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NTVG en Villa Mercedes, otro paso hacia la conquista continental

Por redacción
| 12 de mayo de 2014
Otra vez, NTVG brindó un recital masivo en la provincia. el grupo empieza a cosechar lo que sembró en sus inicios. | Foto: José Morales

Tuvo que venir una banda oriental del Uruguay para demostrar que la grandeza de América se consigue pasito a pasito, con paciencia y heroísmo, como lo soñó José Gervasio Artigas, un prohombre que, más de dos siglos después, mantiene la veneración de un pueblo. Esa es la idea de NTVG en su afán cumplido de conquistar el continente.
Luego de seis visitas seguidas y anuales en San Luis, el grupo comandado por Emiliano Brancciari eligió Villa Mercedes para reafirmar su plan de no abandonar el interior de un país que, si bien ajeno, parece haberlos adoptarlos como propios. Es una práctica argentina esa de adueñarse de los grandes artistas, ante la pequeñez geográfica pero la enormidad de talento del vecino. Les pasó, entre otros, a Alfredo Zitarrosa, Eduardo Galeano, China Zorrilla, Andrés Perciavalle, Mario Benedetti, Enzo Francescoli, Leo Maslíah, Osvaldo Fattoruso, Juan Carlos Onetti y Hermenegildo Sabat. Tal vez, los ejemplos de Natalia Oreiro y Osvaldo Laport sirvan como contrapeso.

 

NUEVE integrantes tiene el grupo que ya lleva 20 años de recorrido por los escenarios del mundo.


NTVG es la banda más argentina de las bandas uruguayas pero por un hecho anecdótico. Brancciari nació en Buenos Aires y es hincha de Boca, pero hay que verlo en los videos gritar con fruición los goles de Diego Forlán con la camiseta celeste.
Obviamente, el grupo es mucho más que su frontman. Una demostración más ocurrió el sábado a la noche en complejo "Al cielo", de Villa Mercedes, un lugar que fue usado muchas veces para recitales de cuarteto y pocas para el rock. La numerosa agrupación uruguaya dejó en claro su prolijidad y su estado de gracia, con una sesión de vientos impecable, una base aceitada y la versatilidad de Gonzalo Castex para hacerse cargo de todos los huecos posibles. Y de los imposibles también.
El respeto es, quizá, la fórmula del éxito de NTVG. Sólo treinta minutos después de la hora señalada, el recital comenzó con una seguidilla de temas de su último álbum, “El calor del pleno invierno”. El primer hit viejo, “Al vacío”, llegó cuando el show promediaba los cuarenta minutos y la gente –desacostumbrada a la puntualidad- seguía entrando.
Como es costumbre, estuvieron los viejos éxitos de la banda como “Verte reír”, "El camino más largo", “Ese fuerte viento que sopla” y “Pensar”.
Una pantalla que emanaba animaciones simples, de pocas estridencias, una para cada canción, era el soporte visual del recital. Del otro lado, el público respondió con banderas de tres colores y el acompañamiento en casi todas las canciones.
Mientras sonaba “Fuera de control”, Brancciari paró el concierto porque una valla de contención se rompió. “Lo primero es lo primero”, explicó el cantante y esperó, primero arriba del escenario con una fenomenal y despojada versión de “Corazón”, de Los Auténticos Decadentes, y luego abajo a que el problema se solucionara. La intervención de Diego Sosa, el productor local, hizo que el inconveniente se saldara rápidamente y el show continuara a los pocos minutos. “Saltaron los bulones de las vallas y se desarmaron los encastres”, explicó el empresario.
Tal vez haya sido bueno el parate, porque el regreso fue con “Clara”, posiblemente la mejor canción del grupo, que coreada por las más de tres mil personas reafirmó su impronta murguera.
Mientras en Villa Mercedes una garúa fina, pero persistente mojaba la ciudad, en el concierto NTVG seguía con sus canciones sobre la lluvia y sobre el agua. El grupo celebró el cumpleaños de su asistente Carlos Quinto –invitado a tocar la guitarra en uno de los temas- y el día de la madre en Uruguay, que se celebró ayer, con “La única voz”.
Otro motivo de festejo podría ser que el grupo oriental se convirtió en la banda internacional que más veces visitó la provincia en la última década y media. Y prometió volver, indirectamente, cuando Emiliano se despidió de la gente con un “Nos vemos pronto”, mientras terminaba de tocar “Fuera de control”, la canción que habían tenido que interrumpir un rato antes. Una forzada coincidencia para una banda a la que le gusta tener el control de todo, como buenos conquistadores.  

 


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