Crece el interés por el ayuno intermitente entre los puntanos

Una moda reciente o un método tan antiguo como el ser humano mismo. Eso es lo que refleja —en una primera impresión— el ayuno intermitente. Pero es mucho más. Abarca innumerables aspectos, entre beneficios y posibles contraindicaciones, que lo vuelven un tópico fascinante dentro del plano de la alimentación y la salud. Para tener una radiografía del tema, El Diario de la República consultó con profesionales. Se pudo advertir que el esquema aún está en auge, a razón de que calculan que el 70% de los pacientes consultan por la metodología. No todos llegan a aplicarlo.

De acuerdo a lo que especificó la licenciada en Nutrición, Vanina Garro, se puede definir como ayuno a un patrón de alimentación —no a una dieta— que alterna períodos de abstención total o parcial de comida y/o bebida con períodos de alimentación normal, de forma regular y controlada. “Cada día, todos ayunamos de forma natural en el período que va desde la cena hasta el desayuno, pero ayunar a otras horas del día no es algo nuevo para el hombre, la capacidad de desarrollar mecanismos y adaptaciones para sobrevivir y funcionar adecuadamente durante períodos de escasez de comida ha sido un factor clave en la historia de la evolución”, puntualizó.

“Un ejemplo de esas adaptaciones es la habilidad de cambiar del estado metabólico de glucólisis al estado metabólico de cetosis”, remarcó la mujer, quien además es profesora adjunta efectiva del departamento de Nutrición de la Facultad de Salud de la UNSL y directora del proyecto de investigación de Ciencia y Tecnología “Ayuno Intermitente y su impacto en la Salud”.

De acuerdo a lo que esquematizó, se puede dividir al ayuno intermitente en tres categorías principales, que pueden practicarse de forma diaria, semanal o mensual. El primero, aduce a la alimentación restringida en el tiempo y es el tipo más conocido. Consiste en efectuar un ayuno diario de 16-20 horas e intercalarlo con un período de alimentación de 4-8 horas. El famoso ayuno 16/8 pertenece a esta categoría y justamente alude a lo que sugiere: 16 horas de ayuno más 8 horas de alimentación.

En segundo término, se encuentra el ayuno de día alterno, que es la forma más estudiada. Se trata de realizar un día entero de ayuno, o de calorías muy reducidas, en torno a un 25% del consumo calórico habitual, e intercalarlo con una jornada de alimentación normal.

En tercer lugar, está el ayuno de día completo, que configura la concreción de un ayuno durante 1-2 días a la semana y una alimentación normal durante los otros 5-6 días.

“Todas las personas que quieran implementar el ayuno intermitente, primero, tienen que aprender a comer de manera saludable, priorizando alimentos de origen natural, comiendo como seres humanos, es decir, implementar el ciclo circadiano, que implica comer de día y no de noche, esto hará que se realice un reposo digestivo de 12 horas por el cual podrán comenzar primero y luego implementar el de 14/10 hasta alcanzar el protocolo 16/8”, indicó. 

En este sentido, es clave consultar con un profesional nutricionista, quien sabrá evaluar todos los pasos necesarios para tener un conocimiento del estado de salud de manera integral. Hacerlo por cuenta propia y bajo cualquier tipo de alimentos, no surte ningún efecto positivo. De nada vale evitar la comida por un lapso de tiempo y luego ingerir chatarra.

“El ayuno nos conecta con nosotros mismos activando la memoria de nuestros genes y cuando se practica con consciencia e incorporando alimentos de modo inteligente es un gran potenciador de la salud, no obstante, jamás debe practicarse como mecanismo compensatorio de una alimentación deficiente o excesiva. Repito, aprender a comer es clave antes de iniciarse en el ayuno”, enunció.

“Podemos decir que nuestros antepasados se alimentaban de alimentos naturales, como producto de la caza, recolección, posteriormente la agricultura, como nuevas formas de vida. Pasaban momentos largos de ayunas, por eso preservamos un gen ahorrador, el que ahorra energía a modo de prevenir hambrunas posteriores. La alimentación y los modos de alimentarse se han modificado junto a nuestras nuevas formas de vida. Así surgieron también los enlatados en momentos bélicos, para trasladar provisiones que pudieran perdurar por un tiempo indeterminado. Actualmente tenemos estadísticas alarmantes de sedentarismo, sobrepeso y obesidad. La clave para mejorar la calidad de vida comienza con la consulta médica, el ejercicio físico como parte del estilo de vida y la disminución de los empaquetados y comidas rápidas”, aportó por su parte la licenciada en nutrición, Natalia Belzunce.

El surgimiento del ayuno intermitente como tendencia nació con la pandemia y llegó para quedarse. San Luis no es ajena a esta realidad. Actualmente, proliferan en las redes sociales e internet contenidos alusivos que pueden causar confusión. De ahí, lo indispensable es recurrir siempre a un especialista que cuide la salud.