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En casi 6 meses hubo 739 alcoholemias positivas

A pesar de que las multas pueden superar los 200 mil pesos, para las autoridades parte de la sociedad sufre de inmadurez vial.

Por Fabián Quiroga
| 05 de junio de 2022
Diciembre de 2021. Lucas Sosa, de camisa, junto a Claudia Heit, Sergio Quiroga y los flamantes equipos de la ANSV. Fotos: ANSL/Policía de San Luis

Toparse con notas o informes sobre accidentes de tránsito donde alguna de las partes conducía alcoholizada parece haberse convertido en algo común, sobre todo los fines de semana. Y los hay de todo tipo: desde los que implican solo daños materiales hasta los que terminan con heridos y hasta incluso muertos. Para la Policía hay parte de la sociedad que sufre de inmadurez y “parece estar jugando a las escondidas con nosotros”, cuando en realidad debiera tomar conciencia. Desde el Programa de Seguridad Vial provincial creen que lo peor es naturalizar los hechos con

 

alcohol al volante y apelan a “cambiar la cultura vial para que si se ha consumido alcohol no se maneje”. Pero lo cierto es que los infractores son hijos del rigor y la única vía para alcanzar ese ideal es la punitiva. Desde mediados de diciembre pasado a la fecha la Policía Caminera realizó cerca de 40.000 pruebas de alcotest en rutas y caminos provinciales y detectó a 739 choferes ebrios, a un promedio de casi cinco casos por día; desde que San Luis adhirió al Sistema Nacional de Administración de Infracciones (SiNAI) esas personas obtuvieron una multa instantánea, que en algunos casos superó los 200 mil pesos.

 

Un caso testigo es el que ocurrió la madrugada del domingo 29 de mayo en la avenida José Santos Ortiz, a la altura de avenida Riobamba. Efectivos del Departamento Vial 1 de la Policía Caminera habían montado un operativo sorpresa a la altura de la estación de servicio Bella Vista y notaron cómo el conductor de un Ford Focus blanco pegó la vuelta al verlos; así que dos motoristas salieron a buscarlo.

 

Lo alcanzaron unos kilómetros al oeste por Santos Ortiz y una moto policial se colocó adelante y otra atrás para escoltarlo nuevamente hacia el control. En el trayecto, cuando subían el puente que pasa por sobre Riobamba, un Chevrolet Corsa II embistió desde atrás al oficial ayudante Franco Fernández, quien custodiaba al Focus en una moto Honda Tornado de la División de Respuesta Inmediata Motorizada (DRIM). El efectivo sufrió algunos golpes, pero no fue necesario trasladarlo a un centro médico.

 

El chofer del Ford, un joven de 26 años de apellido Quiroga, tenía 0,758 gramo de alcohol en sangre. La conductora del Chevrolet, una mujer de 38 años de apellido Maure, tenía 1,70, más del triple del permitido para manejar.

 

Si el accidente hubiese ocurrido en una de las calles paralelas (Presidente Raúl Alfonsín, Monseñor Tibiletti o Riobamba) el hecho se hubiera regido por las normas  de tránsito municipal y la forma de procesar la infracción hubiese sido distinta, pero Santos Ortiz aún es considerada ruta y la Policía aplicó el sistema SiNAI.

 

Primero, Quiroga y Maure debieron soplar por la boquilla de un etilómetro (conocido comúnmente como alcoholímetro), que emitió un ticket con la constancia del dosaje. Luego, un efectivo ingresó ese y todos los datos personales y de sus vehículos en un aparato llamado PDA, que tiene conexión online con el SiNAI y que a su vez imprimió otro ticket con la multa: a él le arrojó $41.004 y a ella $113.900, montos que representan el 50% de la infracción.

 

“La multa real es el doble de lo que marca el aparato porque el sistema está predeterminado para que, al momento de imprimir la infracción, se otorgue la posibilidad de que el infractor asuma la falta y abone el 50% del pago voluntario dentro de un plazo de cinco días desde la emisión del ticket. Pasado ese lapso, la infracción es el 100%. El papel lo explica, pero por ahí no se le presta atención a lo que indica”, aclaró Lucas Sosa, jefe del Programa de Seguridad Vial del Ministerio de Seguridad de San Luis.

