Capturaron a dos acusados de asesinar a un hombre en Salta

En nueve meses, una nueva vida se gesta y está lista para salir al mundo. Pero Cristian Daniel Villalba y Ezequiel Fernando Valdez no pudieron, a su modo, hacer propia esa regla. Los nueve meses que los dos salteños acusados por un asesinato pasaron en San Luis no les permitieron renovar su existencia. Tampoco los despojaron de las sospechas que los acechaban y obligaron a vivir ocultos, en menos de 12 meses, en cuatro provincias distintas y buscar refugio en una organización que ayuda a adictos. El martes 11 Villalba y Valdez fueron acorralados en San Luis por cinco policías de Salta y otros quince efectivos locales que brindaron apoyo en el operativo. Ahora los salteños están detenidos y esperan ser trasladados a su provincia natal.

Villalba y Valdez también serán indagados por las lesiones que sufrió el hijo del pastor asesinado.

Allí serán indagados por el homicidio del pastor evangelista Juan Carlos González, apuñalado el domingo 24 de marzo de 2013 en Rosario de la Frontera, una localidad ubicada al sur de Salta y colindante con Santiago del Estero y Tucumán, referenció el oficial Gustavo Orozco, jefe de la Brigada de Investigaciones de la Policía de Rosario de la Frontera. Él es uno de los cinco agentes que viajaron hasta acá con la expectativa de atrapar a los imputados. Traían la orden de captura librada por Mario Dilascio, juez de Instrucción Formal de la Segunda Nominación, de la ciudad de Metán.

El caso caló hondo en el pueblo, aseguró Orozco. “Somos unos 50 mil habitantes, y González era muy conocido por la gente”, dijo. Era, además de referente de su culto, dueño de una fábrica de bloques de cemento, esposo y padre de dos mujeres y un varón al que bautizó con el mismo nombre de él. La muerte se le arrimó de modo sorpresivo, cuando ayudaba a su hijo, de 20 años, a entrar a la casa, en la calle Obispo Colombres del barrio Villa Josefina.

González hijo llegó a la vivienda herido, tras una persecución: Villalba, de 22 años, y Valdez, de 25, le habían dado dos puntazos  a unas tres cuadras de su casa, tras una discusión en la calle. La dupla habría intentado robarle, pero el joven logró escapar. Juan Carlos González padre, escuchó los gritos del muchacho, salió de la casa y “fue atacado por los sospechosos cuando abría un portón para que su hijo, que estaba lesionado, ingresara y se resguardara”, resumió Orozco.

Según el policía, Juan Carlos ni siquiera alcanzó a hacerles frente a los agresores para defender a su hijo. “Sólo abrió la puerta y se le abalanzaron. Valdez le dio una puñalada. Como Villalba le dijo ‘matalo’, Valdez se volvió y le dio cinco puñaladas más”, contó. El último aliento se le escurrió a González pocos segundos después por esa media docena de estocadas que le abrieron el abdomen.

En la escena, los policías secuestraron el arma que usó el homicida. “Determinamos quiénes habían sido los autores en 24 horas. Pero éstos ya habían escapado. En las semanas posteriores al hecho, estuvieron en Tucumán, Catamarca y La Rioja, y luego regresaron a Tucumán”, sintetizó. El destino siguiente fue San Luis.

Una investigación sobre los teléfonos de los sospechosos permitió seguirles el rastro y ubicarlos. Cuando tuvieron las referencias de que estaban aquí, los efectivos de Rosario de la Frontera se comunicaron con sus pares de la División Investigaciones de la Policía de San Luis, a cargo del comisario Walter Olguín.

“Nos pusimos en contacto entre fines del año pasado y comienzos de éste. Cruzamos información e hicimos ciertas diligencias que nos posibilitaron establecer que Villalba y Valdez estaban en Remar, una organización que brinda ayuda a personas con adicciones. Al parecer han usado ese sitio para esconderse”, consideró Olguín.

Orozco refirió que, aparentemente, la organización les proveía el techo y los salteños desarrollaban los oficios que ayudan a sostenerla. “Hacían trabajos en carpintería que después son vendidos en compra-ventas” que tiene Remar, abundó.

De todos modos, los salteños no fueron detenidos allí donde vivían. Los capturaron cuando caminaban por Sarmiento y Héroes de Malvinas. “En realidad allanamos tres domicilios. Pero fueron aprehendidos en la vía pública, cuando volvían a donde paraban”, dijo Olguín. Consideró que, abrumados por la cantidad de policías que los sorprendieron, optaron por no resistirse.