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Villa Mercedes: detuvieron a dos hombres por robarle a un vecino dos veces en el día

Por redacción
| 14 de diciembre de 2016
Secuestros. Hallaron dos televisores en lo de "Johnny". Pero el damnificado sólo reconoció uno. Foto: Comisaría 9°.

Jonathan Rodríguez y Maicol Acosta lo conocían de vista a Oscar Darío Luna. Los tres viven en un radio de dos cuadras y media. Y se cruzaban a menudo. Quizá por eso sabían cuáles eran los movimientos del hombre, cuándo estaba en su casa y cuándo no. La madrugada del lunes 5 descubrieron, aparte, que no hacía falta hacer demasiadas verificaciones para saquearle el domicilio. Entraron y, aunque la vivienda no estaba sola, no tuvieron inconveniente en robar a sus anchas. Pues el hermano de Luna, que había quedado al cuidado de la misma, dormía, sumido en una profunda borrachera. En ese primer hurto, además, se llevaron las llaves de la casa. Ese día, a la tarde, según la Policía, regresaron a lo de su vecino y le sustrajeron los electrodomésticos y herramientas que no pudieron arrebatarle antes.

 


Esa misma proximidad que les sirvió para robarle al hombre les jugó en contra después. Algunos vecinos los advirtieron cuando salían de lo de Luna con sus artefactos en brazos y a pie. Y, como iban a cara descubierta, les tomó apenas un segundo saber quiénes eran.

 


El damnificado vive en Bolivia 1606, con su hermano Orlando. Contó que durante la noche del domingo se había sentido mal. Sufre de asma. “Se me cierra el pecho y me tengo que hacer disparos con Seretide”, le detalló al juez Alfredo Cuello.

 


La madrugada del lunes se sintió tan mal que, a mitad de la noche, se despertó. “Me hice los disparos, pero tipo tres y media me fui al hospital”, dijo. En la casa quedó su hermano.

 


Cuando el damnificado se iba le encargó que por favor cerrara la puerta, la única de entrada y salida de la vivienda. “Ahí voy”, le contestó el hombre que dormía en su habitación, casi desvanecido por el alcohol.

 


A las 5 Oscar regresó. Desde la vereda notó que algo había pasado. En la entrada había ropa suya tirada, algunas prendas estaban sueltas y otras en bolsas blancas de nylon. La puerta del frente estaba entreabierta.

 


Cuando entró, el panorama era aún peor. Una de las puertas de su ropero había sido arrancada. Se habían llevado su radiograbador, sus herramientas, los papeles de su auto y los que dan cuenta de su discapacidad por problemas respiratorios.

 


Faltaba el viejo televisor, de 24 pulgadas, que tenía sobre la cómoda de su dormitorio. Los cajones de ese mueble estaban abiertos y sus prendas estaban desparramadas en el piso y sobre el colchón en el que todavía dormía Orlando.

 


Con el correr de las horas descubrió que también le habían robado una garrafa de tres kilos, ropa, calzados, los 10 mil pesos que ahorraba para comprarse una moto y un manojo de llaves.

 


Llamó a la Policía. A los pocos minutos, se acercó el personal de la Comisaría 9ª.

 


A las 8:30, aún con el trago amargo del robo, Oscar partió a Justo Daract por su trabajo. En su domicilio no quedó nadie.

 


Once horas después, cuando volvió, descubrió que le habían robado por segunda vez. Y, como la primera vez, ninguna abertura había sido violentada. Le sustrajeron el extractor de la cocina, un teléfono celular y dos lámparas de emergencia.

 


En el barrio ya rumoreaban quiénes habían entrado a lo de Luna. Los vecinos los habían visto. Eran "Johnny" Rodríguez y Maicol "Tomate un Vino" Acosta.

 


Ésas y otras referencias condujeron a los investigadores a dos domicilios. A lo de Acosta, en Colombia 497, y a una abandonada casona que el joven de 19 años suele frecuentar y es usurpada por diferentes familias, en Vicente Dupuy 497.

 


En la casilla rodante en la que Acosta suele descansar los policías encontraron un teléfono Blackberry, de carcasa blanca y con teclado, detalló el oficial principal Clemente Cobos, de brigada de calle de la Comisaría 9ª.  El celular era idéntico al que el damnificado había declarado como robado. Cuando el allanamiento terminó, “Tomate un Vino” fue subido a una patrulla y llevado a la seccional.

 


De esas primeras averiguaciones, con las horas se desprendieron las requisas en otros tres domicilios. Entre ellos, el de Rodríguez, en Santa Fe 468. En un dormitorio de esa vivienda encontraron un televisor, pinzas, destornilladores, martillos y una luz de emergencia como las que le habían saqueado al hombre de 45 años.

 


Cuando el juez Cuello indagó a los sospechosos ambos negaron haberle robado a su vecino. "Johnny" dijo que entre la noche del domingo y el transcurso del lunes estuvo en su casa y jugando al fútbol en una cancha del barrio Pablo Díaz. "Tomate un Vino" alegó casi lo mismo. Aseguró que en ese lapso estuvo en su domicilio, luego en lo de una tía de su novia, pero que en ningún momento fue a lo de Luna.

 


Ambos coincidieron también en que los elementos que la Policía les incautó se los había vendido una tal Dahiana. Según Rodríguez, la joven y otro al que llaman "Tarta" fueron a su casa, a las dos de la mañana, y le ofertaron un televisor por cien pesos. "Yo les pregunté si era de acá (el aparato), y ellos me dijeron que no, que era de ellos. Les pregunté porque yo no quería tener problemas y porque sé que a esa Dahiana le faltan un par de jugadores largos...", trató de explicarse ante el juez.

 


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