Hasta los fiscales tienen representante

En los pasillos de los Tribunales de Villa Mercedes comienza a hacerse difícil conseguir información de primera mano. Si bien el área de Prensa del Poder Judicial de la Segunda Circunscripción informa a diario todas las actividades del ámbito judicial y hasta realizan transmisiones a través de YouTube de sus entrevistas, lograr un reportaje con un funcionario de manera directa no es tarea fácil.

Y esto es así porque últimamente todo está mediado, incluso las palabras. Tal parece ser que algunos fiscales no pueden hablar por sí mismos si no cuentan con el pulgar arriba de la encargada de prensa.

Sucedió con un fiscal de Instrucción en particular. El miércoles, a media mañana, el personal de prensa anunció, sin mayores detalles, que al mediodía la fiscalía a cargo del "caso del incendio en La Ribera" daría una conferencia a todos los medios de comunicación. La causa sobre la que hablarían es aquella en la que una mujer está acusada de matar a su hija, de tan solo 11 años, que murió intoxicada por el fuego que su madre inició adrede.

Antes de que esa conferencia tuviera lugar, una cronista de El Diario asistió a la audiencia en la que la mujer investigada fue formalmente imputada por el homicidio de su hija. Luego de que tal audiencia terminara, la periodista se acercó al fiscal Francisco Assat, quien dirige la investigación, para consultarle si podría realizarle unas preguntas sobre la investigación y la imputación que acababa de exponer. El funcionario del Ministerio Fiscal abrió su boca y, antes de que sus cuerdas vocales pudieran emitir palabra, la encargada de prensa de la Segunda Circunscripción se coló en la conversación de la cual no era parte y respondió por el abogado.

Su respuesta fue: "No, el doctor va a dar una conferencia al mediodía". Y a cada pregunta que la periodista le hizo al fiscal sobre la posibilidad de hacer antes un breve reportaje, de apenas unos minutos, la vocera del Poder Judicial contestó con un rotundo no.

La situación incómoda no terminó ahí. El tiempo que la reportera permaneció en la sala donde había tenido lugar la audiencia, tratando de conseguir la palabra de otra fuente ligada a esa causa, sintió sobre sí la vigilancia permanente de dicha jefa de prensa, quien parecía seguirla con los ojos para ver a quién se predisponía a entrevistar esa vez.