SAN LUIS - Lunes 13 de Mayo de 2024

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Declaró la joven herida por el primer disparo de Talquenca

Por redacción
| 20 de noviembre de 2015
La defensa. Walter Talquenca (izq) con sus abogados, Sebastián Chávez y Miguel Ángel Agundez. | Martín Gómez.

Doris Yamila Gatica estaba en la puerta del pub “Aura”, de Naschel, cuando notó que había un hombre con ropas oscuras agazapado detrás de una camioneta, con los ojos clavados en el pub y en la disco “Natacha”. Le pareció raro su comportamiento, y se lo hizo saber a su novio, Miguel Ángel Lucero. “Quedate tranquila –la calmó el muchacho–, porque es policía. Lo ubico, hace adicionales”. Permanecieron en la puerta y vieron pasar a otro oficial conocido, que vestía de civil y los saludó. Un instante después, Yamila vio que el hombre que estaba escondido se subía a la vereda con un arma en la mano. Su novio la empujó hacia adentro del bar y cerró la puerta. Se escondieron juntos en una especie de depósito. Cuando estaban refugiados allí advirtieron que ella tenía sangre en la campera. Había sido alcanzada por una de las balas disparadas por Walter Talquenca, el ex policía que después iniciaría un tiroteo mortal adentro de “Natacha”.

 


Yamila fue la primera persona a quien el acusado hirió. Después de gatillar frente a “Aura”, Talquenca entró al boliche, ubicado a unos 30 o 40 metros. Allí mató al comisario Marcelo Barrio, que esa noche controlaba a los efectivos que cumplían servicio adicional, y al camionero Diego Brizuela, que estaba de salida, y lesionó a otras 16 personas que estaban en el local.

 


La joven fue una de las víctimas que declaró el martes en el juicio que la Cámara del Crimen de Concarán lleva adelante contra Talquenca. También lo hicieron otros sobrevivientes: Fiorella Rojo, Juan Manuel Gutiérrez, Milagros Quiroga, Carlos Nievas y José Elías Alturria, detalló una fuente de la causa.

 


Según el informante, a la par de las lesiones, los testigos, “han quedado muy afectados psicológicamente por lo sucedido”. Tan perturbada estaba Yamila que hasta le costó comenzar a dar su testimonio ante el tribunal, dijo.

 


Al momento de ocurrir el hecho –fue la madrugada del 15 de marzo del año pasado–, Juan Manuel Gutiérrez trabajaba en una fábrica de El Morro. Si bien vivía en Naschel con su esposa y sus dos hijos, Talquenca prestaba servicio en el destacamento de esa localidad. 

 


El testigo contó el martes que “había visto (al enjuiciado) el día anterior (al tiroteo), cuando fue a buscar comida, y que lo saludó de modo amable”, dijo la fuente.

 


“Le agradeció a los directivos de la fábrica, que le han permitido no volver a El Morro, porque pensaba que se lo iba a encontrar. Tenía gran temor. No ha vuelto a salir”, refirió. Gutiérrez también comentó que dejó de practicar rugby, por los dolores que le dejó la lesión en el brazo en el que recibió el impacto.

 


Cuando fue su turno de declarar, Fiorella Rojo se quebró. Tras la tragedia, tuvo un bebé que hoy tiene unos seis meses, contó la fuente. Aseguró que, por las lastimaduras que sufrió,  tiene dificultad para acunarlo o sostenerlo en brazos por mucho tiempo.

 


Esa madrugada, Milagros Quiroga estaba sentada cerca de la barra. “Declaró que escuchó que dijeron ‘tírense al suelo’. Ella lo hizo, y cuando se quiso levantar para ir a esconderse en el baño, se dio cuenta de que no podía caminar y se arrastró hacia allí. Tenía dos heridas, una en cada pantorrilla”, narró. Se presume que el mismo proyectil causó ambas lesiones.

 


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