Martín Izcúa, un alarido de adentro

Al recordar cómo comenzó a bailar, Martín Izcúa no deja de sonreír: “Cerca de mi casa, en Merlo, acompañé a una amiguita a un grupo folclórico sin saber bien a qué iba, tenía 5 años... ella dejó de ir y yo me quedé para siempre en la danza”, aseguró.

Hoy a los 29 está radicado en Buenos Aires y a punto de recibirse en la Licenciatura en Folclore en la Universidad Nacional del Arte. Se formó en danzas contemporáneas y también incursionó en el teatro para enriquecer su trabajo con el baile.

Martín se considera un merlino puro ya que cuando apenas tenía unos meses de vida, sus padres que vivían en Mar del Plata se radicaron en el norte de la provincia.

Creció con un clima único y cada vez que puede regresa a su pueblo, siempre con el objetivo de aportar algo a su comunidad.

El bailarín tiene a su cargo la productora “Ideas descabelladas”, que realiza actividades en la provincia y también dirige a "Grupo tierra", un conjunto que formó en 2006 y está integrado por bailarines de Merlo que realizan espectáculos con un mensaje comprometido con la realidad social actual.

Además de ser ayudante de cátedra de algunas materias del área de Folclore y de Composición coreográfica en la Universidad Nacional del Arte, Martín es un incansable investigador de todo el folclore argentino.

En colaboración con una directora realizó un trabajo de investigación sobre la comunidad Mocoví, asentada en Santa Fe, su lengua y revalorización de la misma. “Como todos los trabajos de investigación lleva mucho tiempo, dinero y mucho esfuerzo, no es cosa de un año o dos. Ya expusimos un fragmento porque la revalorización y puesta en valor de la lengua es algo que no se puede tratar a la ligera”, afirmó.

Con su productora artística independiente el fin de semana pasado plasmó en Merlo una obra de danza y teatro que trata sobre la violencia simbólica. “El símbolo se resignifica y pasa a ser más importante que la violencia, es una búsqueda que trabajamos con el lenguaje de la danza contemporánea y con el folclore como expresión popular artística y como expresión popular propiamente dicha”, contó.

Con una agenda muy cargada, Izcúa hoy estrenará en el Centro Cultural Adanbuenosayres, de Capital Federal, la obra que dirige, “Grito interior”, que narra la odisea que debió pasar Azucena Villaflor, la activista social argentina y una de las fundadoras de la asociación de las Madres de Plaza de Mayo.

“Considero que la danza folclórica dentro de nuestras danzas populares es algo que nos identifica, hay un arraigo profundo al pasado y que se va resignificando”.

Izcúa planea terminar sus estudios y regresar a la provincia que lo vio crecer. “Mi idea es volver y poder tener el campo para poder trabajar y aportar todo lo que se pueda a la sociedad. Hay muchos artistas que lo hacen y me parece importantísima esa labor porque es independiente y voluntaria", concluyó.

Un ciclo de formación artística

“FormArte Merlo” es un ciclo de formación en distintas ramas de la danza realizado por el equipo de producciones artísticas “Ideas Descabelladas”, que lidera Izcúa.

 El ciclo que comenzó en abril y culminó la semana pasada en esa localidad turística, consistió en encuentros mensuales a cargo de profesionales vinculados a la Universidad Nacional de las Artes (UNA), de Buenos Aires.

“FormArte Merlo” es un nuevo espacio de capacitación que está abierto a la comunidad y está orientado a capacitar bailarines, creadores e intérpretes en diferentes disciplinas de baile, ya sea danza moderna, contemporánea, tango, folclore, composición coreográfica, entre otros.

La productora planea continuar el ciclo todos los años y siempre con un arancel accesible.

El objetivo es brindar a la comunidad las herramientas para que puedan realizar sus propias creaciones artísticas, además de vivir la experiencia de una formación integral con docentes especializados y vinculados al ambiente artístico y cultural del país.