Así como el hip hop copó la música en los noventas o los pantalones nevados se apropiaron de los ochenta, siempre hay una moda latente. En los tiempos que corren la alimentación acapara el centro de atención de dos tipos de consumidores. Hay quienes son veganos y evitan el consumo de productos derivados de los animales. Mientras que los paleolíticos (o simplemente “paleo”) imitan la forma en que comían en el nacer de la historia.
En la provincia el primer grupo es más popular y las personas de entre 20 y 40 años son los principales referentes de esta iniciativa. Mientras que el otro contingente aún está en pañales, pero los nutrionistas aseguraron que en localidades tranquilas, como Merlo, hay personas que hacen culto del “paleo”.
Los veganos sostienen que lo suyo es un estilo de vida que respeta a los animales y que, además, mejora la salud. Su alimentación está basada en los productos de la tierra y evitan el consumo de seres vivos y de sus derivados.
Según expertos de la salud consideraron que este tipo de ideologías hace que tengan como beneficio un nivel muy bajo de colesterol malo, bajos triglicéridos y menos incidencia de obesidad, de episodios de resistencia a la insulina y de probabilidad de tener diabetes.
Aunque también advirtieron que ese plan alimenticio tiene carencias, por ejemplo la falta de vitamina D, zinc, vitamina B12, que es fundamental para formar los glóbulos rojos. Y dicen que se debe estar atento porque es una dieta que debe ser vigilada por un médico. Sin embargo, los veganos sostienen que los nutricionistas no le han sido de ayuda.
“Dentro de la práctica vegetariana hay distintos tipos y grados. Quienes no admiten ninguna ingesta de productos derivados de los animales (como el huevo o los lácteos) son denominados 'vegetarianos estrictos' o 'vegetarianos puros'. Aquellos que sí consumen leche se conocen como 'lactovegetarianos'; aquellos que consumen huevos son denominados 'ovovegetarianos', los que consumen ambos productos son 'ovolactovegetarianos', quienes ni se alimentan de nada animal ni usan productos provenientes o testados en ellos, se denominan 'veganos'. Finalmente quienes sólo se alimentan de fruta practican el 'frugivorismo'”, diferenció la nutricionista, Mercedes Dubó.
En la dieta vegetariana sí se acepta la cocción de los alimentos y el consumo de productos refinados (los más comunes son el azúcar y la harina), además de pastas blancas, frituras y alimentos en conserva o a los que se le han añadido colorantes o preservadores. Esto lo diferencia de otros tipos de dietas.
En cambio, la dieta paleolítica se basa en un régimen de alimentación que busca imitar la forma en que los ancestros se alimentaban antes de que se desarrollara la ganadería y la agricultura. Sus seguidores consumen verduras, frutas, frutos secos, carnes rojas, pescado, huevos y hierbas.
“Las personas que se basan en ese régimen se abstienen por completo de consumir azúcar, lácteos, alcohol, granos, harinas y, en general, todos los alimentos procesados. Miran con desconfianza a la papa, evitan los edulcorantes, utilizan aceite de oliva para condimentar ensaladas y manteca clarificada para cocinar”, detalló Dubó. Los libros de Loren Cordain y Robb Wolf, entre otros, son las guías de vida de los “paleo”.
A quienes profesan esos hábitos no les molesta que se hablen de moda aunque consideran que no es algo reciente ni que acapara la atención de desconocidos. Enseguida aclaran que esta “iniciativa” lleva dos millones de años, los mismos que los primeros habitantes que pisaron la tierra ya que las harinas, por decir un ejemplo, es un producto inventado por el hombre.
Los expertos en esa área y algunos médicos se atreven a decir que lo importante en las comidas no es fijarse si tienen grasa o no, sino atender a cómo vienen acompañadas. Para tener en cuenta, si la carne viene con grasa no hace nada, pero si se le saca la grasa y se la mezcla con harina, produce colesterol.
Los veganos aseguraron que los nutrientes que da el suelo son suficientes para estar saludables y, además, sirve para no interferir en la vida de ningún ser vivo. Mientras que los “paleo” sostuvieron que los cereales no son tan buenos como se piensa. Como dirían las madres de antaño, cada maestro con su libro.
En la ciudad de San Luis cada vez más hay comercios dietéticos y con comida sana que son una opción para los veganos y las personas que sufren del corazón o sobrepeso y necesitan otros hábitos alimenticios. En el último año, el espectro de oferta de este sector creció considerablemente.
“Si comer sano te obsesiona podrías sufrir ortorexia. Así se denomina el trastorno obsesivo que lleva al extremo la alimentación sana y que consiste en un control exhaustivo y cada vez más estricto de los componentes de los alimentos”, concluyó la nutricionista.
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