La plaga de pericotes sigue sin control en la zona céntrica

Es una plaga. Parecen ardillas, pero son pericotes. Se trepan a los árboles y la única forma de eliminarlas es con tramperos. Y para peor, la Municipalidad nos toma el pelo. El viernes me respondieron un reclamo que hice en abril del año pasado y encima dicen que el problema está resuelto. ¡Es una burla!", dice María de Fátima Cioffi sin ocultar su enojo. El problema de los roedores en la zona céntrica de la ciudad de San Luis sigue y los vecinos estallan de bronca.

El problema es de larga data porque los reclamos suman más meses que respuestas y no sólo se circunscriben al centro puntano: el sábado se conocieron quejas de quienes viven en la zona sur y para peor, hoy en la escuela "Paula Domínguez de Bazán" no habrá clases porque una empresa de desinfección hará trabajos para terminar con la plaga que copó sus aulas.

Pero para los vecinos del microcentro la lucha es desigual porque batallan en soledad, desde sus viviendas, contra una plaga que, al parecer, no tiene control. "Son pericotes enormes, más grandes que las ardillas. Trepan a los árboles frutales o se meten en las bolsas o containers de basura. Yo me harté de poner cebos y trampas e hice el reclamo a la Municipalidad, pero nadie hizo nada. Acá cada uno lucha desde su casa, pero ya no podemos con pericotes del tamaño de un gato", cuenta Cioffi.

Ratas gigantes

Cioffi vive en una casa sobre calle Pringles, entre Rivadavia y Colón, a metros de la Iglesia Catedral, en pleno centro puntano. Según los vecinos ésa es la zona más complicada. Toda la manzana sufre una verdadera plaga que complica la vida de la gente. "No podemos abrir nuestras puertas o ventanas porque los pericotes trepan por las medianeras o los árboles frutales. Yo tuve que quitar un duraznero que tenía en mi casa porque trepaban para comerse las frutas", señaló.

"Además, ya no podemos eliminarlas con simples trampitas. Por eso compré tramperos grandes, quedan atrapados pero después para matarlos tengo que ahogarlos en un balde. No se puede vivir así", dijo con tristeza.

"También compramos cebos y veneno, pero no hay caso. La culpa no es sólo de los containers. Pienso que salen de las cloacas, de las viviendas demolidas y de las casas viejas sin habitar. Allí hacen nido y si la Municipalidad vive en el descontrol o la desidia los vecinos estamos perdidos", reflexionó.

Lo peor es la falta de respuestas de la Dirección de Medio Ambiente de la Municipalidad de San Luis. Cioffi hizo un reclamo que ingresó el 2 de abril de 2014. Recién este viernes, dieciséis meses después, le llegó un correo electrónico respondiéndole su queja. Y la respuesta fue irrisoria. "Estado actual del problema: SOLUCIONADO", dice. Mientras, afuera los ratones bailan.