Prevención de infartos y ACV: redefinieron valores para controlar la presión arterial
En coincidencia de la conmemoración del Día Mundial de la Hipertensión Arterial que se celebró el 17 de mayo, la Sociedad Argentina de Hipertensión Arterial (SAHA), la Sociedad Argentina de Cardiología (SAC) y la Federación Argentina de Cardiología (FAC) redefinieron los valores considerados óptimos de presión arterial en personas con hipertensión. El propósitos es reducir el riesgo de infartos y accidentes cerebrovasculares (ACV).
Para quienes ya tienen diagnóstico de hipertensión, el objetivo será mantener la presión por debajo de 130/80 mmHg, en lugar del umbral previo de 140/90 mmHg. De acuerdo a las estimaciones de las organizaciones, con la aplicación de estos nuevos parámetros podría prevenir hasta el 15% de los infartos y el 18% de los ACV en el país.
También destacan que la implementación efectiva de esta recomendación requerirá mayor concientización, controles médicos periódicos y una articulación sostenida entre pacientes, equipos de salud y el sistema sanitario.
La hipertensión arterial es una de las principales causas de muerte en Argentina, a tal punto que afecta a entre el 35% y el 40% de la población adulta, lo que equivale a unos 15 millones de personas. Sin embargo, cerca del 40% de los hipertensos desconocen su condición, y de aquellos diagnosticados, solo uno de cada cinco logra mantener su presión bajo control.
“La hipertensión no avisa y es clave medir la presión”
En el marco del Día Mundial de la Hipertensión, y durante la Semana del Uso Responsable de la Sal, especialistas advierten sobre una realidad: en Argentina, más del 34% de los adultos tiene presión arterial elevada y dentro de ese grupo, al menos 4 de cada 10 personas desconocen su diagnóstico.
¿Qué es exactamente la hipertensión? Es una condición en la cual la fuerza que ejerce la sangre contra las paredes de las arterias se mantiene elevada de forma sostenida. Esta sobrecarga obliga al corazón a trabajar más de lo normal y, con el tiempo, puede dañar órganos vitales. Es una de las principales causas de enfermedad cardiovascular y accidentes cerebrovasculares, pero también contribuye al desarrollo de insuficiencia renal, demencia vascular, obesidad y ciertos tipos de cáncer.
Se la considera “silenciosa” porque suele ser una enfermedad que pasa desapercibida. La única forma confiable de detectarla es midiendo la presión regularmente, incluso en personas jóvenes y sin factores de riesgo aparentes.
La buena noticia es que la hipertensión se puede prevenir y tratar. Una de las claves está en reducir el consumo de sal. El exceso de sal en la alimentación es uno de los factores más determinantes en el desarrollo de presión arterial elevada. En promedio, los argentinos consumimos más del doble de lo que recomienda la Organización Mundial de la Salud: mientras el límite saludable es menos de 5 gramos de sal diarios, en nuestro país se estima un promedio de 12 gramos.
Esta cifra se explica, en parte, ya que no solo consumimos la sal que agregamos a la comida: cerca del 80% del sodio que ingerimos proviene de alimentos procesados como embutidos, panificados, snacks, comidas listas, aderezos y conservas.
La disminución de 3 gramos de la ingesta diaria de sal de la población argentina evitaría en nuestro país cerca de 6.000 muertes por enfermedad cardiovascular y ataques cerebrales, es decir, aproximadamente 60.000 cada año.
“La hipertensión no avisa. A veces puede haber dolores de cabeza, mareos o visión borrosa, pero no siempre. Por eso, la única manera confiable de saber si una persona es hipertensa es medir la presión con frecuencia. Una presión arterial superior a 140/90 mmHg es considerada hipertensión. A partir de ahí, el seguimiento con profesionales de la salud para definir si se requiere tratamiento farmacológico o solo cambios en el estilo de vida” explica el Dr. Ramiro Sánchez, consultor de la Unidad metabólica e hipertensión arterial del Hospital Universitario Fundación Favaloro. Y concluye: “Si se detecta a tiempo, se puede tratar. El objetivo es lograr una presión controlada, idealmente en valores iguales o menores a 130/80 mmHg”
Adoptar hábitos saludables tiene un impacto directo sobre la presión arterial. Comer más frutas y verduras, evitar el exceso de sal, hacer actividad física de forma regular, dejar el tabaco, controlar el estrés, mantener un peso saludable y dormir bien son medidas simples que pueden marcar una diferencia.
Nicolás Renna, investigador del Conicet en Mendoza y presidente de la SAHA remarcó que “el valor de diagnóstico para la presión arterial alta sigue siendo 140/90 mmHg (una cifra que de manera coloquial suele decirse 14/9). Lo que se ha cambiado y optimizado recientemente, es que los pacientes hipertensos tengan como objetivo terapéutico 130/80 mmHg ”. Entonces, el valor recomendado debe estar en 130/80 y mantenerse por debajo 140/90.
Entre esos dos valores (130-139/80-89 mmHg) los cardiólogos hablan de una zona limítrofe, es decir niveles que hay que controlar para evitar riesgos. Los cardiólogos remarcan que cuando una persona ya tiene el diagnóstico de hipertensión, lo recomendable es que busque bajar su presión a 130/80.


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