Acordes emocionados en el festejo de los 50 años del rock puntano
La primera revisión de la historia del rock local tuvo desde bandas emblemáticas a nuevos exponentes.
Es difícil determinar cuál de todos los momentos que se vivieron en la noche celebratoria por los 50 años el rock puntano fue el más emotivo. La presencia de algunos próceres del movimiento y el recuerdo de otros ausentes impregnaron la jornada de nudos en la garganta, ojos vidriosos y corazones acelerados por la nostalgia.
Puede ser que el cenit haya sido ver a Eddie Bustos arriba del escenario, con su voz todavía intacta y su guitarra rasguñada en su recorrida por “El rey lloró”, “Viento dile a la lluvia” y “Muchacha ojos de papel”, tres temas contemporáneos a sus inicios. O puede que haya estado en contemplar a un visiblemente emocionado Alejandro Gaido, en su retorno a los escenarios con “Dixon”, anunciar, al finalizar su actuación, que la banda cerraba sus ventanas definitivamente luego de 34 años de heavy metal puntano.
También pudo haber sido el momento más emotivo la presentación del “Grupo Ciudad”, emblema de la primavera democrática en San Luis, y los recuerdos en las pantallas gigantes a los rockeros puntanos fallecidos: desde José “Pepe” Muñoz, emblemático líder de “La banda del sargento Pepe”, a Sebastián “Sebato” Sosa, fundador de “Flash Chabon”; del entrañable Rodolfo “Pichi” Piscitelli, único poeta maldito de la puntanidad, a Pablo Salgado, la última pérdida trascendente del rock, durante la pandemia.
No habría que descartar tampoco como momento emotivo máximo el regreso de “Houdini”, con sus cuatro integrantes originales, heroicos sobrevivientes de tragedias personales y colectivas. Ni tampoco la insuperable presentación de “Tiburcio”, la banda pionera del rock local con su inoxidable baterista original “Hormiga negra” y un set muy corto que incluyó “Ataraxia”, temazo original firmado por el desaparecido Piscitelli.
A su modo, fue también emotiva la incendiaria presentación de “RAN”, la banda que sembró los cimientos del punk en San Luis, con algunos de sus miembros originales y la increíble potencia de siempre. O la efectiva presentación de “Los Watussi”, pioneros a su modo en su estilo, que tuvieron la desfachatez de ir de “Roll over Beethoven” a “Ella ya me olvidó” y de allí a “Jijiji”, de “Los redonditos de ricota”.
También fue conmovedor el regreso de “La Nona”, una banda que supo tener proyección nacional, aunque en una versión distinta a la original, con Claudio Aguilar, ex integrante de “Los fulanos” en la voz. Y la performance siempre notable de “La piedra” y su rocanrol de barrio puntano.
Por cuestiones generacionales las presentaciones de “Nosotras tan- bien”, que tuvieron el difícil trabajo de abrir una noche que se preveía sorpresiva, y “Corre que te pisho”, que invitó para un tema al freestylero Cegé, no tuvieron la carga emotiva que las otras integrantes de la grilla pero consiguieron introducir al público a una noche difícil de olvidar.
Pero si de emociones se trata, quien vivió su noche más particular fue Sebastián Wanzo, organizador del encuentro en memoria de su padre, el inolvidable sonidista Daniel. Siempre atento a lo que sucedía en las consolas, Sebastián, un profesional de primera línea, supo conjugar sus emociones con su capacidad laboral.
La celebración de los 50 años del rock puntano tuvo además de tres horas de música en vivo, una previa con stand de fotos que recorrieron la historia de la movida local, otro apartado para la memoriabilia recogida por la productora Sónica y un estudio de radio que transmitió en vivo.
Como sucede con los encuentros de varias bandas encolumnadas tras un homenaje, al final todos los músicos cantaron “La balsa” y “Jijiji” y prometieron más ediciones del encuentro, para que la emoción y las lágrimas terminen de salir.


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