Una pequeña cabaña con cimientos sólidos

Imaginaban su futuro como profesionales. Uno como psicólogo y el otro como profesor de educación física. Pero la vida hizo de sus destinos lo que quiso, y ambos hermanos terminaron dedicándose por completo a la actividad agropecuaria. Ese giro radical quizá fue el camino justo, porque hoy su trabajo de mejoramiento genético llenó de honor el legado familiar.

En el 2013 se presentaron por primera vez en la Exposición Rural de San Luis y aquel toro salió como el 3º Mejor Individual.

Gustavo y Rodolfo Abrate son  los dueños de la cabaña Hereford “Macho Muerto”, ubicada sobre la ruta 15, treinta kilómetros al norte de la capital. Son la tercera generación de una familia ganadera, los únicos que supieron mantenerla y también los únicos del departamento Belgrano que custodian las líneas de esta tradicional raza británica que conquistó las pampas argentinas. 

Si bien su marca registrada son los terneros trazados para exportación, de a poco empezaron a introducir en el mercado a sus reproductores Puros Registrados -hijos de vacas Puras Registradas propias y Toros Puros de Pedigree adquiridos-. Los hermanos quieren ir en ese sentido y su historia demuestra que lo que se propusieron, con el tiempo lo lograron. Un fruto del esfuerzo.

 “Cuando empezamos tomamos el camino largo porque de nuestro rodeo base empezamos a seleccionar nuestras vaquillonas, a introducir genética con los reproductores, ya sea por inseminación o repaso y a hacer nuestras primeras vacas VIP (Vientres Pampa Seleccionadas), contó Gustavo durante el recorrido por los corrales.

Del rodeo que heredaron empezaron a abocarse exclusivamente a las pampas, a vender las que tenían de otras razas y a seleccionar las mejores madres, bajo la asistencia y evaluación de los inspectores de la Asociación. En eso consiste el programa VIP. Así hicieron su propia “marca líquida” y pudieron continuar con la base de su linaje.

“Nunca compramos ninguna madre. El mejoramiento lo hicimos con la selección y la incorporación de genética a través de los reproductores Puros de Pedigree”, aseguraron los hermanos que agregaron que el inicio fue complicado.

De jóvenes ninguno figuraba su futuro en el semiárido del oeste puntano. Rodolfo estudiaba Educación Física, en Córdoba, y Gustavo había tenido un paso fallido por la carrera de Arquitectura, también en la provincia vecina, hasta que se decidió por Psicología. Pero sus carreras quedaron truncas porque en 1996 su padre murió y ambos tuvieron que tomar las riendas del negocio familiar y abandonar sus aspiraciones profesionales.

 “Empezamos a meternos, a capacitarnos, a estar en el campo. Tratábamos de ir a todas las exposiciones y fue en un remate especial en el que casi impulsivamente compramos un toro. En ese entonces teníamos un rodeo variado así que con la nueva adquisición decidimos llevar todo a Hereford”, recordó Gustavo sobre lo que fue la semilla del inicio de la cabaña. Con ese primer capítulo, los siguientes fueron una sucesión involuntaria de capítulos que los haría avanzar hacia esa meta.

Sumergidos completamente en el ámbito rural, años después hicieron un curso de inseminación en SIALE (Centro de Inseminación Artificial La Elisa), en el que tuvieron la suerte de ganar al final de la capacitación las pajuelas sorteadas, que encima eran de los toros campeones a los que ya les habían “echado el ojo”.

 Inevitablemente empezaron a mejorar las líneas genéticas. Dieron prioridad a algunos aspectos como la facilidad de parto y el tamaño intermedio del animal, que conjugaron con las cualidades de terminación. “Es muy importante que los terneros no superen los 35 kilos al parto para no darle dificultades a la madre, sobre todo porque paren a campo abierto, en el interior del monte”, dijeron.

Atraídos por mejorar y siempre ir un paso más allá, viajaron a las cabañas referentes del país como Vasco Viejo y Antiguas Estancias Don Roberto para comprar los Toros Puros de Pedigree, que terminarían por ser los padres de su plantel.

