Ruta 3 norte: un paseo comercial que atrae cada vez más rubros

Algunos querían alquilar un local y les gustó la zona, otros decidieron remodelar la casa para montar un emprendimiento propio o generar un espacio que les dejara una renta mensual, pero todos apostaron a que la ruta 3 norte, repleta de viviendas sociales, se convertiría en un polo comercial. Y no se equivocaron. La vía que va hacia La Punta está poblada de negocios que abastecen a los barrios ubicados a lo largo de las tres rotondas. De la gastronomía a la atención de mascotas o los centros de estética, el sector cuenta con más de cincuenta casas de diferentes rubros que les ahorran tiempo y gastos de transporte a los vecinos a la hora de hacer las compras.

"Tenemos que darle a la gente lo que hay en el centro, para que no tengan que irse"

“A la gente le tenemos que dar lo que hay en el centro. Debemos ofrecerle la misma calidad, pero acá, para que no tengan que irse”, dijo Carlos Serrano, dueño de una panadería y rotisería, situada en la calle paralela a la ruta hacia el norte. Ese lado del camino es el que más cantidad negocios tiene en funcionamiento y las fachadas están a la vista de los automovilistas, a diferencia de los situados al otro margen, que tiene accesos con boulevard y las tiendas quedan en las arterias que recorren el interior de los diferentes barrios.

A los quioscos y despensas que aparecen en todas las zonas de la capital alejadas del centro, en la ruta 3 se suman carnicerías, verdulerías, tiendas que ofrecen variedades de pescado, fiambres, casas de comidas, pizzerías y dos heladerías de empresas que tienen varias sucursales en San Luis. Pero no todo es para llenar la heladera. También hay comercios para equipar el hogar o arreglarlo, como una vidriería, un local que vende muebles de pino, cerrajerías y ferreterías.

“Dentro de todo nos va bien. Viene gente de los barrios cercanos, de La Punta. Hay movimiento. Yo ya tengo mis clientes y como antes había otra peluquería, algunos vienen de esa época”, dijo Luis Reyes, que tenía su negocio en el sur de la ciudad y decidió trasladarse porque tenía menos competencia y más personas para atender. Aunque ahora no es el único estilista de ese sector.

Las farmacias son otro de los rubros más solicitados, porque al igual que las que están en el microcentro puntano, trabajan con obras sociales. Gabriela, empleada de una que está hace más de diez años en la segunda rotonda, comentó que ya tienen compradores fijos y que no sólo se acercan por remedios, sino que aprovechan para llevar bijouterie o accesorios para hacer algún regalo. En especial los domingos, que hay pocos locales abiertos.

La lista de comercios se completa con papelerías, un cotillón, un taller de arreglo de calzado, casas de computación y electrónica, agencias de lotería, tiendas que ofrecen artículos de limpieza, lubricantes para autos, gomerías y talleres mecánicos y un amplio abanico de tiendas de ropa para mujer y niños. “Todo depende de los gustos, por eso yo trato de traer prendas exclusivas o para fiestas. Creo que la gente compra mucho en el barrio, porque hay varias tiendas y todas estamos trabajando. Además yo no pago alquiler, pero hay algunos que sí, así que deben vender bien”, dijo Susana Luna, que tiene un local de indumentaria femenina.

También hay varias veterinarias y tiendas de mascotas. Brenda Benitez, empleada de una de las sucursales de Maskotas, contó que el servicio de peluquería canina que ofrecen tiene cada vez más clientes porque muchos de los que iban a las sedes más céntricas, eligieron la de la ruta 3, para poder llevar al perro caminando. Y hasta para hacer actividad física o aprender un idioma, los vecinos tampoco tienen que alejarse mucho de su casa: los barrios cuentan con un gimnasio, un centro de judo y yoga, un instituto de inglés y hasta un jardín maternal.

Zona en crecimiento

Las cuadras de mayor movimiento son las que están cerca de la segunda rotonda, aunque en todas hay por lo menos una despensa o una rotisería. Además, la mayoría de las esquinas aprovecharon los metros cuadrados que tienen de más para montar grandes locales, como si los habitantes de ese punto de la ciudad se hubieran organizado para montar un paseo comercial. Aunque de acuerdo a los vendedores consultados, no fue una decisión en conjunto.

“Yo creo que para los dueños de las casas, la mejor inversión que podían hacer era un local, porque tienen mucho espacio. El que se jugó, le fue bien”, afirmó la empleada de Maskotas. Y es que hay varios que ampliaron su casa para armar un local que pudieran alquilar. Incluso en algunos casos, como la panadería de Carlos que antes era una tienda de venta de películas, una empresa compró toda la propiedad para adaptarla completamente al uso comercial.

“Cuando yo vine al barrio, hace catorce años, eran dos o tres negocitos y después empezaron a aparecer más”, dijo Susana. Lo mismo aseguró Antonio, que vende alimento para mascotas en un local que está delante de su casa, mientras que Sergio, empleado de una mueblería, quien recordó que la instalación de un supermercado en la zona, favoreció la circulación de gente.

Aunque la mayoría de los comerciantes trabajan hace varios años, aseguraron que el sector sigue incorporando negocios y cada vez están más completos. “Falta un rapipago donde puedan pagar las facturas y la gente sería feliz”, dijo Brenda. Y Luis agregó que también necesitarían una delegación de la Municipalidad para hacer trámites.