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Faenaron seis vacas preñadas en un campo de Donovan

Por redacción
| 02 de diciembre de 2015
Los delincuentes solamente dejaron las vísceras, las patas y los cueros en el campo.

Es decepcionante sufrir un robo en un negocio que recién comienza, más cuando a las víctimas les queda la impresión de que alguien estuvo midiendo sus movimientos. Eso es lo que les pasó a unos productores rurales de Venado Tuerto que hace dos meses comenzaron a montar un emprendimiento ganadero en Donovan. El lunes a la madrugada, desconocidos les faenaron seis vacas preñadas y huyeron con la carne sin ser detectados por el puestero del campo que alquilan. El valor de los animales muertos ronda los 120.000 pesos, sin tener en cuenta el valor potencial de las crías.
“Cuando nos enteramos lo que había pasado dijimos ‘levantemos todo y vámonos de acá”, contó ayer con bronca Silvina Marciarena, que junto a su esposo, Walter Roca, comenzaron un proyecto para criar animales de genética pura en un campo al sur de la ciudad de San Luis. 
Los santafesinos ya tienen experiencia porque en su Venado Tuerto natal tienen emprendimientos de cría y siembra, aunque hace cinco años decidieron probar suerte en San Luis y comenzaron uno de rodeo general en Fraga. “Nunca, hasta ahora, habíamos sufrido un hecho de inseguridad como éste”, contó Silvina.
La ausencia de problemas y las buenas proyecciones de la provincia llevaron al matrimonio a pensar en expandir su negocio. Así concibieron montar un establecimiento de cría de animales de raza Aberdeen Angus, una de las más caras del mercado, en un campo bautizado La Valentía, ubicado ocho kilómetros al sur de la capital por la ruta 3.
El terreno, suma de La Valentía y otro campo llamado La Alegría, tiene 1.200 hectáreas y pertenece a una familia amiga de los Roca, también de Venado Tuerto. Según las víctimas, nunca hubo animales allí hasta que ellos llevaron los suyos, hace una semana aproximadamente. “Trajimos algunos de nuestra cabaña en Santa Fe y otros los compramos en Ser Beef”, una empresa puntana dedicada a la cría y venta de hacienda, contó el matrimonio.
Hacía dos meses que los Roca preparaban el terreno. “Montamos el cuadro de cría en medio del terreno, lejos de la vista desde cualquiera de los caminos que pasan por la zona. Sembramos a futuro para que los animales tengan pastura natural e hicimos otras inversiones”, contó Silvina. 
Los dueños de La Valentía les hicieron un solo pedido: mantener al puestero que ellos tenían en el campo hasta que terminaran de sacar máquinas que guardaban en un depósito. Fue así que el hombre, de apellido Farías, continuó viviendo allí.
Las 140 cabezas de ganado adquiridas por los Roca llegaron hace una semana a La Valentía, pero entre la noche del último domingo y la madrugada del lunes ese número decreció porque les mataron seis animales.
El campo tiene dos entradas, una que da a Donovan y la otra, a la ruta 3. Los cuatreros eligieron el último y cortaron parte del alambrado para entrar con un vehículo. Luego le dieron un tiro en la cabeza a cada una de las hembras Aberdeen Angus, aparentemente con un arma calibre 22, aunque ese dato va a ser confirmado por las pericias balísticas, ya que la Policía secuestró uno de los proyectiles con ayuda de una médica veterinaria.
“El que hizo esto conoce del tema”, se animó a decir Silvina, ya que los ladrones faenaron cuidadosamente cada animal, dejando en el terreno lo menos valioso, como las vísceras, los cueros, las pezuñas y los fetos. “Para volver a la ciudad, (los ladrones) tuvieron que haber pasado por el control de la Policía Caminera que está en la Bajada de El Lince (sobre la ruta 3), pero allí no detectaron nada”, lamentó la mujer.
Farías recién encontró los restos el lunes a la mañana. A los investigadores les dijo que no oyó disparos ni vehículos. “Uno no puede acusar a nadie, pero estamos seguros que esto estuvo organizado. Porque no te podés enterar en cinco días que hay animales en un campo donde hasta ahora no había”, sentenció Silvina.
José Ignacio, un hijo de los Roca que estaba en Fraga, llegó a La Valentía cerca del mediodía y llamó a la Policía. Cerca de las 15 hizo la denuncia en la Comisaría 3ª, ubicada en el barrio El Hornero, pero el jefe de esa dependencia dijo que por jurisdicción el caso es competencia de la Comisaría 5ª. En la seccional de Juana Koslay dijeron conocer el hecho pero esperan que la 3ª les remita las actuaciones para comenzar a investigar.

 

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