Día del Libro: educación financiera y autoayuda, los más buscados

Los puntanos no abandonan el hábito de la lectura. Y el Día Internacional del Libro, que se conmemora cada 23 de abril, es la ocasión ideal para reafirmar la pasión por los textos. Un relevamiento de El Diario de la República arrojó que existe una notoria diferencia entre las librerías de cadena y las independientes, aunque cada una en su particularidad tiene su encanto.

Pero no son los únicos sitios donde se pueden encontrar este tipo de artículos: también los hay en cadenas farmacéuticas, supermercados y en quioscos de diarios y revistas (aunque estos desaparecen del centro de la ciudad). “El Mundial empujó un poco las ventas, sobre todo los que salieron después del título. También se editan libros de cocina o de manualidades que se venden bien porque traen consigo cuchillos u otros objetos, además de la publicación”, dijo Adolfo, quien trabaja en un puesto del centro.

La coyuntura actual y los debates que se suscitan en los medios de comunicación marcan el norte respecto de los temas que impulsan el consumo en las librerías. Así, los más buscados abordan temáticas o personajes actuales. “Después del Mundial hubo un boom sobre libros deportivos, especialmente de fútbol. Ahora, lo que más se busca es el libro de Carlos Pagni o las publicaciones de Mariana Enríquez”, mencionó Bruno, quien trabaja en una librería cercana a la sede del Poder Judicial.

En el caso de los jóvenes, son los libros de ficción de autores norteamericanos los que se imponen, con temáticas románticas y de fantasía, en especial las sagas. También los de influencers están en la lista de preferidos. “Los padres llegan buscando el nombre de cada influencer. También hay muchos adolescentes que piden recomendaciones. Las novelas románticas y el género de fantasía son los que mayor interés despiertan”, mencionó Gonzalo, quien se desempeña en el rubro de ventas.

En cambio, los adultos prefieren los que tratan sobre política, economía, deporte y otros temas de actualidad, siendo la literatura y los ensayos los menos vendidos. De hecho, sostienen que los lectores asiduos tienen muy claro lo que buscan.

“Sucede que mientras están de moda los libros, se venden. Pero cuando ya se deja de hablar de ellos en los medios (radio y televisión), es difícil que se vendan y quedan dando vuelta por los anaqueles”, mencionó Bruno.

“Existe una brecha muy grande entre los libros de actualidad, los que impulsan un discurso individualista, y entre los que tocan temas menos rimbombantes. Es difícil, también, que se vendan los autores desconocidos. Ya no se ve esa práctica de buscar un libro para sorprenderse”, apuntó Gonzalo.

La situación en cuanto a la venta de libros educativos es preocupante, según señala Pablo Anello, dueño de una histórica librería que cerrará próximamente. Se debe, en gran parte, a una jugada de las editoriales que venden directamente en las escuelas, para evitar la intermediación en las librerías.

“El tema de las fotocopias o los archivos PDF ha sido contraproducente para la venta de libros de texto. En mi caso estoy en proceso de liquidación para vender todo y cerrar. Hubo competencia desleal de las editoriales que comenzaron a puentear a las librerías”, lamentó Pablo, a quien ya no le dan los números.

Pero no solo novedades, libros de moda o versiones de historias que fueron creadas en plataformas digitales es lo que se puede conseguir en San Luis. También existen libreros y libreras de oficio que ven un “vehículo de cultura más que una mercancía”, como puntualizó Malkka Bentivegna.

Malkka es propietaria de un local en donde se pueden conseguir artículos raros; presenta una relación particular con el libro y la lectura. “Si vendo un libro, además de la ganancia y el sustento para comer y pagar las cuentas, siento que gano algo más. Es una historia que alguien va a conocer. Me puse la librería con un fin de difundir y que la gente lea. Aquí se consiguen libros raros, nuevos y usados”, describió.

“No toda la gente compra para leer, algunos los buscan para coleccionar, otros como elementos de decoración, incluso para utilerías de cine y teatro. Hay quienes buscan una edición especial por el dibujo de la tapa. Los libros son mundos, no son una mercancía. Son un vehículo de cultura. Yo sé lo que es querer un libro y poder comprarlo, por eso aquí tengo clientes que van pagando un libro de a poco”, agregó.

Pero no solo en la ciudad hay locales alusivos, libros y lectores. “Nunca hubo tantas librerías en San Luis. Es un tiempo en donde el libro y todo lo que gira en torno, está creciendo. Hay librerías en pueblos, por ejemplo en El Trapiche y Nogolí”, mencionó Marcos Freites, impulsor de una editorial local.

En definitiva, se ofrece una variedad de opciones. Y cada espacio cultural se adapta a la demanda actual de los consumidores, para procurar una experiencia única a sus lectores. La belleza de tomar un libro con las manos, poder palpar cada hoja y hasta sentir ese olor incomparable, aún sigue vigente.