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Malkka Vanesa Bentivegna: la librera de los textos raros y difíciles

A los once años escribió sus primeros libros artesanales. Hoy una editorial de Rosario publicará  "Segundas nupcias". La joven tiene una librería donde se pueden ver obras de distinta temática: ocultismo, literatura infantil, política, filosofía, poesía, del más allá, de la estupidez humana y hasta de cómo poner un clavo.

Por Johnny Díaz
| 09 de mayo de 2023
2023. Su primera librería fue en el garaje de su casa en el pasaje Pezzini, hoy con el sueño cumplido su lugar cultural está en el centro sanluiseño. Fotos: Héctor Portela/Gentileza.

"El libro es un vehículo cultural, no es una mercancía”, dice Malkka Vanesa Bentivegna, librera, bibliotecóloga, poeta, escritora, fotógrafa y editora de libros entre otras cosas, dedicada al arte y la lectura.

 

Malkka se inició en el oficio de librera de muy chica, en su casa se respiraba arte y cultura. Su mamá Patricia era dibujante y su papá Sergio, músico. Ambos eran el eslabón para que aquella niña abrazara con pasión lo que es hoy.

 

“Empecé vendiendo libros usados en el garage de mi casa, en el pasaje Pezzini, frente a unas salas velatorias. Ahí armé mi espacio muy freak donde colgaban calaveras, mostraba ropa antigua y trajes de novia de los años 50, fotografías antiguas, panfletos. Me gusta todo lo raro, colecciono cosas raras, una palabra que causa conmoción, pero no es así. Lo raro se ve como lo distinto, que es lo que me gusta, lo tengo conmigo como instalado en mi cuerpo, es parte de mí”, se define.

 

Clasificando. Con paciencia la librera hace espacio para las obras que llegan a diario.

 

“También hubo una época en que coleccioné estampillas, monedas antiguas, vendía estampitas, además, escribía prosa y poemas, me encargaba de encuadernarlas o anillarlas para regalar o vender. En otras oportunidades le hacía una tapa artesanal y así fui creciendo. Para eso trabajé mucho, cuidé ancianos, hacía limpieza en casa de familias, fui empleada de una farmacia, así fui juntando mi plata para cumplir mi sueño”, añade sobre sus inicios.

 

La joven dice que en su casa había que estudiar o trabajar. "Opté por estudiar, pero como no estaba la carrera de Literatura, me incliné por la carrera de Letras en la Universidad Nacional de San Luis y luego me recibí de bibliotecóloga, la ciencia que estudia todo lo relacionado con los libros y las bibliotecas. También soy fotógrafa profesional y editora de libros, me faltaron dos o tres materias para obtener mi título, pero sentí una inmensa alegría al saber que podía”.

 

Toda su historia comenzó en su casa, allí en la biblioteca que tenía su madre había unos pocos libros usados. "Leí a Alfonsina Storni, Amado Nervo y a Jacques Prévert, libros que me gustaron porque algunos tenían marcas e incluso marqué algunos, otros estaban señados con fechas, fotos, objetos. Me gustó marcarlos, en el buen sentido de la palabra, así queda una especie de vestigio de quien ha leído o de quienes eran sus dueños, porque el usado tiene un aura especial, aunque no está bueno marcarlos", reconoce.

 

Compañía. Benito, el fiel escudero en la librería, está siempre atento al ingreso de personas.

 

"A raíz de esa conjunción, nació mi interés en tener mi propia librería, así comencé a recorrer bibliotecas y librerías, no podía comprar. Entonces, y a veces, señaba un ejemplar y cuando volvía, ya lo habían vendido, todo era así. Visitaba la Librería Perroni o Anello, incluso hoy siendo librera concurro a visitar a mis colegas, es una especie de bibliofilia, la afición grande a los libros, especialmente si son valiosos, raros o curiosos. Eran libros baratos, pero no los podía adquirir, un libro usado tiene el mismo valor que uno nuevo, desde mi punto de vista obviamente yo no los podía comprar por razones económicas".

 

Malkka entiende que "un libro es una mente comprimida con un contenido fascinante, estar rodeados de libros es algo maravilloso. El libro nunca está ausente en la vida, hay películas basadas en libros y grandes bibliotecas  importantes en todo el mundo. Más allá de que el filósofo Umberto Eco diga que los libros no morirán nunca y que siempre estarán presentes".

 

Siente que su oficio lo fue desarrollando desde los trece años: "El mundo del libro es mi casa. Nos guiaba porque tiene una mística imposible de ignorar".

 

Selección. Una clienta revisa estanterías en la búsqueda de su libro.

