SAN LUIS - Sabado 02 de Agosto de 2025

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Vieytes, el nuevo enviado del oficialismo para enfrentar a la Justicia

El jefe de Policía dijo en la semana que las personas que ellos atrapan son liberadas por los fiscales. Y se autodefinió como "la voz de la Policía". La Justicia, dispuesta a recibir un cachetazo tras otro, mantiene un incomprensible silencio.

Por redacción
| 15 de marzo de 2025

El nuevo embate del Poder Ejecutivo hacia el Poder Judicial llegó en forma de reclamo y acusación. El enviado a poner la cara y la voz para un nuevo ataque fue el jefe de Policía Pablo Vieytes, quien, obediente como buen policía, siguió los pasos que le dictaron su jefa directa, la ministra de seguridad Nancy Sosa, y, por elevación, el gobernador de la provincia, Claudio Poggi. 

 

 

La alocución de Vieytes fue en una conferencia de prensa en la que intentó graficar -con las dificultades comunicacionales que suele tener la Policía- la puerta giratoria que la Justicia penal abre y cierra con las personas detenidas por la fuerza. El concepto fue el mismo que había ensayado la ministra Sosa apenas 24 horas antes: “Nosotros nos esforzamos por detener a los ladrones y la Justicia los libera”.

 

 

Al lado de Vieytes, sonreía en un calamitoso segundo plano el abogado Rafael Berruezo, director de Relaciones Institucionales del Ministerio de Seguridad y conocedor a fondo, por su pasado como litigante en los tribunales de toda la provincia, de la verdadera cocina de los expedientes.

 

 

Con originalidad policíaca, Vieytes interpuso el ejemplo de un tal Juan Pérez para mostrar las veces que un detenido por la Policía salió de las comisarías tras los procedimientos, siempre bajo la orden de la Justicia. El hecho de que los efectivos de la fuerza demoren a una persona en la vía pública no indica necesariamente que ese sujeto sea culpable, responsable, autor ni siquiera sospechoso de un delito.

 

 

En el fuero más interno de la Policía Provincial a Vieytes lo cargan por el agudo tono de su voz. En el recorte en video que los cráneos de la comunicación provincial hicieron para que el discurso y la conferencia no resultara tedioso y que fue replicado hasta el hartazgo por los funcionarios de la provincia en las redes sociales (también obedientes, sin la estructura vertical tan marcada que tiene la Policía) aceleraron la velocidad del video y consiguieron que los agudos del comisario general quedaron aún más en evidencia. El mensaje quedó, entonces, incompleto y poco claro. 

 

 

Afortunadamente, los encargados de editar el corte que se publicó en redes sociales desecharon la parte de la conferencia en la que Vieytes dijo “Yo soy la voz de la Policía”. Hubiera sido un fuego amigo demasiado torpe. 

 

 

En medio de las acusaciones, llama poderosamente la atención el silencio de la Justicia, que parece no tener intenciones de reaccionar ante los cachetazos del Ejecutivo, que ya se cargó al procurador general de la provincia, Luis Martínez, renunciante tras las presiones de Poggi y su equipo de perseguidores, encabezado por el fiscal de estado Víctor Endeiza, un funcionario que hasta el año pasado personificaba la indisimulable pata poggista dentro la Justicia, dueño de altos cargos en el organigrama judicial.

 

 

Desde principios de mes, el cargo de procurador general lo ocupa de manera transitoria Ernesto Lutens, un funcionario de larga carrera judicial pese a su juventud y que se caracteriza por la precaución y la poca disponibilidad a la exposición pública. Con el hierro caliente en su mano, posiblemente sea él quien tenga que tomar las astas del toro y salir en defensa de los fiscales que tiene a cargo.

 

 

No es difícil ensayar ese paso. Cualquier fiscal diría que los detenidos son liberados porque los expedientes policiales llegan a los estrados judiciales con fallas tan evidentes, tan burdas por parte de un incapacitado personal policial, que en algunos casos se convierten en insalvables. Berruezo conoce muy bien esa realidad y hasta hace unos años era uno de los abogados más críticos en ese sentido, pero prefiere sonreír en las conferencias de prensa y cederle el protagonismo a Vieytes, de cargo inferior.

 

 

En realidad, no cualquier fiscal está en condiciones de enfrentar al gobierno para defender su labor. Entre los miembros del Ministerio Público hay integrantes tan amigos del oficialismo que con tal de salvar el accionar de cualquier organismo cercano son capaces de cualquier cosa. Tan jugados están como el propio Vieytes, quien como sus jefes prefieren hacer lo mismo que hace la justicia: echarle la culpa al otro. Es lo más fácil, pero lo menos conveniente para la sociedad. 

 

 

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