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El valor de las cosas

Por redacción
| 28 de junio de 2015

El agregado de valor en origen cobró mucha importancia en los últimos tiempos en el mundo. Produce nuevos puestos de trabajo, desarrolla la creatividad y mejora la comercialización. Ya no es una medalla digna de colgarse aquella de ser "el granero del mundo". Hoy es necesario industrializar las materias primas, sin limitarse a exportarlas tal como salen de la tierra.

 

San Luis tiene una ley desde el año pasado que fomenta las manufacturas por sobre las materias primas. Quienes se adhieren obtienen devoluciones de hasta el 80% del capital que aportaron.


San Luis lo tiene muy claro y ha dirigido muchas políticas para estimular el valor agregado a sus producciones. Incluso lo hizo por ley, por lo que a partir del año pasado aquellos emprendedores que cumplen con ciertos pasos, entre ellos realizar previamente una inversión que convierta materia prima en manufacturas, reciben importantes reintegros para mejorar sus establecimientos. Muchos, demostrando inteligencia, vuelven a volcar ese dinero del Estado en nuevas inversiones productivas, recreando un círculo virtuoso que beneficia a todos. Ellos porque pueden mejorar sus ventas a partir de precios acordes con el agregado de valor y la provincia porque exporta productos agroindustriales terminados, con un incremento en la mano de obra y reactivando la economía general.

 


Es una política que se fusiona con otras que tiene el Gobierno y que están en la misma sintonía, como el programa Nuevas empresas de Jóvenes Sanluiseños. Varios de estos emprendimientos de origen agroindustrial se plegaron a la Ley de Fomento al Valor Agregado para aprovechar los estímulos desde los dos sectores. Armaron una empresa gracias al apoyo de San Luis y ahora mejoran su comercialización, otra vez beneficiándose de un estado presente. Incluso los que quieren dar un paso más allá tienen otro plan, denominado "Del campo a la góndola", que les permite sacar los registros nacionales mediante los cuales pueden transportar y vender sus productos terminados en cualquier punto del país.

 


La semana pasada 25 productores recibieron reintegros por las inversiones realizadas a partir de que se anotaron en el programa, que tuvo su segundo llamado en enero y cerró el 1º de abril. "La primera convocatoria del año tuvo 53 inscriptos, estos 25 ya habían completado todos los trámites y entonces recibieron el beneficio. Otro grupo tendrá el mismo tratamiento en un acto que haremos el 7 de julio a las 19 en Terrazas del Portezuelo", anunció Jonathan Echegaray, jefe del Programa Agroindustria, responsable de un proyecto que conoce muy bien, ya que secundaba antes a Juan Murphy, quien le dejó el cargo.

 


Entre quienes recibieron reintegros hay productores de siete departamentos, lo que cumple con el pedido del gobernador Claudio Poggi de "federalizar lo más posible el esquema de difusión". Por eso los funcionarios del Ministerio del Campo tuvieron dos reuniones por semana con recorridas por toda la provincia. "Fuimos hasta los parajes más lejanos para explicar el marco legal y tentarlos con el proyecto. Fue una manera de hacer ingresar en el circuito formal a muchos productores que estaban fuera de la órbita del Estado, pero lo hicimos a partir de un beneficio concreto", dice Echegaray, abogado de profesión, quien hasta hacerse cargo del programa formó parte del comité técnico evaluador de los proyectos.

 


"Ese comité tiene un ingeniero agrónomo que se encarga de determinar si la propuesta agrega o no valor, lo que es una condición excluyente; un administrativo contable que maneja la parte financiera y un abogado, que dictamina en la parte legal: hace la inspección ocular para ver si cumplieron con lo declarado, revisa si tienen habilitación municipal y si no figuran en el Veraz", explica.

 


El plan ya había dado muestras de vitalidad en 2014, cuando arrancó a mitad de año, una vez que la ley de fomento al valor agregado fue reglamentada. Se anotaron 22 productores y 21 llegaron al final de camino y recibieron sus reintegros. Ahora sobre 53, hay 51 en carrera, con 25 concretados y 26 a las puertas de lograrlo. "Queremos aprobar el 80% por lo menos, tenemos la mejor voluntad y estamos cerca de conseguir ese objetivo. Lo que pasa es que esto está plasmado en una ley, entonces hay que ser muy cuidadosos en todos los pasos, sino estaríamos cometiendo un delito", comenta el jefe del Programa Agroindustria, quien dejó el comité evaluador "para no estar de los dos lados del mostrador, no podía examinar y después yo mismo aprobar".

