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La historia de Elba, la madre sustituta de más de cien niños

Por redacción
| 18 de octubre de 2015
Madre hay una sola. Elba enseña la fotografía del chico que cuidó desde bebé hasta los 23 años. Foto: José Morales.

Tiene en las manos una mezcla de rusticidad y dulzura. Esa combinación que delata a quien tiene la fuerza de cortar con facilidad un pollo para cocinarlo, y al mismo tiempo es lo suficientemente suave para dar una caricia certera. Así es Elba de Rosales, una mujer que eligió ser madre sustituta y a lo largo de treinta y seis años ha cuidado a más de cien niños vulnerables y necesitados de afecto.

 


La casa es pequeña, pero tiene algo que la torna acogedora. Sobre  la pared de una estufa a leña, que le da calor a la posada, penden algunas fotos viejas de niños, familiares, personas que sonríen. Elba se sienta alrededor de la mesa y con algo de timidez comienza a contar su historia: "Yo cuidaba niñitos recién nacidos. Apenas nacía un niño y lo abandonaban, me lo traían a mí. Yo lo tenía conmigo hasta que lo adoptaban". Actualmente, la mujer tiene setenta y seis años, y tenía cuarenta cuando comenzó a recibir chicos. “Yo empecé porque en la radio pedían gente para cuidar niños. Yo me anoté, hice todos los papeles, los estudios psicológicos, todo. Estaba todo bien, pero cuando fui, ya habían puesto a otra. Yo quedé enojada y pensaba que cuando volvieran a pedir, me iba a anotar. Resulta que empezaron a pedir matrimonios que cuidarán niños y como ya me conocían, me seleccionaron y ahí comenzamos", contó Elba, quien en principio formaba parte de un programa llamado "amas externas", a través del cual el juzgado de menores le designaba a pequeños abandonados o cuyos padres no estuvieran en condiciones económicas, jurídicas o psicológicas de atenderlos. Luego pasó a ser considerada "madre sustituta", y hace algunos años el Ministerio de Inclusión Social formó el Programa de Familias Solidarias.

 


Además de los niños que recibía de manera provisoria, Elba tiene dos hijos biológicos, Marcelo y María Elba, y una tercera llamada Jesica, que adoptó luego de conocerla en el mismo sistema en el que trabajaba. Desde que tomó la decisión, no ha parado de alojar chicos, teniendo incluso hasta siete u ocho al mismo tiempo. "Nunca me trajeron un niño sanito. Una vez trajeron uno quemado con una estufa, otro tenía la cabeza tan llena de mugre, que parecía una infección, y otros venían enfermos. Pero todo niño que venía yo lo recibía", dijo. Es que para ella, todos los pequeños que ha albergado fueron sus hijos, y si bien no recuerda todos sus nombres, a cada uno lo cuidó, le cocinó, y lo mantuvo limpio y saludable. Los chicos se quedaban con ella hasta que cumplían tres años, y luego eran llevados con otra familia o eran adoptados.

 


Sin embargo, el caso de Fermín es diferente. Cuando habla de él, a Elba la voz se le escucha diferente, como si le costara hablar o algo la desgarrara por dentro. Fermín llegó a su casa cuando era un bebé, padeciendo algunas discapacidades que, según explicó Elba, se debían al estado de desnutrición en el que se lo llevaron. "Como era discapacitado, nadie lo quería adoptar. No habla nada más, pero come solito, camina, y usa pañales. Es un niño sanito, nunca estuvo enfermo. Desde los nueve meses lo tengo y ahora tiene veintitrés años. Para mí es un hijo. Lo entregué y me ha costado. Al final es un bien para él. Yo soy una persona grande y cuando yo ya no esté nadie se iba a poder hacer cargo de él", expresó mientras contemplaba una foto del muchacho cuando era un bebé. Fermín fue trasladado a la casa de una hermana hace unas pocas semanas, y a través de los anteojos de Elba, puede advertirse un brillo en los ojos que intenta disimular.

 


Después de que se llevaron al chico, la mujer decidió no recibir más niños, por la edad que tiene y sus problemas de salud. Aún así, no duda ni un segundo a la hora de afirmar que su vocación y su tarea en la vida fue ser madre.

 


"Cada vez que me llevaban un niño, yo lloraba. Me costaba muchísimo. Para mí no eran niños que me traían, para mi eran hijos", confesó.

 


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