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Nogolí: una mujer cayó en una zanja y se quebró los brazos

Por redacción
| 03 de marzo de 2014

La caída al vacío debe ser una de las sensaciones más feas que puede experimentar una persona. El jueves Beatriz Zunino, una vecina de Nogolí, cayó dos metros en una zanja abierta, hace más de una semana, por los obreros de la empresa Tragvial, que trabajan frente a su casa, en avenida 9 de Julio, en la construcción de las cloacas y cañerías de agua. La mujer se acercó a pedirles, por tercera vez, que le habilitaran el servicio ya que al romper los caños, la zona se quedaba sin el líquido vital. La señora, de 63 años, se quebró los dos brazos. Además uno de los vecinos afirmó que el lugar no estaba vallado correctamente.

 

"Donde Beatriz se cayó no había seguridad, después del accidente pusieron todo”


“Cuando iba y les avisaba volvíamos a tener agua enseguida. Como que necesitaban mi empujoncito”, dijo Zunino y siguió con el relato: “A la tercera o cuarta vez, cuando fui a avisarles lo de siempre, me paré con tanta mala suerte sobre un montoncito de tierra, ubicada a un metro de la zanja, que como había llovido mucho, se desmoronó y caí adentro. Fue un segundo”.

 


Beatriz explicó detalladamente cómo logró salir del pozo. Al principio quisieron ayudarla unas turistas que estaban con ella, pero les pidió que la dejaran recomponerse del susto y los golpes. Minutos más tarde sintió que tenía las manos duras, pero no comprendía bien qué le sucedía.  “Pedí que me sacaran los anteojos porque se me torcieron todos, no podía hacerlo yo. No me dolía la espalda, por eso pude salir caminando a través de una rampa. Estaba empapada de barro y sentí molestias en mis muñecas”.

 

Ni bien salió del pozo, Beatriz se comunicó con su hija Silvana Sola que llegó inmediatamente a socorrerla, la ayudó a bañarse y cambiarse. “Después sentí que no me podía mover. Fuimos a la salita de Nogolí, me hicieron primeros auxilios, me compensaron y luego me llevaron al Hospital Regional de San Luis”.

 


Al día siguiente golpeó a su puerta Humberto Heredia, un representante de la empresa que le ofreció todo lo necesario para que recupere la salud. 

 


“El hombre se presentó, pidió disculpas y se está ocupando de mi mamá. Después hablaremos del resto que también es importante. Por lo menos vimos voluntad por compensar lo que pasó”, expresó Sola.

 

Pero lo que más le preocupa a Beatriz Zunino es su trabajo. “Me dieron cuarenta y cinco días de yeso, encima tengo el riesgo de la operación y después será la rehabilitación. Quiero trabajar y no tengo forma de que me reemplace nadie. Además de los dolores, moralmente me siento desmoronada, porque hago de todo: jardinería, pintura, administración y publicidad. Estoy todo el día en actividad, ahora no podré hacer nada. Tengo que resolver el tema económico y moral. Mi único sostén es mi emprendimiento de cabañas. La Municipalidad tampoco se acercó para ver qué sucedió”, afirmó.

 


Otro de los riesgos que hay frente a la casa de Zunino,  es un árbol que está a punto de caer. “Al abrir la zanja la raíz quedó expuesta y con las lluvias es probable que se haya aflojado la tierra, se puede caer en cualquier momento y me rompe todo, o peor, puede ser sobre una persona”, dijo.

 


El dueño del maxiquiosco, ubicado enfrente de la zanja, aseguró que ni bien ocurrió el accidente de Beatriz Zunino, los empleados de la empresa Tragvial reacomodaron la señalización del espacio de trabajo.

 


“Después de lo que me pasó, a los muchachos les hicieron poner chalecos, cascos e iluminaron la zona”, concluyó la accidentada.

 


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