 


Sin obstáculos

 


Es una norma de fácil aplicación, porque el proyecto es estándar, el productor se debe limitar a completar un formulario muy claro, que le exige pocas herramientas. Por eso no es necesario contar con un asesoramiento profesional, el programa les recomienda manejarse solos, sin gastar dinero en gestores que no le van a aportar nada.

 


"Nosotros tomamos en cuenta el impacto socioeconómico de la propuesta, vemos si es apta para la zona elegida, si hay movimiento comercial suficiente y si beneficia a la comunidad. También evaluamos la rentabilidad del productor, pero nada de esto es eliminatorio, porque al fin de cuentas es él el que pone el dinero inicialmente", detalla Echegaray, quien grafica un objetivo muy claro: "Buscamos achicar los márgenes de incidencia entre lo que recibe el productor por su manufactura y lo que paga el consumidor, eliminando siempre que podamos a los intermediarios, que son los que encarecen todo".

 


Además de asesoramiento, ofrecen un servicio invalorable en la parte económica. "Tratamos de educarlos financieramente, que no 'timbeen' la plata, que inviertan los reintegros o los usen al año siguiente en la ley, porque pueden presentar un proyecto por año por productor".

 


Sin que quede explicitado en los papeles, en realidad la ley de fomento no deja de ser un préstamo encubierto, pero absolutamente legal. "El productor no pone un peso hasta que tenga todo aprobado, a partir de allí tiene seis meses para cumplir con su compromiso de inversión. El riesgo es bajísimo", agrega el funcionario. A partir de ese momento debe presentar la factura original definitiva del bien comprado (que debe ser nuevo), el certificado de puesta en marcha y se activará el expediente de pago, que suele tardar como máximo dos meses y medio para hacerse efectivo.

 


Tanta prédica educativa parece haber dado resultados porque el 50% de los 21 proyectos aprobados en 2014 volvieron a presentarse este año. Y lo que más sorprende es la cantidad de Nuevas Empresas que se sumaron. "Aprendieron a formular emprendimientos durante ese proceso y lo aplican perfectamente con el tema del valor agregado. Es una ley que no tiene antecedentes en el país, muy beneficiosa", la califica.

 


Hay algunos "no"

 


Lo único que tienen que tener en cuenta los productores es hacia dónde dirigen la inversión. No prosperarán sin presentan proyectos para comprar bienes inmuebles, rodados autopropulsados, bienes de consumo (por ejemplo semillas y fertilizantes) ni semovientes (animales). "Apuntamos al valor agregado directo, porque eso queremos apoyarlos a comprar maquinaria, nada que implique infraestructura", dice  Echegaray, quien también evalúa que la ganancia justifique la inversión, que evolucionen las ventas, que reduzcan los costos y, por supuesto, que lo que compren se ajuste a una necesidad. Hacen lo que se conoce como "cash flow", para conocer los datos de rentabilidad.

 


La ley de fomento prevé reintegros que van decreciendo de acuerdo al monto de la inversión. Aquellos que comprometen hasta 50 mil pesos pueden acceder a un 80% de devolución, los que se estiran hasta 100 mil aspiran a un 60% y los que superan ese monto pueden recibir hasta un 40%. Entre los 51 proyectos anotados en 2015 comprometieron una inversión de tres millones de pesos, de los cuales el estado provincial reintegrará $2,3 millones, una cifra más que interesante.

 


Algunos números

 


De los 26 proyectos aprobados hasta el momento en 2015, siete pertenecen al departamento Pueyrredón, con cuatro productores de San Luis capital, dos de Juana Koslay y uno de Potrero de los Funes. "Vida Orgánica", una fábrica de huevos ecológicos que suele tener un stand en la Feria Verde de Juana Koslay que se realiza un sábado por mes, levanta en solitario la bandera del departamento Belgrano, ya que es de Suyuque Nuevo.

 


Junín también tiene siete representantes en el llamado, con cuatro de la Villa de Merlo, dos de Los Molles y uno del paraje Punta del Agua, un establecimiento de cría y engorde de bovinos que confirma que la difusión, como pedía el gobernador, llegó bien lejos. El departamento Chacabuco, en tanto tiene otros tres, divididos entre Cortaderas, Concarán y Naschel.

 


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