El broche final, para redondear el proyecto, fue el comentario de Julio Luco, un inspector de la raza que vio el excelente rodeo que habían conseguido y les formuló con palabras la propuesta que prácticamente ya estaba armada.

Así abrieron las tranqueras de su negocio en 2008, cuando sacaron la primera tanda de terneros para exportación con trazabilidad, es decir con el registro de una serie de datos genéticos, sanitarios, de peso y de desarrollo.

“Es muy importante porque, entre otras cosas, con la trazabilidad das garantía de calidad porque viene con la historia de cada animal", acotó Gustavo, quien agregó que antes tenían un diferencial de un 15 por ciento más en el precio, "que ahora es muchísimo menos por el endurecimiento de las exportaciones”, comentó.

Los elogios no tardaron en llegar y por los comentarios vieron que los machos podían ir para toros. Su intuición fue certera. En 2013 se presentaron en la Exposición Rural de San Luis y sobre 150 animales, sacaron el 3º Mejor Toro Individual. Y para la de este año van a ensanchar su oferta y van a presentar en la Expo Ganadera Rural local los toritos que ahora tienen 19 meses.

us animales se destacan por su gran adaptabilidad a los campos áridos y rústicos del oeste de San Luis. "Conocen bien las pasturas, saben manejarse en el espacio con los espinillos y la jarilla, no pierden peso y están acostumbrados al PH del agua", explicó. 

También sobresalen por su docilidad, son muy mansos para trabajar. Lo demostraron con hechos. Durante el recorrido a campo abierto, Rodolfo se detuvo a acariciar un joven toro de más de 400 kilos. "Es común, cuando llegamos al campo inmediatamente salen a recibirnos. Son muy tranquilos, pero son viriles", resaltó

Además, dijo que "no tienen problemas de pigmentación, algo común en esta raza”, y que cada vez más buscan anteojeras oscuras para evitar la ceguera de los bovinos.

Sus bases

Los pilares de su plantel son las 200 madres Puras Registradas que tendrán su parición en setiembre. “El año pasado hicimos inseminación a tiempo fijo con pajuelas propias y repaso con uno de los toros nuestros Puros de Pedigree que compramos en Don Roberto”, detalló Gustavo sobre la nueva generación de terneros que esperan por nacer.

Si no tienen ningún sobresalto, como ya lo prefiguran sus estadísticas, tendrán  90 terneros y 90 terneras. La tanda que nació en 2014 ya está avanzada, tienen unos 7 meses. De esos dejarán los 20 mejores para desarrollarlos y llevarlos a toros, y de las hembras seleccionarán las 30 mejores para reposición.

A los 14 meses tendrán la “mayoría de edad” para ingresar como Puros Registrados a la prestigiosa Asociación Argentina de Hereford y recibir su tatuaje en la oreja, una planilla de registro y la marca que los acompañará por el resto de su vida. El resto, los que no clasificaron, van a la venta.

“Siempre nuestra idea fue crecer, pero somos prudentes, sobre todo con la infraestructura que tenemos. Nos faltan alambrados y fácil disponibilidad del alimento, porque dependemos de las pasturas naturales y de las lluvias", explicó sobre los factores condicionantes de la actividad.

"Por eso, hacemos alguna suplementación proteica con urea para que puedan comer los verdeos de invierno, y a los toros también les damos un alimento extra para que puedan expresar todo su potencial. Pero son insumos fuera de presupuesto", detalló. 

Aparte, tienen dos represas con las que pueden “tirar todo el año” pero dependen de las gotas que caigan del cielo y del acueducto del Suyuque, dos suministros hídricos poco constantes y con varios inconvenientes.

Pese a todo, a pasos cortos pero firmes los hermanos Abrate siguen adelante. El tiempo les supo dar experiencia y pudo torcer sus intereses. "Antes no me atraía mucho la actividad, lo hacía más por obligación que por gusto. Ahora me aburro si estoy en la ciudad. No sé qué hacer", confesó Gustavo, quien dejó entrever que atrás quedaron sus aspiraciones profesionales.  Hoy su vida sin dudas es el campo.