"Seguimos esperando el llamado": el pequeño Santiago Rumie lucha por un trasplante renal
Actualmente, "Santi" cumple con todos los requerimientos médicos para mantener su calidad de vida en las mejores condiciones hasta que aparezca el riñón. Ya se cumplieron 8 meses desde que está en la lista de espera del INCUCAI.
Su sonrisa es imborrable. Su esperanza, inclaudicable. Su lucha, un ejemplo de vida. Su fortaleza, motivación para los que lo conocen. Su amor, el reflejo de una familia entera que lo cuida y lo acompaña en cada instante. El pequeño Santiago Rumie, de 3 años, de Villa Mercedes, lucha por un riñón y lleva 8 meses en lista de espera para recibir un trasplante. Actualmente cumple a rajatabla con las indicaciones médicas para mantener su calidad de vida, pero la clave que cambiará su realidad es la intervención quirúrgica.
"Santi está bien. Se complica a veces que quiere jugar y no quiere acostarse. Seguimos en espera. Seguimos esperando el llamado", contó su mamá, Pamela Lubatti, en diálogo con El Diario de la República.
Por lo pronto, su medicación sigue igual. Además, recibe diálisis (3 horas por la siesta y 9 horas por la noche). Sigue yendo al jardín, cumple con sus encuentros con la fonoaudióloga y la psicomotricista. A su corta edad, tiene un sentido absolutamente claro de la constancia. Espera con ansias el año que viene, donde empezará a cursar la salita de 4. Y por supuesto, aguarda con gran entusiasmo su cumpleaños, el 11 de noviembre.
Toda su familia configura un pilar indispensable. Con gran amor, logran que esa batalla difícil se torne más liviana.
Una fuerte lucha
"Santi" padece una insuficiencia renal terminal. Todos los días debe hacer diálisis peritoneal. El 20 de enero, entró a la lista del INCUCAI. El presente del pequeño no solo ha motivado a su familia en la espera del riñón, sino que se han comprometido con la concientización de algo que por momentos es un "tabú", pero que puede salvar vidas y es clave que la sociedad internalice: la donación pediátrica cadavérica. Su mamá Pamela, y su papá, Leonardo Rumie, no descansan ante la lucha.
Es así que impulsan un concepto fundamental: los órganos no van al cielo. Algo delicado, difícil, pero que configura un acto de amor y solidaridad tan grande que puede expandir la vida y la esperanza.
Por ahora, "Santi" espera que suene el teléfono. Mientras tanto, desborda en amor de su familia y toda una comunidad que pone sus esfuerzos para que pueda cambiar su vida.


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