Hace pocos años que la cabaña "Don Gabriel" está inscripta como tal, pero es mucho el tiempo de trabajo, esfuerzo y dedicación que tiene en su historial y que la conduce al buen presente que vive. La firma pagó el valor más alto por un toro Polled Hereford en el remate de Las Lilas y también se hizo acreedora del toro gran campeón de la misma raza en la Expo Rural de San Luis. Son ejemplos de la preocupación de su dueño, Gabriel Ferrero, por obtener genética de calidad para una cabaña que apuesta a mejorar sus rodeos para crecer.
Por la Autopista Nº 55, a 30 kilómetros de Buena Esperanza y 100 al sur de Villa Mercedes, se puede llegar a la estancia "La Angelina", un lugar donde se respira la inconfundible calma que implica que todo marcha como tiene que marchar. En el lugar se vislumbran los corrales donde reposa el ganado de la cabaña "Don Gabriel". Un corto camino de tierra lleva a una casa de ladrillos vistos y techo de chapa: el hogar de Gabriel Ferrero, un productor que nació en Villa Valeria, provincia de Córdoba, pero que adoptó a San Luis como su hábitat natural.
Con un mate de por medio, el cabañero le contó a la revista El Campo sus inicios en la actividad. Desde niño estuvo vinculado al campo. Trabajó como ayudante de cocinero, a los 11 años cargaba bolsas al mismo ritmo que los mayores y a los 18 ya había podido comprar su propia cosechadora, cuando ya era todo un emprendedor. A costa de esfuerzo, Ferrero se inició en la agricultura sembrando girasol. “En Villa Valeria era agricultor. Empecé con una máquina cosechadora a sembrar y evolucioné hasta que en 1989 pude comprar el primer campo, que es la estancia "La Angelina". Después fui comprando otros campitos más, todos con agricultura y un poco de ganadería”, recordó. Además de las 730 hectáreas de La Angelina, Ferrero dispone de otras cinco estancias en la provincia: una llamada “El Pibe”, “La Primavera” y “La Lona” en Martín de Loyola, y otras dos en Buena Esperanza. A aquella primera máquina, que recuerda que pagó en dos cuotas mientras hacía la colimba, Gabriel le sumó una decena de tractores, tres cosechadoras, cuatro sembradoras y fumigadoras que le permitirían al día de hoy, si los precios al menos compensaran tanta inversión, hacer unas 500 hectáreas de siembra gruesa.
Sin embargo, las maquinarias actualmente están frenadas. “Antes sembraba mucho girasol, sorgo y algo de maíz, hasta que el girasol no se pudo sembrar más por la paloma. Últimamente no estamos sembrando porque hemos hecho todos los números y no es redituable. Además tuvimos tres o cuatro años de poca lluvia y hemos cosechado muy mal. Estaríamos trabajando a pérdida porque los insumos y los costos se han ido muy altos, inalcanzables”, expresó.
Vacas por agro
A causa del fuerte parate que sufre la agricultura, Ferrero se inclinó hacia la labor ganadera y hace unos años comenzó a incorporar hacienda con una notable preferencia por los ejemplares Polled Hereford.
“Es una raza que siempre me gustó mucho. Cuando era chico decía que si algún día tenía hacienda iba a ser de esta raza. De a poquito fui comprando vacas puras registradas y toros. Compré durante siete u ocho años hasta que me anoté como cabaña”, confesó el productor.
El Polled Hereford es una variedad sin cuernos de Hereford, una raza productora de carne que posee buena masa muscular, de pigmentación colorada y cabeza blanca. En el año 2013, Ferrero registró la cabaña, que bautizó con su nombre de pila, y hoy cuenta con un elenco de más de 270 vientres, unos 20 toros y 12 vaquillonas que están pariendo y que darán alrededor de 60 toros el próximo año. Los ejemplares se reparten entre "La Angelina" y "El Pibe". De todas maneras, además del ganado que forma parte de cabaña "Don Gabriel", las estancias de Ferrero albergan más animales, entre las que se encuentran cerca de 1.100 vacas madres y algunos novillos. “En todos los campos tengo ganadería, salvo en los dos de Buena Esperanza, que los utilizo para hacer grano para alimentar la hacienda”, explicó. En este sentido, las tierras juegan un papel importante a la hora de buscar fortalecer una cabaña que crece de a poco y promete mucho.