 

Bentivegna considera que no ha perdido protagonismo a través de la redes sociales, porque es un objeto especial para los bibliófilos, muchos coleccionan libros por sus tapas, otros por el contenido, o por el tema. Entiende que el libro se complementa con la capacidad cognoscitiva y sensorial de los seres humanos.

 

"El escritor Camus habla de muchas cosas donde dice que a la vida hay que aprenderla a vivir, por eso estoy agradecida, de tener la posibilidad de armar la biblioteca del padre Rezzano en la iglesia San Roque, que quedó muy linda y es de mucha utilidad. Es de no creer, pero los libros se enferman, a veces se pueden salvar, otros no, es increíble, pero real, Hice cursos con Hugo Gez, sobre la conservación de papel y fotografía, además aprendí mecanografía y computación. Hay que estar preparada para todo".

 

Curadora. Malkka elige y expone los libros en un salón diferente .

 

En relación al funcionamiento de su rinconcito cultural ubicado en el centro sanluiseño, dice: "Este negocio funciona con una fauna interesante. Existe poca gente interesada, siento que hay temor a acercarse a un determinado tipo de libros, pese a que es un vehículo cultural no una mercancía. Tenemos una interesante variedad y las ofertas abundan: filosofía, ocultismos, poesía, teología, literatura infantil, de colección, libros raros, política, hay un poco de todo, libros que hablan del más allá, de la estupidez humana. También de la historia de los abanicos, libros de la historia del sombrero, del ahorro, cómo clavar un clavo, colgar un cuadro, los hay muy particulares, sabemos que a determinadas personas les puede interesar. Libros raros si los hay".

 

Y agrega: "Hoy hay que hacerse un tiempo para la lectura para que uno no se enajene, leer es una meditación activa como hacer un deporte, hay que ayudar a los lectores, hay que leer más y de distintos autores. El oficio de librero es otra cosa, es el que guía o aconseja, trato de capacitarme lo más que puedo para estar a la altura".

 

Libros y rarezas. Un lugar distinto donde se mezclan la literatura y el arte.

 

Bentivegna dice que su primer libro fue editado artesanalmente a los 11 en la casa de sus abuelos, "Palquet" y lo distribuyó entre sus familiares y amigos. Cuenta que a veces lo anillaba o lo encarpetaba. Con el tiempo llegó "Cordero de Dios", "Noctámbula" que eran poemas de amor, después "Desnudez" y próximamente "Segundas Nupcias". Ese libro será editado y presentado en Rosario, Santa Fe y después en Mendoza a través de una editorial que eligió entre varios escritores.

 

En relación a la carrera de fotografía, -tiene una Asahi Pentax K1000- manifiesta que por ahora está en stand by porque no le queda mucho tiempo para seguir estudiando, pero que no la ha olvidado ni dejado de lado, y recuerda varios de sus trabajos en casamientos, cumpleaños de quince, desnudos, eventos sociales y empresariales. Entiende que la fotografía es muy poderosa, pero no pude desarrollar esa profesión como hubiera querido. "Personalmente me gusta el surrealismo, no he probado con la fotoreportaje, pero no pierdo la esperanza de seguir aprendiendo".

 

En familia. Con su abuelo Antonio Bentivegna, una foto del álbum familiar.

 

La escritora está acompañada por su mascota Benito, un perro que su hermana Erika recogió en una calle de Villa Mercedes y que hoy es el centro de atención de quienes llegan a la librería. "En realidad es de mi hermana, pero cuando ella no pudo cuidarlo más, se quedó conmigo y nunca más nos separamos, me acompaña a todos lados y es un fiel guardián de mis cosas, es un animal equilibrado y está totalmente identificado con la librería".

 

Los Bentivegna están íntimamente ligados a la cultura, la música y también al ajedrez, y Malkka siente orgullo por ello. A los 12 años, el gran maestro Marcelo Panelo, su tío, le enseñó a leer ruso en los libros de Fyodor Dotoyeski, Nikolai Gogol, Alexander Pushkin. Dice que su bisabuelo Saverio Bentivegna, que vino de Sicilia junto a su esposa Giovanina Charenzza, fue segundo violinista del Teatro Colón. Victorio Bentivegna tenía una banda de jazz y sus abuelos, Antonio Bentivegna y Hugo Panelo, eran experimentados músicos.

 

Finalmente, recuerda a su bisabuela Giovanina, cuando la veía le decía "occhi di castro" que quiere decir en italiano algo así como "ojitos de cabra" por el color de sus ojos.

 

Malkka recibió una distinción del Fondo Nacional de las Artes, a través de una convocatoria, en la que presentó "Nuditas" y otro de "Fotografías de retrato" y una de "Curación de porfolio".

 

Lectura. Malkka se involucra en momentos de la cultura de San Luis.

 

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