Tal vez en la provincia no se dimensione la altura artística de Herman Cornejo, el bailarín clásico nacido en Villa Mercedes hace 33 años. Para decirlo en pocas palabras, el joven es una estrella de primer nivel del ballet mundial, a la altura de figuras rutilantes.
Instalado en Nueva York, parece muy difícil que Cornejo vuelva a bailar en la provincia.
Una enumeración rápida de sus logros lo ubican como primer bailarín del American Ballet Theatre, merecedor del premio Bolshoi e intérprete de casi todo el repertorio del ballet clásico de este siglo y del pasado. Lo que se dice una valor de nivel internacional.
A decir verdad, tampoco en el país Cornejo tiene el reconocimiento que merece. En parte, hoy y mañana podría empezar a saldar esa deuda cuando se presente en la IV Gala de Ballet Internacional de Buenos Aires, donde el puntano es, obviamente, una de las figuras principales.
En las noches, que se realizarán en el Teatro Coliseo de Buenos Aires, habrá bailarines del American Ballet Theatre, del New York City Ballet, del Boston Ballet, Norwey Ballet, del San Francisco Ballet, del Teatro Colón y del Hamburg Ballet.
El encuentro brinda al público la oportunidad de ver el trabajo de estrellas de la danza de las más importantes compañías del mundo, juntas, en una gala sin precedentes en nuestro país.
Además de Cornejo estarán Joaquín de Luz; los argentinos Carolina Agüero y Darío Franconi; el cubano Osiel Gouneo; Whitney Jensen; Karina Olmedo (quien este año estuvo en San Luis cuando el ballet del teatro Colón hizo una presentación histórica) y la rusa Maria Kochetkova.
No es fácil entrevistar a una estrella de la danza como Cornejo. Los intentos para convencer a los productores de que el medio que lo buscó por casi tres días es de su provincia natal fueron en vano, bajo la excusa de que el joven bailarín sólo tenía pautadas entrevistas con dos medios gráficos de tirada nacional.
Instalado con comodidad en Nueva York (y antes en España), parece muy difícil que Cornejo regrese alguna vez a su provincia de nacimiento para bailar. Aquellos comprovincianos que quieran comprobar el talento de un nacido en estas tierras deberán ir detrás del ballet estadounidense. Por eso, la chance de apreciarlo este fin de semana en Buenos Aires no debería descartarse tan rápidamente.
Cornejo se formó en el teatro Colón y luego, cuando tenía 22 años, ingresó al ballet que actualmente lo tiene como figura estelar. En una de las entrevistas que brindó en la semana recordó que los inicios fueron en el patín artístico de Villa Mercedes, por más que sus padres querían algo más difundido, como el fútbol o las artes marciales.
"Necesitaba moverme, pero moverme con la música. La música fue importante y lo sigue siendo", dijo el bailarín quien reveló que fue su hermana Erica (también destacada en el mundo de la danza) quien le mostró el camino cuando empezó a estudiar ballet.
La imagen del pequeño Herman en las calles observando a su hermana practicar, mientras su madre la iba a buscar, es una imagen que genera extrañeza a esta altura de su carrera.
El tiempo lo llevó a Buenos Aires, donde se perfeccionó en la danza de la mano de Wasil Tupin y Mercedes Serrano, dos generosos maestros que le dieron una formación más profesional.
Cuando a los 8 años, sus padres lo llevaron a ver "Spartacus", con Maximiliano Guerra, Herman se quedó impresionado y empezó a practicar con más ímpetu en su clase; hasta que una tarde hizo un doble giro en el aire y lo llevaron a probar al Teatro Colón.
Recordó Cornejo que no se asustó cuando se enfrentó al mundo del Colón, donde entró a los 9 años. Cinco años más tarde ganó una beca en el American y le ofrecieron quedarse, pero el chico prefirió volverse a su país.
No tardaría en recibir nuevos ofrecimientos, como el que le hizo Julio Bocca para entrar a su compañía. Así fue que con el Ballet Argentino, el villamercedino recorrió el mundo.
"Lo que me dejó esa experiencia fue el hecho de bailar en teatros extraordinarios, más la madurez de estar mucho en el escenario a una edad tan temprana", dijo el bailarín, quien recordó que durante las giras hacia sus propios roles, pero también los de Bocca, cuando se lesionaba.
Cuando Herman sintió que era el momento de dar el gran salto en su carrera, de esos que daba a cada rato en el escenario, se presentó con su hermana en el American Ballet Theatre. "Nos contrataron como refuerzo para una temporada en el Metropolitan. Al terminar nos dijeron que no tenían contratos para bailarines tan jóvenes, salvo para la compañía junior, pero en seis meses entramos a la compañía principal".
Ahora, el joven vive en Estados Unidos, pero aseguró que no sufriría si un día tuviera que irse porque, aseguró, está más atado a su carrera que a la ciudad. Estuvo casado con la bailarina española Carmen Corella y sus padres ahora viven en Buenos Aires.
Así que ellos podrán ir a verlo en las galas especiales de hoy y mañana, el momento elegido por Herman para volver a bailar en su país.


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