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Villa Mercedes: obligan a un imputado por robo a tratar su adicción a las drogas

Por redacción
| 26 de septiembre de 2014
La última vez. Carlos "Tinelli" Puscama cuando era trasladado a la comisaría de La Ribera.

Seguro el juez de Instrucción N° 2, Leandro Estrada, pensó que, en lugar de regresar al Penal (al menos de manera preventiva) a Carlos  Daniel Puscama, lo mejor sería tratar de combatir de una vez por todas la raíz de todos sus males: las drogas. Por eso determinó que el hombre de 34 años, que intentó robar el mismo día que salió de la Penitenciaría, quedara procesado en libertad, pero deberá cumplir con un tratamiento para dejar de ser un prisionero de su verdadera cárcel, los estupefacientes.

 

El problema de adicción de Carlos es algo que sufre su familia desde hace muchos años", dijo el defensor oficial de Carlos Puscama, Hernán Herrera.


"Ha quedado en libertad, pero es parcial, porque le he impuesto una serie de cargas que tiene que cumplir. Y si no lo hace, le revocaré esta libertad restringida", aclaró, ante todo, el juez.

 


"La adicción a las drogas le tiene minada la voluntad, le afecta la psiquis y, por lo tanto, la conducta", comprendió. "Hice una valoración del equilibrio entre el daño causado por el hecho delictivo y el daño que le causaría la prisión preventiva al adicto. Esto fue un robo en grado de tentativa, un hecho en el que hubo una afectación mínima de los bienes de propiedad. O sea, no es lo mismo que desvalijar una casa o un delito cometido con un arma de fuego", abundó.

 


El personal de la Comisaría 29ª, de La Ribera, donde estaba alojado el imputado, fue informado de la decisión del magistrado el miércoles, a las 23. "Le ordenaron el procesamiento por 'robo simple en grado de tentativa'", comentó Eduardo Ávila, jefe de la seccional 8ª, que instruyó el sumario del último hecho por el que lo acusan a Puscama.

 


Estrada dio a entender que, evidentemente, enviarlo otra vez a prisión no tiene caso. "Está casi en un estado de inimputabilidad, porque su voluntad está manejada por el consumo de estupefacientes. Y el Servicio Penitenciario no tiene las herramientas necesarias para brindarle el tratamiento de rehabilitación", explicó.

 


Puscama tendrá que asistir al área de Salud Mental del Policlínico Regional "Juan Domingo Perón", donde le informarán al magistrado qué clase de terapia precisa. "Al principio el tratamiento va a ser ambulatorio, pero si es recomendable su internación, la voy a ordenar", remarcó.

 


Para verificar que el imputado cumpla con esa obligación, todos los viernes deberá ir a tribunales. "Lo quiero ver en persona, para saber cómo va con la rehabilitación. También tiene que traer los certificados que comprueben que está asistiendo al área de Salud Mental", detalló Estrada.

 


El juez llegó a esta resolución en consonancia con la familia del procesado, que desea, ante todo, que el hombre no vuelva a tocar las drogas. "Me reuní con ellos y les dije 'tráiganme una propuesta'. La hermana se ofreció a darle trabajo en su gomería. Entonces le impuse la carga de trabajar allí, donde tendrá que cumplir el horario que le indiquen, como cualquier empleado", contó.

 


A entender del magistrado, su disposición, después de varias reuniones con la familia, les cayó muy bien. "Si mandarlo a la cárcel no sirve, no puedo mirar para otro lado", interpretó.

 


No es la primera vez que Estrada  decide internar a alguien con problemas de adicción. "Este es, creo, el cuarto caso. En uno el joven era esquizofrénico", recordó.

 


Sin embargo aclaró: "Esta resolución que tomé no significa que una persona que entre a un banco, cometa un robo con armas, pueda venir y pedir un tratamiento de rehabilitación y la libertad. Porque un caso así, ni siquiera el consumo de drogas lo puede justificar".

 


El decimosexto delito

 


Puscama aguardaba en la Comisaría 29° desde la mañana del viernes. Se había ganado el encierro, por decimosexta vez en su vida, al tratar de sacarle el estéreo a una camioneta.

 


Intentó llevar adelante su fallido plan la medianoche del jueves, en calle Profesor D'agnillo, entre Mitre y Pedernera.

 


Esta vez el botín con el que especulaba estaba en una Renault Trafic, blanca. El vehículo es de Paulino Miranda, un reconocido vecino de la cuadra que cuando no corta el cabello se dedica a su verdadera pasión: la música. Su salón está junto a su casa, en D'agnillo 5,  y el músico tiene la costumbre de estacionar su camioneta afuera, en la vereda.

 


"Tinelli", como apoda la Policía a Puscama, había conseguido forzar la cerradura de la puerta corrediza del rodado, extraído el frente del estéreo y, a esas alturas, destrozado el tablero, detalló Ávila, en su momento.

 


El que se percató de todo eso fue César Ramón Gómez. El sargento de la Policía Federal custodiaba las oficinas de PAMI, que están sobre la misma vereda que la peluquería de Miranda.

 


El ruido que llamó la atención del efectivo era el que hacía el ladrón cuando tironeaba el tablero, comentó el acordeonista. Gómez lo sorprendió y lo arrestó.

 



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