Parroquias cierran las puertas por robos y profanaciones

Que Dios atiende todos los días, es cierto, sin embargo por estos días las iglesias deben tener sus puertas cerradas por la inseguridad y el vandalismo que las golpea. En algunos templos rompieron vidrios y canillas, profanaron las instalaciones, y en otras hasta les robaron los parlantes, micrófonos y candelabros. Los sacerdotes tuvieron que cerrar los edificios y abrirlos únicamente en el horario de misa, además de colocar rejas en puertas y ventanas.

"Hay mucha saña, esto es puro vandalismo. Y es una lucha que tenemos todo el tiempo"

Son varias las parroquias que viven la realidad del vandalismo, en la mayoría de los casos, llevada a cabo por menores de edad. En el barrio ATE I, el templo de San Cayetano tiene sus puertas cerradas desde hace un tiempo y sólo abre por la tarde de 17 a 19, cuando llega la secretaria que recibe peticiones para la misa.

En enero pasado, el párroco del santuario, Miguel Arce relató: “Un domingo al mediodía estoy saliendo para ir a almorzar y vi varios vidrios rotos en la parte alta del techo que da para el predio, donde estacionan los autos. Allí entra cualquiera, porque las rejas que teníamos las han hecho de goma”.

El saldo de ese entonces fueron ventanales y parasoles rotos, aparentemente con una honda, “porque del lado de adentro estaba todo sembrado de vidrios y encontramos las piedras. También una cerámica que se llama antepecho de los ventanales estaban rotas, como si alguien se pusiera a pegarles, con mucha saña, esto es puro vandalismo”, manifestó el sacerdote.

El autor del hecho destructivo resultó ser uno de los niños que asiste al merendero. Él mismo lo dijo. ‘Yo los rompí. Sentí algo adentro que me decía que los rompiera y los rompí’, dijo con un desparpajo bárbaro, sin vergüenza”, explicó Arce asombrado.

Ayer, minutos antes de que fuera consultado por este medio, el cura ingresó al templo y constató que una de las canillas fue arruinada. “Es la base que no la sacaron, pero han pisado, le pegaron hasta que se rompió. Ahora está perdiendo agua y tuve que colocarle un tapón. Es una lucha todo el tiempo”, expresó Arce, quien agregó que a los gastos los afrontan con la contribución de los fieles.

En San Roque, frente a la plaza Pringles, en pleno barrio Estación, tampoco están exentos de estos hechos. El vicario Juan Carlos Sánchez Clavero comentó que cerraron sus puertas desde hace dos años por hechos similares. En ese lugar sustrajeron el dinero de las limosnas y también profanaron las instalaciones. “Orinaron en la pila que contiene el agua bendita y también defecaron en el interior”, señaló el párroco.

En la esquina de 25 de Mayo y Santiago del Estero está la capilla Virgen de Luján. El predio tiene un amplio jardín con plantas que la gente del templo mantiene con maquinarias para cortar el césped. Hace unos meses esas cortadoras fueron sustraídas y luego recuperadas por la policía. A raíz de ello, debieron cerrar con rejas las aberturas de las instalaciones y hasta el momento no volvieron a registrar robos.

Algunas de las personas que colaboran con las tareas de la parroquia Sagrado Corazón de la villa, comentaron que también sufrieron robos del mobiliario interno como micrófonos, parlantes y candelabros.