Amigo de las aves y de las aventuras en pleno vuelo
El fotógrafo encontró en la naturaleza un amor que se entrelaza con su gusto por capturar lo que muchos no pueden.
Sentarse dos horas al lado de un tacho de 200 litros de agua es una actividad muy entretenida para Ricardo Aranda, el fotógrafo de la Villa de Merlo que pasa su tiempo atento a lo que hacen los pajaritos que vuelan cerca de su casa. Colibríes, picaflores y chingolos, entre otras especies, pasan por allí y en el mismo instante que se posan en su patio, Ricardo aprovecha para disparar su cámara y lograr dejar congelado un momento tan natural como hermoso.
Alrededor de veinte fotografías reflejan la dedicación de Aranda y su pasión por los pájaros. Para que el público las contemple, las reunió en "Libertad", la exposición que inauguró en el espacio cultural Amigxs de Merlo y se podrá visitar hasta el 9 de marzo, todos los días de 17 a 20, con entrada gratis.
Los pájaros se convirtieron en los mejores amigos de Ricardo. El artista reconoce su canto, su silueta y su especie con facilidad. "Hay dos pajaritos que vienen a visitarme seguido. A una la nombré como ‘Piqui’ y almuerza conmigo cada vez que comemos afuera. El otro es 'Pitilo', un chingolo que canta y se baña en mi jardín", expresó Aranda.
Además, el fotógrafo, quien vive en la zona de Rincón del Este, sube hasta el Mirador de la Amistad, que se encuentra a muy pocos pasos de su casa, donde encontró un observatorio natural. "Miro cómo los pajaritos se posan y buscan el mejor camino para seguir su rumbo. Es hermoso", agregó.
Una de las fotografías que más le gustan a Aranda es "Lo que tus ojos no pueden ver", donde retrató a un picaflor en pleno vuelo. "Esperé por dos horas que se posara en mi patio y disparé en el momento justo, porque logré congelar sus alas a una velocidad de 2.500 milésimas de segundo. Tengo un gran equipo de cámaras que me acompaña", recordó.
Para agendar
Hasta el 9 de marzo
De 17 a 20
Lugar: Amigxs de Merlo
Entrada: Gratis
Es la primera vez que Aranda expone sus obras al público, aunque desde siempre estuvo vinculado con la fotografía. De adolescente ya contaba con cámaras propias. Luego, el rumbo académico lo llevó por la química y la minería, pero las decisiones de su vida adulta lo involucraron nuevamente con las cámaras y montó su propio laboratorio en Malargüe, en Mendoza, donde vivió hasta hace tres años, cuando se mudó a Merlo.
"Cuando mis hijos eran chicos vacacionábamos en un camping que se llamaba Don Juan, acá en Merlo. Nos enamoramos del lugar y le dije a la dueña que si algún día tenía pensado vender, que se acuerde de mí. Pasaron ocho años y se dio la oportunidad de vender mi casa en Mendoza, y con ese dinero pudimos comprar el terreno en Merlo. En el mismo lugar donde armábamos la carpa con mi familia ahora tenemos nuestra casa", concluyó Aranda.
Redacción/MGE
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