Hubo diálogo, cada parte expuso sus argumentos pero también surgieron momentos de alta tensión, con insultos incluídos. Fue durante la audiencia pública a la que convocó el Poder Ejecutivo municipal para analizar la problemática que envuelve a los dueños de taxis y sus empleados, denominados "peones" en torno a su blanqueo laboral. El objetivo fue conocer sus opiniones para luego llegar a alguna conclusión o, como mínimo, acercar posiciones. La primera misión se cumplió. Las otras dos quedaron para otra ocasión y el acuerdo final está muy verde: no hubo avances.
Si bien la norma fue aprobada por el Concejo Deliberante y los plazos para que el intendente Enrique Ponce la vete se cumplieron, los dueños de los taxis mantienen la expectativa de que la iniciativa vuelva a foja cero. A su lado, muchos "tacheros" que no son propietarios pero sí alquilan coches o trabajan a porcentaje, también la rechazan porque argumentan que hoy ganan buen dinero y convertirse en trabajadores efectivos, bajo las órdenes de los propietarios de los vehículos que manejan, reduciría notablemente sus ingresos mensuales.
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