Invertir en genética
Gabriel Ferrero quiere que su cabaña crezca y apunta a incorporar la mejor genética sin reparar en lo que tenga que invertir. Con esa consigna dio la nota en el remate “Cuenca del Río Quinto”, de cabaña "Las Lilas", que se desarrolló en Buena Esperanza el 7 de octubre pasado. El productor ofreció la suma más alta ($75.000) que se pagó en toda la tarde por “Defensor”, un toro Polled Hereford. “Es un reproductor de mucha calidad, que proviene de una cabaña muy prestigiosa, con muchos años de trayectoria”. El ejemplar es ciento por ciento producto de la genética de "Las Lilas", posee una circunferencia escrotal de 40 centímetros y su peso alcanza los 905 kilos. Cuando Ferrero lo vio desfilar por los corrales de la estancia "El Pastor", lugar donde se llevó a cabo la subasta, lo eligió inmediatamente y peleó por él hasta conseguir llevárselo en una puja de ofertas que “estuvo muy picante”.
El ganadero dijo que hubiese pagado incluso más por el animal porque la pigmentación de los ojos es una característica que ayuda a la raza a superar ciertas enfermedades.
“Cuando uno ofrece un toro tiene que ofrecer calidad. Con lo que uno incorpora se hace inseminación artificial, pero después se repasa con los toros de la cabaña propia. Entonces teniendo buena genética de la zona el ganado que vendés es una garantía para el cliente”, detalló.
La cabaña fue protagonista también en la Expo Rural de San Luis, al pagar una de las cifras más elevadas por un toro. En esa ocasión, se hizo dueño del gran campeón Polled Hereford de la muestra. El ejemplar premiado llegó desde Olavarría, de la cabaña "La Camila", y se fue para el sur de San Luis por la suma de $48.000. Y como si fuera poco, adquirió un toro de la misma categoría en Antiguas Estancias Don Roberto por $40.000, además de otras diez vaquillonas puras registradas y una vaca pura de pedigree.
“Son unos toros muy lindos los que han traído. Este año los vamos a echar sobre las vaquillonas y de acá a dos años se van a ver los resultados”, expresó Marcos Oviedo, el cabañero encargado de cuidar la hacienda. “Para elegir un toro miro la pigmentación, que sea bien colorado y que tenga buenos ojos. Hay que mirar el cuarto, el largo y la estructura del toro. Yo antes observo, pregunto, elijo y si me gusta alguno lo intento comprar”, contó Ferrero admirando, con cierta satisfacción, sus adquisiciones en los corrales.
Además, con la intención de ampliar el plantel, el cabañero incorporó vientres en varias subastas durante la temporada. En "Las Lilas" obtuvo diez vacas puras registradas Hereford y repitió esas compras en el remate conjunto de Garruchos y Los Murmullos, dónde la cabaña Bellamar ofertó la raza predilecta de Gabriel. Incluso en noviembre participó de la venta especial de “Alfredo S. Mondino” en Buena Esperanza.
Con las nuevas adquisiciones buscará aumentar la productividad de su rodeo y la cantidad de hacienda para poder ubicar sus ejemplares en la temporada de remates el año entrante. “El año pasado llevé unidades a Villa Huidobro y anduve muy bien en las subastas, con los valores más altos de venta. Este año no llevé a ningún lado porque tenía buena calidad pero poca cantidad, pero en 2016 vamos a participar de más eventos”, dijo y hasta bromeó con poder organizar su propia subasta en el futuro.
A pesar de sus pocos años como cabaña, Don Gabriel es una firma que trabaja con prolijidad y está en miras de expandirse. Para hacerlo cuenta con el asesoramiento técnico de Ariel Macagno, quien oficia de jurado de la categoría Hereford en la exposición de Palermo, y la sanidad está a cargo de Federico Varas.
El panorama que vive el campo, desalentador para la agricultura y un poco más optimista para la ganadería, no es el mejor para el análisis que hace Ferrero: “El gobierno nacional ha puesto muchas trabas y parece que producir es mala palabra”, dice el hombre, en sintonía con lo que piensa el campo en general y que se vio reflejado en las urnas el domingo pasado, cuando votó masivamente un cambio de rumbo en la política económica hacia el sector.
Ferrero no oculta que ansía un cambio de clima ahora que pasaron las elecciones presidenciales y el kirchnerismo inició el camino de la despedida: “Todos esperamos que el nuevo presidente le ponga una buena ficha al campo, que es el motor del país. Ninguna actividad genera más ingresos para el fisco que la que hacemos nosotros. No somos industriales, somos ganaderos y agricultores, arriesgamos nuestro capital todos los días porque estamos a cielo abierto. Argentina puede ser una potencia muy grande solamente produciendo granos y carne. Eso es a lo que uno apunta, a que haya exportación y nos dejen trabajar”.


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