SAN LUIS - Domingo 05 de Mayo de 2024

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Alumnos de El Trapiche llevaron donaciones a Luján y Leandro Alem

Por redacción
| 02 de julio de 2015
Los vecinos de Luján necesitan de todo, recibieron cada donación con una sonrisa.

Ni la llovizna, ni la neblina, ni el frío detuvieron a los alumnos de quinto año, del Centro Educativo Nº 5 “Senador Alfredo Bertín”, que decidieron ponerse sus abrigos y salir temprano a llevarle ropa, comida, muebles, cubiertos, agua, platos, vasos, cocina, calzado, mesas y sillas, entre otras cosas, a quienes perdieron todo durante el temporal que arrasó a las localidades del norte de la provincia en marzo. “Después de las ocho salimos hacia El Trapiche a buscar a mis compañeros. Una vez que todos subieron a la combi, que nos prestó el Municipio de La Carolina, partimos hacia Luján. Eran las 9:20. Habíamos cargado las cosas en el camión unos días antes”, contó Brian Farías, quien agregó que el puntapié inicial para la cruzada solidaria lo dio la profesora Carina Baltolina, quien viajó acompañada por su colega Teresa Echenique. 
A través de la radio del pueblo, de las recorridas casa por casa y  del boca en boca, los chicos manifestaron que necesitaban juntar de todo para llevar a las zonas que estuvieron inundadas. Primero llegaron a Luján y luego hasta Leandro N. Alem.
“Luján fue impactante porque estuvimos en la zona más afectada. Las casas estaban arruinadas, había una abandonada llena de arena. En uno de los barrios sólo una vivienda está habitada. Por donde miráramos estaba todo abandonado, se fueron de un día para el otro y dejaron todo. En las calles había reproductores, computadoras, electrodomésticos... todas  cosas rotas”, describió Brian. 
En la colecta también participaron los alumnos de la Escuela Técnica Nº 9 "Domingo Faustino Sarmiento" del barrio El Lince de San Luis, pero no pudieron acompañar a los chicos de la institución de El Trapiche porque no tenían en qué ir.  
“Nos motivaron comentarios de gente que había estado llevando donaciones,  decían que se habían quedado sin nada, que quedaron desprovistos de todos sus bienes y muebles. Las que llevamos son cosas difíciles de donar, pero por ahí hay gente que las tiene y no las usa, entonces como sabemos que allá las necesitan, se las llevamos”, explicó Baltolina, cuyo esposo, Luis Bertolino, les prestó su camión y se hizo cargo de los gastos de combustible para trasladar las donaciones.  
En un momento la docente pensó que el viaje se iba a suspender porque el clima no era el mejor. “Hicimos cadena de mensajes y les sugerí que suspendiéramos la actividad, pero me convencieron de que lo hiciéramos igual porque habían trabajado mucho. Estuvieron dos meses  juntando cosas. Cuando uno de ellos me dijo ‘todo sea por ayudar y hacer el bien’, me movilicé inmediatamente”, contó la docente.
La aventura solidaria terminó a las 11 de la noche. “No estábamos cansados, sentíamos una gran satisfacción por haber hecho algo bueno. Lo vivimos de manera intensa y muy especial. Nunca nos dimos cuenta del esfuerzo que implicó hacerlo”, expresó Baltolina.
Luego de observar las fotos del viaje se dieron cuenta de que no solamente se convirtieron en testigos de lo que sufrió mucha gente, si no que además pudieron escucharlos. “La gente necesitaba contar lo que le pasó. Decían que después de tres meses muchos todavía no encontraron una solución definitiva. Sobre todo en Luján. En Alem habían dos viejitos que nos contaban que el agua los arrastró 400 metros”, relató la mujer. 
Además de historias, recuerdos e imágenes que no borrarán, los jóvenes llegaron a la conclusión de que no es lo mismo verlo en las noticias que vivirlo. “Todos quedamos impactados, si bien habíamos visto imágenes y leído lo que pasó, hasta que no estuvimos en esos lugares, no fuimos capaces de darnos cuenta lo que padecieron los damnificados. Volvieron impresionados. Después hablamos de la inundación que hubo en El Trapiche en 2001, ellos eran chiquitos. Por eso sabemos bien lo que se siente vivir una situación así”, dijo la profesora, quien agregó que una mamá que se llevaba en los brazos lo que habían llevado les agradeció y mientras se alejaba les gritó: “'Ahora voy a poder abrigar a mi hijo’, de hecho vimos niños con sandalias sin medias, y hacía mucho frío”, concluyó.  
En Leandro N. Alem el panorama era diferente, los chicos llegaron alrededor de las 17. “No quise demorarlos pero trajeron ropa y mercadería. Sentí que era importante que se supiera esta hermosa actitud”, dijo Miguel Garro, un vecino que escribió al Whats App de El Diario para mostrar el gesto noble de los alumnos del centro educativo Nº 5. 
El vecino agregó que actualmente hay máquinas trabajando en las zonas más afectadas de su pueblo, pero agregó que el puente sigue igual. “Sólo tiene media calzada habilitada y se hundió bastante. No hay controles, pero sí pusieron tachos. Tanto los camiones, como los autos no respetan la velocidad permitida. Ojalá no pase nada, no queremos ser una mala noticia”, concluyó Garro. 

 

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