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Un sanluiseño con el cuerpo en el cuartel y el alma en la calle

Por redacción
| 31 de mayo de 2015
Militares. El sanluiseño se quedó en el cuartel debido a sus tareas administrativas durante el choque.

Incertidumbre y miedo", fue su definición sobre el 29 de mayo de 1969. Dardo Luc estaba en una situación compleja durante los sucesos del "Cordobazo".
El villamercedino, que hoy tiene 66 años, durante el estallido tenía 20. Cumplía el Servicio Militar y  era estudiante de la carrera de Contador Público.
"Yo tenía que hacer la 'colimba' en San Luis; esperaba salvarme por número bajo y decidí afrontar el servicio militar. Una serie de cuestiones azarosas hizo que me enviaran a Córdoba, donde había comenzado a cursar primer año", cuenta. "Me mandaron desde San Luis al Regimiento 14° de Paracaidismo". 
Recuerda que era soldado y, en los escasos momentos libres, podía preparar algunas de las tres materias que había regularizado.
En el Ejército cumplía funciones administrativas en el Casino de Oficiales. Un año antes, como estudiante, participaba de las manifestaciones y del debate político.
"Era como parte de la cursada. Eran momentos en donde la política era parte de la vida universitaria", asegura Dardo, y aclara que en ese momento no estaba afiliado a ningún partido, pero que venía de cuna socialista.
"Uno siempre estaba atento a lo que sucedía y lo rodeaba, recuerdo que escuchaba los debates. En una ocasión fui a ver a Agustín Tosco, que me resultaba cercano en la ideas y muy movilizante", explica.
También asegura que en ese momento la unión entre universitarios y trabajadores era genuina. "Había una preocupación por el movimiento obrero, era muy fuerte la unión".
Las épocas como estudiante le ganan los recuerdos, pero también rememora los tiempos en el Ejército.
"En el cuartel todo era incertidumbre, no sabíamos qué pasaba con las personas que queríamos y que estaban afuera", recuerda el mercedino.
Relata que era muy duro ver a muchos jóvenes, influenciados por las ideas impuestas desde el Servicio Militar, actuar con violencia en contra de los obreros, comerciantes o estudiantes.
"Era muy bravo lo que pasaba. Uno estaba muy preocupado por los amigos que estaban afuera, sobre todo los que llegaban de Villa Mercedes, que eran muchos".
"No fue un buen momento, porque aunque no comulgabas con los milicos, eras un soldado", dice al intentar definir esa ambigüedad lacerante, y advierte que fuera de los cuarteles podía ser interpretado como un "enemigo".
Mientras se daban los sucesos, no tenían información, estaban incomunicados y a lo sumo esperaban un cambio de turno para que sus compañeros aportaran noticias frescas.
Más allá de los malos momentos, recuerda que su madre, cuando se enteró del estallido, quería viajar a Córdoba, increpar al Teniente Coronel y pedirle que la deje retirar a su hijo porque no "quería que se lo maten".
Dardo agrega tuvo que interceder su hermano para tranquilizarla. "Yo estaba seguro que venía", dice. Un aire de nostalgia busca apaciguar los recuerdos.

 

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