La UCC dio marcha atrás en la suspensión de una carrera

Al final, los chicos que se habían anotado al cursillo de ingreso de Turismo y Hotelería tuvieron un feliz comienzo en la vida universitaria. Después de decirles que iban a cerrar el primer año de la carrera por falta de alumnos y que los jóvenes comentaran en los medios la sorpresiva noticia que habían recibido a una semana de empezar las clases, la Universidad Católica les comunicó ayer a la mañana al grupo de estudiantes y a sus padres que continuarán con el dictado del primer año de la carrera. Aunque realizarán algunas modificaciones en la modalidad de cursado, para que la institución pueda adaptarse a la baja matrícula y los chicos reciban algún tipo de asesoramiento en el estudio.

Decidieron cerrar el cursillo de hotelería por baja matrícula, pero los chicos se quejaron.

“Ayer (por el lunes) nos dijeron directamente  que se cerraba, por eso estábamos tan nerviosos. Hoy estuvimos más tranquilos porque nos dieron una alternativa. Y ahora les van a explicar cómo va a ser y en qué materias se va a aplicar”, dijo María, mamá de Ailén, una de las estudiantes que se anotó en la carrera y que decidió hablar en un programa de radio local apenas le avisaron del cambio de planes. Y es que los chicos se enteraron de la suspensión del curso mientras estaban en clase, ya que las autoridades de la facultad se acercaron hasta el aula para explicarles lo que había ocurrido. Como la noticia los sorprendió, muchos de los alumnos optaron por llamar a sus familias para que intervinieran en el conflicto, por lo que varios padres se trasladaron hasta la universidad y hablaron con el vicerrector, que les pidió que volvieran al día siguiente por una respuesta definitiva.

La reunión fue alrededor de las 11 en uno de los edificios que tiene la Católica en el predio de la calle Felipe Velázquez. La decisión fue inmediata y no necesitó negociación. Pocos minutos después del encuentro, el grupo de 14 jóvenes con sus padres bajó hasta el hall de ingreso, donde fueron entrevistados por El Diario. Los estudiantes siguieron hacia una de las aulas, donde les iban a detallar cómo sería el cursado durante primer año y luego retomarían las clases del cursillo de ingreso.

“Van a cambiar un poco la metodología de dictado. Tendrán algunas horas virtuales”, dijo Gastón, papá de Antonella, otra de las alumnas, mientras que su esposa comentó que a partir del diálogo aparecieron varias posibilidades, como por ejemplo, que los chicos cursaran materias de segundo año. Y agradeció la predisposición de la universidad para buscar una solución que fuera favorable para sus hijos.

Sin embargo, las familias reconocieron que la marcha atrás en la medida fue gracias a cómo se movilizaron los jóvenes, que pidieron explicaciones, defendieron su banco y hasta hablaron en los medios, incluido este matutino, sobre lo que les había pasado. Lo que hizo que el posible cierre del cursillo trascendiera los límites del edificio de la Felipe Velázquez. “Puede ser que hayan cambiado por la movilización de los chicos, porque incluso nos dijeron que no pensaban que íbamos a tener esa reacción. Nosotros somos padres y por eso nos alteramos. Además, no teníamos otra opción, porque no podían cambiarse a otra carrera. Primero porque a ninguno le interesa otra cosa y después porque no podían ingresar a otra institución”, aseguró María.

Eduardo, padre de Lourdes, destacó: “A mí me llamó la atención que los chicos demostraron interés por la carrera, todos”. Lo mismo aseguró Norma Paoloni, secretaria académica de la facultad, quien agregó que en general los chicos optan por una disciplina que les gusta, pero muchos se inscriben para ver de qué se trata o tienen varias alternativas en mente para estudiar. Por eso, comentó que la decisión de la universidad apuntó a mantener al grupo de estudiantes y evitar la deserción que suele producirse en el primer año de la carrera, para que la matrícula no baje aún más.
El origen
“Todos acá estamos perdiendo un año de nuestras vidas", dijo Ailén el lunes, cuando se enteró  de que podían cerrar la carrera. Y es que la chica aseguró que ni ella ni ninguno de sus compañeros sabía que el cupo mínimo de la Licenciatura en Hotelería y Turismo era de 25 estudiantes. E incluso comentó que cuando fueron a inscribirse, vieron pocos chicos anotados y la preceptora les dijo que igual dictarían el curso. La versión se opuso a la de las autoridades de la universidad, que aseguraron que en los folletos informativos, hay una leyenda que explica que la institución se reserva el derecho de abrir una carrera por el número de estudiantes, por lo que los jóvenes estaban avisados. El cambio llegó con la insistencia de los alumnos y la difusión que hicieron de la abrupta medida.