo para construir una pieza. A media mañana, aproximadamente, el albañil comenzó con la tarea. Como a las 11:30, la losa se desplomó.

 

"Yo estaba sobre el techo y empecé a picar. Una hora más tarde, más o menos, ya había roto casi la mitad. En un momento, la punta del martillo perforador se me cayó adentro de la pieza. El hombre de la casa (Sosa) entró por la ventana y me lo alcanzó. Coloqué nuevamente la punta y cuando la asenté se vino todo abajo. Intenté salir rápido, pero un ladrillo me pegó en la cabeza y me volteó por completo", relató el albañil. Luego quedó tapado por los cascotes.

 

Aunque había sido aplastado por ese montículo, Gustavo nunca perdió la lucidez. Mientras estaba inmovilizado alcanzó a ver un pequeño orificio que le dio, literalmente, una luz de esperanza. Metió la mano por ese hueco y pudo remover algunos ladrillos. "Tengo grabado que decía ‘auxilio’ y ‘ayuda’. Era lo único que me salía, porque no podía respirar y tenía la clavícula fracturada. Cuando pude sacar la mano (quienes trataban de socorrerlo) se dieron cuenta dónde estaba yo", explicó.

 

Sumamente agradecido con los bomberos y otras personas que colaboraron en el operativo, destacó su rápido accionar para rescatarlo lo antes posible. "Fue impecable todo. No podía respirar por el peso que tenía encima. Cuando empezaron a romper los bloques que me aplastaban fue la peor parte. Lógicamente tenían que quitar peso de los costados y eso me aplastaba aún más, pero por fortuna fueron ágiles", expresó.

 

El director general de Bomberos de la Policía, comisario mayor Rafael Godoy, estimó que unos 30 bomberos estuvieron afectados al procedimiento que, afortunadamente, no les insumió muchos minutos. Además, intervino personal del Sempro (en la asistencia y el traslado del herido al Hospital San Luis), de la Comisaría 2 (que instruyó el sumario), de la Municipalidad (para ver de qué tipo de obra se trataba, si estaba autorizada y las condiciones en las que quedó el resto de la propiedad) y Edesal (para aplicar medidas de seguridad en relación a la corriente eléctrica).

 

Ahora Gustavo transita la recuperación en su casa de la zona sur de la ciudad capital, junto a su esposa Susana y su hijo Dilan, de 9 años. Tiene en claro que disfrutar de la familia es la clave de la vida. "Ellos se me vinieron a la cabeza al instante. A veces uno quiere darles lo mejor y seguir trabajando para que no les falte nada. Pero (ante un suceso así) el dinero y lo material quedan en segundo plano", consideró.

 

Finalmente, agradeció a los profesionales que lo salvaron, a sus familiares y a los vecinos que estuvieron en este, el momento más duro. "Todos me dieron mucha fuerza. Sé que muchos rezaron y voy a estar eternamente agradecido con ellos", concluyó.

 

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