SAN LUIS - Jueves 02 de Mayo de 2024

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Harto de que orinaran en su vereda, instaló un mingitorio

Por redacción
| 30 de mayo de 2015
Al fondo a la derecha. El sanitario, en la puerta del centro médico Los Álamos, listo para su uso.

“¡Me voy a hacer pipí papá, me voy a hacer pipí!", repetía una y otra vez el estribillo de una canción que cantaba Flavia Palmiero. Es difícil que en el bar Don Diego suene ese tema infantil, pero cuando la cerveza rebalsa las vejigas, muchos de sus parroquianos seguro tararean la frase. Pero, según denunció un empresario, a la hora de estrujar los riñones la muchachada lo hace en la vereda de su clínica. Y por las mañanas un fuerte y ácido olor a orina abraza a los pacientes en una cálida y amarilla bienvenida.

 


Por eso, harto de limpiar pis ajeno y desinfectar el piso de la entrada de su local, Julio Deluret, propietario del centro médico Los Álamos, decidió instalar un mingitorio en plena acera. Al sanitario lo decoró con un cartel que explica: "Baño exclusivo para clientes del bar Don Diego".

 


La insólita protesta estuvo instalada ayer, durante ocho horas, en la puerta del centro asistencial ubicado en República del Líbano al 300. Peatones y vecinos se sorprendieron al ver el flamante mingitorio que hasta tenía colocado el caño de salida. Sólo le faltaban las bolitas de naftalina.

 


"Estoy harto, totalmente harto. Cansado, muy cansado de que los clientes de ese bar orinen mi vereda. Todas las mañanas es el mismo problema. Por eso me volví loco e instalé el mingitorio, es una forma de protestar, de manifestar mi enojo. Ya agoté los medios para poder resolver este problema con la gente del bar Don Diego, pero es imposible. Me cansé", dijo Deluret en diálogo con El Diario de la República.

 


"El problema no es el pool. Porque los que juegan están un rato y se van. El drama viene cuando, en la trastienda del pool, en una pieza que hay atrás del local, se arma la juerga. Todos los miércoles, jueves, viernes y sábados hay fiesta con los parlantes al máximo. Y a la madrugada surgen las peleas, el griterío, las corridas, las motos que salen y pasan por la vereda. Y los borrachos agarran la puerta de mi local y el frente de todas las casas de la cuadra como baño. Orinan sin problemas y nadie hace nada. Al dueño del bar no lo conozco, no sé como es su cara. Jamás hicieron algo para cambiar esto", agregó el empresario.

 


Según Deluret, los vecinos hicieron presentaciones ante la Municipalidad, que les tomó su denuncia. Dos inspectoras visitaron el local en pleno funcionamiento pero no hubo cambios.  

 


"Al bar viene gente grande, no son pibitos. Son tipos y mujeres mayores, que salen complemente borrachos y se agarran a piñas o de los pelos sin vergüenza. Y ensucian todo, orinan o vomitan. No hay ningún control por parte de la gente del pub", añadió.

 


En el centro médico, muy temprano llegan pacientes de avanzada edad a atenderse a través de las prestaciones de PAMI. Ellos son los primeros en observar los restos de noches agitadas. "A la madrugada mando a lavar y desinfectar todo, pero los pobres abuelos tienen que andar a los saltos o esquivando las corridas de las peleas o las motos", dijo Deluret.

 



Enfrente hay un buen ejemplo

 


El mingitorio ya no está. Deluret decidió quitarlo y pensar que la solución llegará pronto. Tal vez con mayor control y organización, las cosas cambien. En la misma cuadra hay un buen ejemplo. "Con la gente del Hotel Dos Venados jamás tuvimos problemas. Ellos hacen cientos de fiestas al año y llegan aquí miles de personas, pero jamás hubo un problema. Esa gente contrata policía, seguridad, personal que controla hasta los estacionamientos. En la discoteca, atrás del bar, pasa de todo y nadie controla", cerró el vecino todavía ofuscado.

 



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