 

En todo operativo la Policía busca cualquier posible contravención: falta de carnet de conducir, irregularidades en la documentación del vehículo, vigencia del seguro, medidas de seguridad, luces en ruta, etc. En esos casos la multa ya está predeterminada y es un coeficiente de cierta cantidad de unidades fijas. “Se ha determinado que el valor de la unidad fija sea equivalente a un litro de nafta de mayor octanaje de menor valor en la plaza comercial, hoy por hoy, ese litro de nafta equivale a un litro de Infinia de la petrolera YPF”, detalló Sosa.

 

Pero en los casos de alcoholemia la cifra varía porque el cálculo de unidades fijas aumenta conforme hay más presencia de alcohol en sangre: a más dosaje, mayor será la multa. Y un dato: según establece la Ley Nacional de Tránsito, si un conductor se niega a realizar la prueba en un control deberá labrársele la multa como si fuera positivo y se tomará el nivel máximo de unidades fijas.

 

 

Secuestro y juzgamiento

 

Ahora bien, volvamos al caso de Quiroga y Maure. Para cuando tuvieron el ticket del alcotest y el de la multa en mano sus infracciones quedaron cargadas de manera automática en la base de datos del SiNAI. Desde ese momento comenzó a regir el plazo de cinco días para aceptar la falta y hacer un pago voluntario o bien realizar un descargo para tratar de impugnar la infracción.

 

Ese trámite se hace ante la Unidad de Juzgamiento de Contravenciones de Tránsito a cargo de Claudia Heit, quien oficia de juzgadora de esa infracción. Su oficina depende del Programa de Seguridad Vial.

 

En el lugar del control los vehículos pueden tener dos destinos. Si el nivel de alcohol en sangre del infractor no está lejos del permitido (0,50 gr/litro para autos particulares; 0,20 gr/litro para motociclistas), y la documentación está en orden, es probable que pueda seguir camino. Si por el contrario su estado no le permite seguir al volante, y no tiene acompañantes que puedan oficiar de conductor designado, el auto será secuestrado y su dueño trasladado a una dependencia policial hasta que alguien lo busque.

 

Terminado el trámite en el puesto montado frente a la estación Bella Vista, y luego de que su metabolismo eliminara parte de lo que había bebido, a Quiroga se le permitió seguir camino hacia Villa Mercedes, donde reside. A pesar de que llamó insistentemente, nadie buscó a Maure hasta pasadas las 9 de la mañana y se quedó dormida en una silla de la sede de la Policía Caminera, en Balcarce y Caseros de la ciudad capital.

 

 

Cifras que alarman

 

Según datos de la Agencia Nacional de Seguridad Vial (ANSV) los accidentes de tránsito son la principal causa de muerte en jóvenes de entre 15 y 35 años. Y otra cifra no menor: en el 25% del total de siniestros que hay en el país se detectó que al menos una de las partes involucradas conducía con algún grado de alcohol en sangre.

 

“Se han incrementado a nivel provincial, en conjunto con los distintos cuerpos viales de la Policía Caminera, los controles en rutas y caminos de la provincia haciendo especial foco en los controles de alcoholemia, teniendo en cuenta que a nivel nacional 1 de cada 4 siniestros viales se produce por presencia de alcohol en alguno de los conductores”, explicó Sosa.

 

“Trabajamos para tratar de que no naturalicemos que todos los fines de semana tenemos accidentes o siniestros viales que causan heridos graves y eventualmente también fallecidos”. “Por eso insistimos en equipar al personal de policía y a la guardia vial para que cada vez sea menos raro toparse con un control y que en aquel conductor que ha bebido se cree la sensación de que en la provincia de San Luis algún control se va a encontrar”, puntualizó.

 

El gobierno puntano adhirió al SiNAI el 10 de diciembre de 2021 a través de un convenio celebrado por el Ministerio de Seguridad con la ANSV, que proveyó 40 dispositivos entre etilómetros, impresoras, PC, PDA y teléfonos celulares que soportan el sistema, además de capacitación para el personal policial.

 

A esos equipos, que eventualmente son repuestos por Nación, la Provincia sumó otros 16 etilómetros con recursos propios y trabaja en una licitación para adquirir alómetros, aparatos que detectan la presencia de alcohol en sangre pero no miden el dosaje.

 

Los nuevos dispositivos permitirán una optimización de tiempo y recursos, ya que funciona a través de la exhalación de aire y no utiliza insumos descartables. Cuando se detenga a un conductor y esa primera prueba dé positivo se procederá a someterlo al alcotest con el etilómetro, que sí usa boquilla y pipetas descartables.

 

 

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