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La chimenea de Quines que estaban por demoler es patrimonio cultural

Uno de los emblemas de la localidad tiene ese estatus por una ley aprobada por la Legislatura en 2014.

Por redacción
| 12 de marzo de 2022
Aún de pie. En 2008 le cayó un rayo y comenzó a deteriorarse con los años. Foto: Manuel Ybañez

En 2014, la histórica chimenea de Quines, que formaba parte del Aserradero Santa María, fue declarada patrimonio cultural, histórico y arquitectónico por las cámaras de Diputados y Senadores de la Provincia, por lo que el Municipio de la localidad no podrá demolerla, como había anunciado el año pasado. Por ahora la medida está frenada.

 

Esta decisión de demoler uno de los símbolos de la población la autorizó el Concejo Deliberante, luego de un relevamiento que efectuaron en 2021 profesionales que determinaron que la estructura, de 55 metros de altura, al tener una grieta provocada por un rayo hace unos años, podría desmoronarse en cualquier momento y provocar pérdidas humanas.

 

No solo la ley provincial de hace ocho años protege a la chimenea. El órgano legislativo municipal, a través de la Ordenanza Nº 538/14 de septiembre de 2014, la declaró patrimonio cultural local, con la necesidad de implementar la reparación, protección, custodia y preservación de la estructura histórica.

 

En noviembre de ese año, ambas cámaras de la Legislatura se sumaron a la idea de ponerla a resguardo. En base a los informes que aconsejaban la restauración y conservación de la chimenea, la declararon patrimonio cultural, histórico y arquitectónico, mediante la Ley Nº II-0908-2014.

 

El historiador Manuel Ybáñez recordó que hace unos años cayó un rayo que la afectó estructuralmente en gran medida. "La cuestión de derribarla o no la tiene que debatir el propio pueblo de Quines, a través de sus representantes y referentes culturales y sociales", afirmó.

 

La construcción está emplazada cerca del cruce de la ruta nacional 79 y la calle San Luis, en un terreno privado, propiedad de Edgar Gómez, quien realizó varios reclamos y envió cartas documento al Municipio responsabilizándolo en caso de que la torre se derrumbara. El dueño del predio contó a El Diario, en diciembre de 2021, que lamentaba que durante los seis años previos el Municipio no escuchó sus pedidos de que repararan la torre. De esa queja se hicieron eco otros vecinos de la localidad, que quisieron que la vieja chimenea se mantuviera en pie.

 

La obra comenzó a construirla a principios de 1943 Gerardo Mercedes Garro, un albañil de Pozo del Tala, y fue finalizada el 30 de diciembre de ese año. La estructura se transformó inmediatamente en uno de los íconos arquitectónicos de la población.

 

Formaba parte del Aserradero Santa María, donde llegaron a trabajar más de 200 personas divididas en tres turnos, durante las 24 horas.

 

La torre quedó dentro del terreno de Gómez, a unos treinta metros de donde están su departamento y el depósito de la distribuidora de bebidas de uno de sus hijos. "No puedo vivir tranquilo, tengo tres nietos y no pueden ir a jugar al fondo de casa por miedo a que la chimenea se caiga en cualquier momento", afirmó Gómez el año pasado.

 

 

Amenaza de derrumbe

 

El año pasado, el Concejo Deliberante pidió a un grupo de profesionales que realizara un relevamiento técnico sobre el estado de la chimenea, que fue ejecutado por la ingeniera civil Mailén Mara Cuvertino.

 

El estudio determinó que, ante un sismo de gran escala, la edificación podría sufrir graves fallas y provocar pérdidas humanas, lo que llevó a los miembros del Concejo Deliberante a tomar la decisión de autorizar que la tiren abajo.

 

En 2008 cayó un rayo en la parte superior de la columna, que tenía un pequeño mallado de hierro sobre la estructura, y a partir de ese suceso comenzó a partirse con el correr de los años hacia la parte inferior, llegando a la base.

 

La chimenea está constituida por un pedestal de 3 metros de ancho por 3,5 metros de largo y 2 metros de altura; el espesor de las paredes es de 30 centímetros, de ladrillo macizo visto. Se puede observar una viga de encadenado de 25 por 30 centímetros a una altura de 1,3 metro, y por partes se observa revoque.

 

El fuste es de ladrillo macizo visto, de diámetro variable; en la base tiene 2 metros y en la corona 1,5 metro, con una altura de 55 metros, aproximadamente.

 

Los autores del estudio técnico fundamentaron que no se puede restaurar la chimenea porque al arreglarla podría derrumbarse y poner en riesgo a los operarios.

 

Redacción/MGE

 

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