Es una cuestión de espíritu
El músico se niega a cantar de ranchos y campos en una era en la que el público toma subtes en hora pico.
"Espíritu" ronda los 100 años, tiene la piel curtida y es alemán. Hace un año le habló en una tienda de música a Hugo “Cuervo” Pajón, luego de que el bonaerense, con raíces santiagueñas, interactuara sin éxito con 18 como él. Perteneció a un solo hombre, un viejo orquestista, antes de encontrarse con su actual dueño. "Espíritu" es un bandoneón.
Este sábado, a las 22, el bandoneonista se presenta en Villa Mercedes, en la peña Mi Madre Tierra, con un trío integrado por su primo, su hermano y, obviamente, "Espíritu". El artista llega con un cancionero más tradicional del que suele hacer y que adaptará en el momento a los pasos de los danzantes. Ellos marcarán la batuta esta noche y la del domingo, cuando el "Cuervo" arribe, una vez más, a la Villa de Merlo.
“Convocamos a bailarines locales, es algo que solemos hacer porque saben que a mí me gusta compartir el escenario con ellos. Además son a quienes les debo mi trabajo de solista con el bandoneón desde hace ya 20 años”, agradeció. Y agregó que en la lista para este fin de semana también están invitados los hermanos Simón y Dinno Saluzzi.
En mi infancia descubrí que cada bandoneón es único y tiene su propio carácter, personalidad y sonido". Hugo "Cuervo" Pajón, músico.
A pesar de venir en un formato de trío tradicional y con temas clásicos, lejos está de ser un músico de boleadoras, bombachas gauchas y ranchos perdidos en medio del campo. “Quieren algo tradicional, lo tienen; y si prefieren un folclore modernizado, también”, simplificó.
En su espectáculo anterior, “Luna mística”, el músico jugó a fusionar chacareras compuestas hace 80 años con los sonidos sintetizados de la electrónica más moderna.
“El enemigo del folclore es el mismo folclorista tradicionalista y su mezquindad para con la juventud que ya no se siente identificada ni siquiera con las letras sobre un rancho porque andan en subte. No lo entienden y no lo viven”, reflexionó.
La clave pareciera estar en intercalar un bandoneón de 100 años con un sampler o usar el tema “La Algarrobera” y mixearlo con el robótico ritmo del techno. Si a eso se le suma un “científico loco por la música”, solo puede gritar un animal: Cuervo.
“Me gusta hacer cosas nuevas, pero siempre con respeto e investigación, no es mi intención mezclar porque sí, sino lograr que la música ya hecha se ponga la ropa actual”, explicó el músico.
Hugo asegura que la pandemia y llevar su música a Europa fue lo que le abrió la cabeza para intentar transmitir el folclore, que escucha desde antes de nacer, a públicos que nunca antes habían sentido la palabra chacarera.
Proveniente de una familia santiagueña de músicos, su padre le tocaba el bandoneón mientras él estaba en la panza. A los seis años ya jugaba en una de las habitaciones de su casa que los invitados destinaban para guardar los instrumentos.
“Los fines de semana eran una alegría inmensa para mí. Era un niño en una juguetería que podía ver a los Reyes Magos, pero en la pieza de mis viejos, donde se dejan los bandoneones, y yo los tocaba a todos”, contó el artista que tiene una fascinación por encontrar las esencias de los instrumentos que toca.


Más Noticias