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Elisa Carrio: "Cristina quiere ser Evita o el Che y va a terminar siendo Galtieri"

Por redacción
| 19 de agosto de 2014
Vamos de paseo... Lilita hace su entrada triunfal. Al volante del auto eléctrico va yeya Despouy.

Elisa Carrió, ex candidata a presidente de la Nación y actual diputada nacional por UNEN, estuvo en San Luis para presentar su último libro, “Humanismo y Libertad”. El encuentro se realizó en la casona Villa Hortensia, propiedad de la familia Despouy, donde la legisladora dejó frases de su sello, con fuerte contenido político y denuncias al Gobierno y los principales candidatos de la oposición para las elecciones del año que viene.

 

"En el 2016 babrá que empezar de nuevo luego de un gobierno clientelista, que no les da a todos ni los hace compatibles con el trabajo".


—¿Cómo ve la política argentina?

 


—Complicada. Cuando avanzan los nacionalismos, avanzan los fascismos. Y tenemos una Presidente que está ejecutando una venganza contra las clases medias. Piensa que los que no la siguen apoyando merecen sufrir. Y esa política de destrucción se lleva puestas a las clases pobres.

 


—¿Los fondos buitres agregan dramatismo a la situación?

 


—Hay buitres afuera y adentro, que son los que hoy nos gobiernan. Hay 8 mil millones de dólares que no entraron al canje y tampoco son reclamados porque los tienen argentinos. Cuando el país podía, no arregló con un pago de mil millones una deuda de 20 mil millones. En cambio le pagamos al FMI una deuda que no estaba vencida. ¿Queda claro?

 


—¿Y cómo se arregla?

 


—Con pago y auditoría. Hay que afrontar lo que se debe, pero al mismo tiempo auditar los intereses y el origen de la deuda. Es un principio que aplicó Japón luego de la Segunda Guerra Mundial. Si uno hace una auditoría, la deuda se reduciría a la mitad. Lo del Club de París es auditable, la compra de YPF también, pero la vaciaron.

 


—¿Y la deuda externa en bonos?

 


—Es más difícil, porque pasó de mano en mano y hay terceros que compraron de buena fe.

 


—¿Qué pasará en el tiempo que le queda a Cristina en el poder?

 


—Es un Gobierno que se va tirando del mantel para que no quede nada. Será importante que no haya golpe, porque hay que afianzar la República; tener una dirigencia con mucha templanza y tender hacia la unidad nacional.

 


—¿No la cansa chocar con todos?

 


—En la política estoy considerada una mujer disruptiva porque no tengo doble discurso. ‘Lilita, sé más flexible’, me dicen. ¿Qué significa ser más flexible? ¿Que me deje violar sólo la mitad? No hay medio violadas, cuando te violan, es a cuerpo entero.

 


—¿Sigue creyendo en un gobierno de coalición? Pareciera que UNEN no puede lograrlo.

 


—Hay discusiones, pero debemos tirar todos hacia adelante porque está en juego la Nación. No hay coaliciones de izquierda o de centro izquierda, a Chile le costó armar la Concertación, Lula fue vicepresidente de la derecha antes de tomar el poder y Tabaré Vázquez también tuvo sus problemas en Uruguay. Yo digo que UNEN gana una elección nacional, pero debe ser amplio. La gente está cansada del PJ. Si el corazón se pone menos duro, todo es reversible.

 


—¿Qué representa hoy UNEN?

 


—Un movimiento que empezó a crecer. Pero ojo, no es cuestión de amontonar 14 partidos, hay que tener 14 dirigentes con partidos atrás, que es otra cosa.

 


—¿No cree que gestos como el que protagonizó con Pino Solanas no ayudan?

 


—Yo soy transparente. Y además, fue sólo una pelea. No me banco los machos crueles (risas). Hay que esperar que se le pase, como a cualquier marido…

 


—¿Qué opina de un posible acercamiento con Mauricio Macri?

 


—No le tengo miedo a una interna con él, que el pueblo elija. En cambio Scioli y Massa representan el narco estado, con ellos, nada. Ésta es una lucha clave: República versus narco estado, fe versus narcotráfico.

 


—¿Cómo se remonta una elección como aquella que hizo usted en la que sólo sacó el 1,8%?

 


—Yo pagué mis errores con ese 1,8%, no es fácil convencer a un pueblo que no quiere la verdad. ¿Sabés una cosa? Ese 1,8% fue el instante de libertad más grande de mi vida. Yo era la mala mensajera, pero mantuve la coherencia y gané mi batalla. Fui la única que no terminó cooptada por el Kirchnerismo.

 


—¿Cómo será la Argentina de 2016?

 


—Habrá que empezar de nuevo luego de un gobierno clientelista, que no les da a todos ni los hace compatibles con el trabajo. Hay una presidenta que quiere ser Evita o el Che y terminará siendo Galtieri o Ceaucescu. Si evitamos la violencia, hacemos una transición democrática y elecciones transparentes, nos vamos a levantar, como ya lo hicimos muchas veces.

 


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