Ritmo, baile, mamelucos, acción, tambores y una música sin género
El grupo de percusión e improvisación repite la infrecuente experiencia de tocar en San Luis. Instrumentos batientes para una noche de dicha y movimiento.
Cada vez que los integrantes de “La Bomba de tiempo” se suben a un escenario no tienen la certeza de lo que sucederá. Saben, claro, que la percusión será la protagonista, que el público se prestará al irresistible movimiento de su cuerpo y que, probablemente, la experiencia resulte para artistas y espectadores, sorprendente. Pero -y allí radica el mayor atractivo- nadie sabe qué música pasará por allí.
Así es la acción en un grupo de percusión e improvisación que lleva 20 años de vida con un ritmo -además del que exponen en vivo- poco usual: todos los lunes actúan en el Centro Cultural Konex de Buenos Aires, con un público siempre nutrido. A ese ciclo se suman las giras, que “La bomba…” tiene cada tanto.
En una de ellas llegarán a San Luis el viernes para actuar en Comuna en lo que representará el regreso de la agrupación a la provincia luego de más de una década. El registro anterior remite a una noche al aire libre, en Potrero de los Funes, como cierre de San Luis Digital, la extinguida feria que mezclaba tecnología y arte.
El ritmo local lo pondrá “Ritual Percusión”, la agrupación puntana que se creó inspirada en “La bomba..” y con el mismo método de trabajo musical. A la noche la cerrará el Dj Pato Smink.
Alejandro Oliva es, junto a Richard Nant, el director musical de la banda de mamelucos rojos. El músico es, además, hace 16 años el percusionista de Pedro Aznar, con quien recorrió el país. Y, finalmente, es hace 27 años el padre de Wos, uno de los músicos argentinos más sorprendentes de la última generación.
“Lo primero que se me ocurre -dijo Oliva- al hacer un balance es que una banda que lleva 20 años tocando todos los lunes, en este país, es, como mínimo, parte de un milagro”. De inmediato, el percusionista aseguró que el grupo trabajó mucho para acumular tantos años de actividad y que, en el fondo, funcionan como una familia y como un equipo de trabajo.
Alejandro dijo que “La bomba…” hace permanente reuniones de trabajos y que pasa mucho tiempo pensando cosas nuevas, lo que empuja al grupo hacia la vitalidad que demuestra en sus presentaciones.
“En San Luis vamos a dar un show bomba, como lo que es “La bomba”, bromeó Oliva, quien reconoció que es probable que en San Luis haya gente que no tiene ni idea de la propuesta del grupo. “A ellos les decimos que somos un montón de percusionistas que tocamos e improvisamos con un sistema de señas y que en los recitales sucede una cosa muy fuerte, muy de baile”.
En ese punto radica el centro de la banda: una música sin género que impulsa a la acción primaria y primal de moverse. Agregó Alejandro que para el pulso de la banda, la respuesta del público es fundamental.
“Nos pasa que nuestro ritmo le llega a todas las personas, en cualquier provincia, en cualquier país. Hemos estado muchas veces en barrios de Buenos Aires y la gente se acerca a escucharnos, pero también estuvimos en un festival muy freaky en Alemania, con otros grupos súper modernos, y las reacciones fueron similares”, agregó Oliva.
Firmante de dos discos y en preparativos de un tercero, el percusionista dijo que un espacio amplio, sin butacas y presto al baile como Comuna se convierte en el lugar ideal para que la experiencia bombística sea completa.


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