Por una ola de robos, en pleno microcentro piden más seguridad

Son trescientos metros de la calle Belgrano que en los últimos seis meses sufrieron todo tipo de hechos de inseguridad. La última víctima fue Analía, que vive en el  complejo de departamentos que está en la mitad  de la cuadra de Belgrano entre Maipú e Hipólito Yrigoyen. La mujer contó que a las 22 del jueves, dos menores violentaron el portón de chapa que da sobre la vereda y se metieron con la intención de llevarse todo lo que pudieran. “Estaba estudiando en el departamento que tiene mi madre al final del pasillo y pasadas las diez y cuarto vine a buscar mi computadora. Cuando voy a entrar veo la luz prendida. Eso me llamó la atención, pero igual  metí la llave y entré por la habitación. Si bien noté el desorden de la ropa tirada sobre la cama no intuí que se tratara de un robo, pero cuando crucé la puerta del comedor y los vi a los dos pibes embalando las cosas, ahí entendí todo”, recordó la mujer. Apenas vieron a la dueña de casa, los chicos se sorprendieron y saltaron a la calle en cuestión de segundos. “Los corrí unos metros como para asegurarme de que se fueran lejos, los seguí hasta que doblaron por Maipú hacia la Ayacucho y ahí me volví para no dejar la casa toda al descubierto”, reseñó Analía.

Pero éste no fue el único robo que sufrieron en ese complejo porque a su dueño, Gerardo, que también vive allí, le entraron a su casa por un ventiluz del baño. “Fue hace dos meses, también eran pibes que entraron al edificio por los fondos que dan a un estacionamiento que tiene su ingreso por Pringles. Se treparon por los techos, bajaron en el patio interno de Gerardo, le rompieron el  vidrio de la ventana del baño, por ahí entraron y le sacaron varios elementos. Otro de los inquilinos escuchó los ruidos y salió a ver qué pasaba, cuando los vio en el techo les gritó, pero ellos siguieron trepando por las azoteas y se bajaron por el frente de la librería que está en Belgrano y General Paz, donde los esperaba un auto, cargaron todo y siguieron viaje hacia la avenida Julio Roca”, detalló la vecina.

Con esta zozobra se han acostumbrado a vivir los frentistas de esas tres cuadras, ya que desde que comenzó el año sufrieron robos la veterinaria de avenida Perón y Belgrano, la pollería que está en frente y varios domicilios de esa calle y los que están sobre el pasaje Buen Pastor. Otro afectado que dio su testimonio fue Eduardo, quien vive con su esposa y 6 perros en Belgrano 534. “A mi casa quisieron entrar varias veces pero la última fue la que más intentaron. Fue a principios de mayo, una noche que con mi mujer habíamos salido y volvimos tarde. Cuando llegamos, encontramos la puerta violentada a patadas y supongo que como los perros ladraron, al final se dieron por vencidos. Gracias a Dios logré que el dueño le pusiera una reja y por ahora no han vuelto”, dijo el empleado de comercio.

Ambos vecinos coincidieron en que “esta zona después de la once de la noche es tierra de nadie. Hay poca iluminación y la arboleda tapa varios de los focos del alumbrado público”. Otro aspecto que señalaron es la falta de control de la  Policía: “Creo que a partir de marzo ya los controles se relajaron y no vimos más policías en la calle, porque hubo una época que los patrulleros pasaban seguido, pero ahora no ves a ninguno”, señaló Eduardo. Mientras que Analía recordó que “sobre la calle Yrigoyen, a media cuadra de Belgrano, durante mucho tiempo hubo un agente policial las 24 horas que me parece que desde hace un mes no está más. No sé qué pasó ni por qué estaba en esa cuadra, pero para nosotros era una mínima tranquilidad. Ahora quedamos abandonados e inseguros”.

A una cuadra de allí está el edificio de la escuela “Santa Catalina” que también ha sido blanco de los delincuentes: “El último episodio lo vivimos el domingo por la noche. A eso de las ocho sonó la alarma, la empresa nos dio aviso, entonces nos vinimos con mi hijo a verificar y efectivamente encontramos a dos jóvenes adentro del colegio que intentaban entrar a la dirección. Pero eso no es nada, entre las 14 y las 23 ponemos seguridad privada en la puerta porque en la calle arrebatan a los alumnos y profesores y hasta les roban las carteras y las mochilas a las madres que esperan a sus hijos a la salida en los autos”, dijo la directora Liliana de Fiorito.

La docente confirmó que fueron víctimas de robo una vez el año pasado cuando les llevaron computadoras, un proyector y el equipo de audio.